Siempre que miras ese gran trozo de queso que puebla cada noche el cielo comprendes que es demasiado para ti.
Es la luna, esa esfera blanca que los días de frió parece una vigilante inmóvil, que observa cada uno de tus movimientos o lamentos.
Sin embargo hay días que el frío no es suficiente, que decides mirar al cielo y señalarla para que se dé por aludida.
Hay días en los que da igual el frío, el calor de una sonrisa es mucho mas potente.
Hay días en los que la lluvia se evaporan en tormentas de conversaciones.
Hay días que el invierno no impide pasear por las calles.
Hay días en los que cuando miras al cielo, la luna te sabe a poco.
Renaciendo
Hace 9 años
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