Para variar la semana empieza con una caraja de las grandes. Tanto que primero te levantas para trabajar, es lunes, crees que han acabado tus vacaciones y apenas has dormido por el desfase horario del fin de semana.
Te levantas, te duchas, corres y coges el tren por los pelos, empezamos corriendo para volver a la rutina de forma salvaje.
Aunque claro, algo dentro de ti te dice que va a ser un día torcido pero como cualquier ser humano, sacas esa idea de tu cabeza. Entonces llegas y comienzan las sorpresas, ves que hasta el miércoles no tendrías que ir currar y ahí estas, con legañas y un sueño de cojones.
Entonces decides aprovechar el viaje en balde e ir al gimnasio, entras, te vas a cambiar y descubres que con las prisas se te han olvidado la mitad de la ropa en casa, así que vuelves a tu querido hogar.
Entonces descubres que todas las escaleras mecánicas del metro parecen haberse puesto de huelga y no funciona ninguna. Suspiras resignado y bajas a pie rezando por no pegarte la ostia de tu vida, porque no hay nada mas peligroso que unas escaleras mecánicas que no funcionen.
Coges el tren y rezas a todos los dioses conocidos que no sufra ningún contratiempo y te deje colgado durante mucho tiempo, pero hoy no es día para rezar.
Así que tras 35 minutos para un viaje de apenas 10 llegas a casa y te pones a hacer la cama, la miras y una enorme tentación a volver a meterte, a esconderte dentro del bunker y no levantarte hasta mañana, se hace cada vez mas fuerte.
Finalmente decides ponerte delante del ordenador y escribir como ha empezado la semana, buscando lo bueno que debe haber en días como hoy y descubriendo que a veces se esconde realmente bien.
Te levantas, te duchas, corres y coges el tren por los pelos, empezamos corriendo para volver a la rutina de forma salvaje.
Aunque claro, algo dentro de ti te dice que va a ser un día torcido pero como cualquier ser humano, sacas esa idea de tu cabeza. Entonces llegas y comienzan las sorpresas, ves que hasta el miércoles no tendrías que ir currar y ahí estas, con legañas y un sueño de cojones.
Entonces decides aprovechar el viaje en balde e ir al gimnasio, entras, te vas a cambiar y descubres que con las prisas se te han olvidado la mitad de la ropa en casa, así que vuelves a tu querido hogar.
Entonces descubres que todas las escaleras mecánicas del metro parecen haberse puesto de huelga y no funciona ninguna. Suspiras resignado y bajas a pie rezando por no pegarte la ostia de tu vida, porque no hay nada mas peligroso que unas escaleras mecánicas que no funcionen.
Coges el tren y rezas a todos los dioses conocidos que no sufra ningún contratiempo y te deje colgado durante mucho tiempo, pero hoy no es día para rezar.
Así que tras 35 minutos para un viaje de apenas 10 llegas a casa y te pones a hacer la cama, la miras y una enorme tentación a volver a meterte, a esconderte dentro del bunker y no levantarte hasta mañana, se hace cada vez mas fuerte.
Finalmente decides ponerte delante del ordenador y escribir como ha empezado la semana, buscando lo bueno que debe haber en días como hoy y descubriendo que a veces se esconde realmente bien.
1 Comentarios:
Anda mikel k ya te vale, las vacaciones son sagradas. Mira k ir dos dias antes... Bueno espero k estes mejor de lo tuyo. El cafe kda pendiente eh? Un besote guapo
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