11/29/2010

LA AÑORANZA DE UNAS NOTAS

A veces el tiempo pasa tan deprisa que ni nos da tiempo a valorarlo, a saborearlo o recordarlo.
Nunca para y los recuerdos, buenos o malos, se apiñan en forma de espiral infinita en nuestra cabeza, sin remedio, como si simples trastos en deshuso se tratasen.
Este año ha dado para mucho, un año ya desde que mochila en mano, saltamos un gran charco, anduvimos perdidos en una selva o subiendo montañas donde el viento soplaba con tan mala ostia, que se alojaba en los huesos.
Un año de brindar a base de whisky en el fin del mundo, de reencuentros para cerrar heridas creadas por la estupidez o conocer a nuevas personas que ocuparon desde el instante del primer "kaixo" un hueco en tus apilados recuerdos.
Un año de lágrimas, dolor y sobre todo vacío por perdidas importantes, pero también, un año de buenos momentos, risas, confidecias y alguna locura de esas que te hacen rejuvenecer a pesar que tu DNI no mienta nunca.
Es asociar esos momentos a unas notas musicales y pensar en los que vendrán, porque estamos en el mitad del camino para volver a cruzar ese charco.
Por eso esta canción, que primero sirvió para escribir un bonito relato y después se convirtió en banda sonora del final de una divertida aventura, llenas de anecdotas, camas rotas, esperas en aeropuertos o visitas fugaces al pueblo de los elfos.
Es porque son estos detalles, estas canciones, las que nos recuerdan los buenos momentos y nos hace esquivar los baches del presente a base de las sonrisas del pasado, sabiendo que todo esto no se trata de un punto y final, sino, de uno y seguido.
Porque mientras se tengan ganas de crear sueños, se podrán crear buenos recuerdos.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...