La verdad que hoy a vuelto el frío, ciertamente no se ha ido en la última semana y amenaza con quedarse.
La nieve era divertida de crío, cuando no tenías otra cosa que empaparte con ella a base de bolazos y muñecos, pero ahora, cuando te toca currar con ella es realmente asquerosa.
Odio la nieve.
Odio que el termómetro se parezca a la crisis y no levante ni diez miseros grado y eso que no pido tanto, pero joder, aguantar muchos días mas así y mi neurona acabará congelándose.
Si he dicho neurona porque creo que solo me queda una, tenía otra, pero esta se suicidio en verano, cuando las lluvias predecían el invierno de perros que estamos viviendo.
Lista la neurona, no ha tenido que aguantar ni las navidades ni el síndrome post año nuevo, la crisis y la gente andando como locos.
Aunque hay cosas buenas, la gente esta tan helada que ya ni discute, simplemente corren de un lado para otro intentando que su piel no se ponga blanco nuclear.
Así paso mis días, con las ideas heladas y sin otra cosa que desear llegar a casa y volver al calor y comodidad que la calle no te da.
Porque si algo es realmente penoso es sin duda la oscuridad de las seis de la tarde, cuando ya casi no hay gente y tu piensas que llevas una eternidad caminando y apenas han pasado 20 minutos.
En fin, que he vuelto al hogar y por hoy ya no me toca ver a mas a los putos pinguinos, tan solo quiero meterme en mi bunker en forma de nórdico y taparme haciendo el bicho bola.
Mañana será otro día, con un poco de suerte me encuentro al Yeti y le pido un autógrafo.
La nieve era divertida de crío, cuando no tenías otra cosa que empaparte con ella a base de bolazos y muñecos, pero ahora, cuando te toca currar con ella es realmente asquerosa.
Odio la nieve.
Odio que el termómetro se parezca a la crisis y no levante ni diez miseros grado y eso que no pido tanto, pero joder, aguantar muchos días mas así y mi neurona acabará congelándose.
Si he dicho neurona porque creo que solo me queda una, tenía otra, pero esta se suicidio en verano, cuando las lluvias predecían el invierno de perros que estamos viviendo.
Lista la neurona, no ha tenido que aguantar ni las navidades ni el síndrome post año nuevo, la crisis y la gente andando como locos.
Aunque hay cosas buenas, la gente esta tan helada que ya ni discute, simplemente corren de un lado para otro intentando que su piel no se ponga blanco nuclear.
Así paso mis días, con las ideas heladas y sin otra cosa que desear llegar a casa y volver al calor y comodidad que la calle no te da.
Porque si algo es realmente penoso es sin duda la oscuridad de las seis de la tarde, cuando ya casi no hay gente y tu piensas que llevas una eternidad caminando y apenas han pasado 20 minutos.
En fin, que he vuelto al hogar y por hoy ya no me toca ver a mas a los putos pinguinos, tan solo quiero meterme en mi bunker en forma de nórdico y taparme haciendo el bicho bola.
Mañana será otro día, con un poco de suerte me encuentro al Yeti y le pido un autógrafo.
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