Piloto de segundos sabiendo que ya no se repetirán, instantes únicos que hay que agarrarlos al vuelo hasta esperar a que llegue el siguiente.
Sabiendo que la muerte esta presente en cada esquina, bajo su macabra ruleta, sin saber si serás el siguiente, si te quedarán mil cosas por hacer antes que venga a por ti.
Si te quedan mil cosas por decir.
Son estos días cuando la ves cerca, tan cerca y tan barata como unos miseros miles de euros y te asustas, te horroriza el pensar lo fácil que es apagar una vida con cuatro balas carentes de palabras.
Eso es lo que te hace sentirte porque te toca cerca, casi la sientes resoplandote en la nuca como tu eterna amante, lo sientes porque casi la has visto...pero lamentablemente este es jodido mundo en el que vivimos.
La muerte resopla miles de veces al día, en miles de lugares y de miles de formas pero esta demasiado lejos para sentirla.
Esta semana quizás he superado uno de mis mayores bajones de mi vida, de esos que quieres morirte, por lo menos el lunes.
El martes saque la cabeza del fango, volví a mirar hacia arriba porque no me parecería justo para todas las personas que están a mi lado. Salir por tu propio pie, levantarte o a cuatro patas, da igual ya no puedes hundirte mas, ya te has hundido demasiado.
Ayer comprobé que el desamor no es un problema como para sacarlo de quicio al leer un periódico y hoy he comprobado que todo tiene una solución, hacerte un kamikaze.
Kamikaze de los segundos, tirarte contra ellos y en vez de esperar a la vida ir a su encuentro, sin miedo, sin pena, sin culpa, solamente siendo tu, con tus miserias y virtudes.
No puedes esperarla o intentar huir de ella, nada de eso funciona, lo digo por experiencia yo lo he intentado.
No puedes disimular que nada ha pasado, que sigues bien porque no es cierto, pero no implica que no puedas seguir atacándola sin descanso.
No hay que pensar demasiado, es mejor sentir, aunque se sufra, lo importante es sentir y si luego te revientan, pues que te quiten lo sentido.
Vas a sufrir y seguramente perderás pero aun así siempre te quedaran refugios para curar tus heridas, conversaciones, amigos, lugares, palabras... Cualquier cosa para que puedas recuperarte esbozar de nuevo tu media sonrisa, ponerte otra tirita y de nuevo contra ella.
Entonces cuando notes un frío aliento en tu nuca, no tendrás nada en tu tintero por hacer.