Ya esta aquí y como casi siempre llega como un pulpo en un garaje y nos pillan a todos con los pantalones bajados.
Un día hace sol, calorcito y te preguntas que como diablos puede hacer tanto calor en pleno octubre y disfrutas.
Al día siguiente baja la temperatura quince grados y sales de casa con una tiritando y con un frío de diez mil demonios. Llegas a la estación de tren y esperas pacientemente mientras el tren parece no llegar y ese maldito frío parece haber congelado hasta el dichoso tiempo.
Finalmente llega pero ya no hay solución y el frío como si fuera un actor de "La gran evasión" se te ha colado por cada rincón de tu cuerpo. Solo que hasta que tu cuerpo no llega a sentir el entumecimiento no llega el tren, matemáticamente probado.
Subes al tren y la calefacción esta a tope, te sientas y te apoyas contra la estufa intentando que tu cuerpo deje de tener ese color blanco cadáver.
Llegas, otra vez el frío y finalmente la mezcla esta servida, felicidades ya tienes moquillo.
Tu viejo compañero regresa como cada otoño y te acompañara hasta que llegue la primavera, con un poco de suerte cuando llegue la primavera te libraras de la alergia.
Así se comienza el otoño, sorbiendo como si estarías comienzo una sopa infinita, porque amigo, no hay klinnex suficiente para que tu amigo desaparezca.
Al día siguiente vuelves a coger el tren esta vez abrigado hasta los dientes y sin poder respirar. Tomas asiento y descubres que a todo el mundo les ha pillado el frío con los pantalones bajados, sorbiendo los mocos y pareciendo que viajas en un tren de cocainómanos, porque solo oyes el ruido de las narices de la gente.
En fin que se acabó lo bueno, las chicas en minifalda, los días tirados al sol, las cervecitas en terrazas. Solo nos queda esperar que el buen tiempo regrese pronto y que la gripe no os haga sudar tirados en una cama....a no ser que estéis acompañados.
Mientras tanto algo que recuerda a una buena noche de verano.
Un día hace sol, calorcito y te preguntas que como diablos puede hacer tanto calor en pleno octubre y disfrutas.
Al día siguiente baja la temperatura quince grados y sales de casa con una tiritando y con un frío de diez mil demonios. Llegas a la estación de tren y esperas pacientemente mientras el tren parece no llegar y ese maldito frío parece haber congelado hasta el dichoso tiempo.
Finalmente llega pero ya no hay solución y el frío como si fuera un actor de "La gran evasión" se te ha colado por cada rincón de tu cuerpo. Solo que hasta que tu cuerpo no llega a sentir el entumecimiento no llega el tren, matemáticamente probado.
Subes al tren y la calefacción esta a tope, te sientas y te apoyas contra la estufa intentando que tu cuerpo deje de tener ese color blanco cadáver.
Llegas, otra vez el frío y finalmente la mezcla esta servida, felicidades ya tienes moquillo.
Tu viejo compañero regresa como cada otoño y te acompañara hasta que llegue la primavera, con un poco de suerte cuando llegue la primavera te libraras de la alergia.
Así se comienza el otoño, sorbiendo como si estarías comienzo una sopa infinita, porque amigo, no hay klinnex suficiente para que tu amigo desaparezca.
Al día siguiente vuelves a coger el tren esta vez abrigado hasta los dientes y sin poder respirar. Tomas asiento y descubres que a todo el mundo les ha pillado el frío con los pantalones bajados, sorbiendo los mocos y pareciendo que viajas en un tren de cocainómanos, porque solo oyes el ruido de las narices de la gente.
En fin que se acabó lo bueno, las chicas en minifalda, los días tirados al sol, las cervecitas en terrazas. Solo nos queda esperar que el buen tiempo regrese pronto y que la gripe no os haga sudar tirados en una cama....a no ser que estéis acompañados.
Mientras tanto algo que recuerda a una buena noche de verano.
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