DEJA VU

La verdad es que entre la lluvia, las vacaciones del sol y que la única luz que recibes a partir de las 6 de la tarde es tan artificial, como solo las farolas pueden ofrecer.
Es sobre esas horas cuando sientes que tu vida se ha convertido en un Deja Vu continuo y cada día mas profundo, mas lineal y que te devora un poco mas cada día.
Intentas escapar de esa rutina que te ahoga y descubres que realmente es difícil.
Te levantas, ducha, coges el tren y un metro, así día tras día siempre a las mismas horas y esclavo de los horarios.
Te viste de Pikatxu, si, de pikatxu gigante pero sin echar rayos por el culo y pateas las mismas calles, ves los mismos coches, las mismas caras y tomas café a la misma hora y en los mismos sitios.
Vas al gimnasio, te duchas y te vuelves a vestir de Pikatxu por segunda vez en cada día
y la noche hace que las farolas te descubran lo triste que son las ciudades de noche en Enero.
Lo jodido de esta rutina, es que solo la rompen malas cosas o mejor dicho, personas que creen que tienes una diana.
Solo hay que contar a los mil y un jubilados (Antes de seguir, he de decir que los viejillos me parecen adorables, llenos de historias y anecdotas dignas de ser escuchadas...los que me revientan son los jubilados ociosos y sin nada que hacer) pues eso, que hay viejos que probablemente los echen de casa, hartas de sus tonterías y cuando te ven por la calle sacan al humorista que llevan dentro.
El problema reside cuando no tienen ni puta gracia y claro, en defensa del buen sentido del humor les contestas con ironía y cinismo. Extrañamente en sus mentes solo cabe la posibilidad de vacilar, no que les vacilen.
Luego están los que piensan que eres un centro de información, los que piensan que están tratando con un perro a silbidos o los mejores, los que piensan que andan en el monte perdido y se dedican a gritar como posesos.
Es en esos momentos cuando desearías haber aprendido a echar rayos por el culo...en fin, solo estos momentos, escribir me relajan y me demuestran que la rutina se puede combatir con pensar en buenos momentos, describiéndolo en unas pocas líneas y hacer un poco de ruido en el silencio de la noche y joder a la rutina, porque sino a la chita callando nos hará acostumbrarnos a silbidos, gritos y mal humor, hasta que nos olvidemos nuestros propios sueños.