6/29/2014

ENTRE ZUECOS Y RELOJES

Pues tras diez días de pérdida transitoria del sentido del tiempo y un poco de esparcimiento personal, toca volver a enseñar el pasaporte para regresar a la rutina. Estas líneas aún son británicas, al menos durante las siguientes horas, luego simplemente formarán parte de una de las decenas de entradas que forman este espacio personal.
Si tengo que resumir esto en un adjetivo sería bueno.
Me gusta ver que la variedad cultural está a salvo en países como Holanda o Gran Bretaña, no digo que sean modelos perfectos ni mucho menos, pero al menos mantienen la esencia de lo que debería ser un ser humano y la intrínseca necesidad de expandirse y conocer nuevos horizontes.
Lo digo desde el conocimiento que da la causa, puesto en contra del 99 por ciento que visita Ámsterdam, ni he entrado a un Coffee Shop y el barrio rojo me ha parecido de lejos lo más feo de una ciudad que esconde cosas realmente increíbles. Cada museo, esquina o las decenas de clases de institutos o colegios que los visitan a diario realmente me ha hecho sentir envidia, esa variedad cultural, a veces empobrecida por ese triste resumen que se tiende a hacer de una ciudad, Ámsterdam es mucho más que putas en escaparates y pastelitos de marihuana, es un lugar acogedor donde puedes encontrar casi cualquier tipo de arte desde el genio Van Gogh hasta fotografía de lo más transgresora.
Con Londres me ha parecido algo parecido.
Ver que dos de los mayores museos sean gratuitos a la par de geniales me hace pensar que los del sur estamos haciendo algo realmente mal, puede que la gente no valore eso, aunque con el paso del tiempo luego nos arrepentiremos que lo único gratuito que nos quede sea ver los programas de cotilleo de la televisión privada.
Lo demás me lo quedo para mí.

Buena compañía y dos lugares a los que desearé volver algún día, suficiente para considerar sin lugar a dudas, un buen viaje.

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6/16/2014

GRACIAS

Cada día que pasa más creo que la vida es una puerta giratoria en la que entra y sale gente como si se tratase de una tarde de rebajas. Este planteamiento hace perder a veces la objetividad de los pequeños tesoros que se quedan dentro de esa puerta, las personas que de una manera u otra te ayudan a ser mejor a base de consejos o silencios según lo necesite la ocasión.
El secreto es saber separar el oro de la paja.
En esta ocasión me quiero centrar en aquellas que más me han ayudado a seguir haciendo lo que más me gusta, mi mayor satisfacción y a la par que quebradero de cabeza para equilibrar los gramos de cal con los de arena. Nunca he sabido cual eran los buenos o los malos. Simplemente me limitaré a hablar de ellas porque curiosidad o no las tres pertenecen al género femenino. Una por corregir todas mis patadas al diccionario cuando dejo que la imaginación supere a la ortografía en un intento por domar lo que la mayoría de las veces a mi me parece indomable. La segunda porque hace capaz de lo imposible, esa creencia en lo que hago cuando yo no lo hago, buscando a quien pueda trazar mis ideas o simplemente hacerme disfrutar del género de terror con los ojos entrecerrados y la única verdad que Prometheus no p
ertenece al buen cine, aunque tuerza el morro, jurándolo por las babas acidas o la teniente Ripley. La tercera porque su naturalidad a veces crea la pieza que falta para un final de libro que durante meses ha estado retorciéndote las neuronas, una leve frase en forma de interpretación y sin quererlo me ayudó a encontrar un final idóneo para la historia.
Gracias a ellas en Septiembre tendré terminado el borrador de estas historias cruzadas que durante tres años ha ocupado mi tiempo. A quien en algún momento lo lea y si les gusta que sepa que es gracias a ellas, yo simplemente me he limitado a escribirlo pero si en un par de meses puedo poner el punto y final a ello será a ellas.

Gracias a las tres.

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SOLAMENTE UNA PIEZA...