SOLEDAD

Somos seres racionales y por ello sentimos, por ello somos especiales y únicos...aunque a veces nos gustaría ser un simple animal.
No tener que sufrir por pensar, no tener que sentir por no sufrir y por ello nos disfrazamos de animales, de seres irracionales que hacen una rutina, que se mantienen ocupados con algo mundano y aburrido para no tener que pensar.
Entonces llega la soledad, es donde volvemos a ser racionales, a ser únicos y como tal, abrimos de nuevo nuestros armarios y sacamos a los muertos.
Los muertos en forma de recuerdos, de pensamientos y frases hechas donde nos aseguramos que cualquier tiempo pasado fue mejor.
La putada surge cuando realmente es cierto.
Nos equivocamos, es natural y como buenos humanos nos fustigamos hasta la saciedad por nuestros errores, solo vemos eso, el error que desencadeno la caótica vida que vivimos.
Nos hacemos fuertes en nuestro bunker personal, detrás de sonrisas para esconder que se preocupen por ti, detrás de nuestros miedos a no poder soportar otro revés de la vida.
No somos objetivos, sino sentimentales, nos dejamos vencer por el desasosiego y nos machacamos con las cosas que pudimos cambiar y no lo hicimos.
Debemos ser objetivos y ver todo el cuadro. Hacernos responsables de nuestros actos y comprender que a veces la situación nos supera, sin que podamos hacer nada ni actuar de otra forma.
No podemos encerrarnos eternamente, si algo se tapa acaba pudriéndose, debemos comprender que no podemos eludir nuestro dolor eternamente, tenemos que asumirlo, mirarlo a la cara y pensar que darse otra ostia no implicará que el mundo deje de girar.
Descargar nuestras palabras y asumir que puede ir para bien o para mal, pero debemos pelear la guerra que nuestra soledad nos plantea porque no podemos sufrir eternamente.
Solo quedan dos salidas o se convierte de nuevo en algo bueno o lo dejamos atrás y seguimos viviendo.
Pase lo que pase y aunque creamos lo contrario jamás estaremos solos, siempre quedará alguien para volver a levantarnos.