1/11/2016

DOS COLORES MENOS

Hoy hay otro silencio en la música y viendo que en este lado cada vez quedan menos, está claro que el otro lado el festival cada vez tiene mejor cartel. Pero no voy a hablar sobre su música porque dado que mi pasión siempre ha estado más atada a la imagen, me quedaré con esa película donde el malo tenía mucho más atractivo que cualquiera de los protagonistas.
Los que nacimos en los ochenta y tuvimos la suerte de conocer el cine sin ese demonio en forma de ordenador, sabremos que la nostalgia nos envuelve, porque esas películas estaban hechas con tipo de mano. El trabajo de artesanos como Jim Henson quien fue capaz de inventar a una rana reportera, una cerda vanidosa o Místicos y Skekses. Criaturas nacidas de trozos de tela que la magia del celuloide insufló de vida, deleitando a toda una generación, hasta convertirlas en clásicos para un niño ochentero como el que escribe.
Dentro del laberinto preside esa estantería.
Es una de esas películas que me gustan ver cada cierto tiempo, no por su belleza o su elaborado guion, ni siquiera podría decir que es buena. Simplemente creo que es perfecta, mágica, una mezcla exacta entre esa adaptación de la obra de Carroll pasada por un toque tétrico pero manteniendo esa belleza y humanidad, que otros directores como Del Toro o Burton han sabido explotar a la perfección.
Ese viaje de la heroína que emprende por un mundo loco, acompañada de Ludo o Sir Didymus a lomos de su perro, es simplemente un deleite visual y de obligado visionado para todo aquel niño que no quiera crecer de manera demasiado acelerada. Pero incluso con eso la película hubiera pasado desapercibida de no ser por el villano, el rey de los goblins y sus secuaces, con ese look ochentero o esa manera de tentar a la protagonista.
Bowie siempre será para mi ese rey.
Es mi recuerdo, más allá de sus canciones, siempre el villano que siempre quise ser y que deseaba en cierta manera que la protagonista perdiera. El niño no parecía estar tan mal con aquellos bichos nacidos de la mente de un genio y gobernados por ese ser de ojos bicolores capaz de reinventarse a sí mismo una y otra vez.
Lo dicho.

El festival en este lado de la puerta hoy a perdido a otro cabeza de cartel, lo bueno, que algunos ya les podrán verles cantar juntos.

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SOLAMENTE UNA PIEZA...