La verdad es que llegan momentos en los que intentas hacer lo correcto, que sabes cosas que no deberías saber o intuyes sensaciones que no deberías intuir. Son momentos en los que te pierden las formas, a veces, bueno mejor dicho siempre porque así a sido y la gente que te conoce lo sabe y sobre todo lo ha sentido o vivido. Pero como en todo llega el día que te das cuenta que es mejor no mirar o preguntar, mas que nada porque si algo es cierto es que cada uno se hace daño como le da la gana, en eso cosiste el libre albedrío. Elecciones del camino que cada uno tenemos que tomar y a veces, esta vez si es solo a veces, te gustaría ser mas insensible ante lo que te rodea, ante lo que ves y poder esbozar la sonrisa falsa y la palmadita en la espalda hueca, sorda, esa que te hace sentirte mejor a ti que al que la recibe. Tal vez sea los años y que ya este suficientemente bien rodeado de personas como para saber que estoy tan protegido como querido, que no necesito hacer daño para que se fijen en mí y que me molesto por observar a mi alrededor y valorar el daño de mis balas antes de sacar la pistola. Puede que no sea así en todos los aspectos de mi vida, pero si algo he aprendido es a mantener cerca a la gente "que me aporta algo" como diría una buena amiga, que me llena y que no necesito verles para saber que están ahí. Por eso quizás antes lucharía mas por algo en lo que crees, que sabes y que no es una idea loca de tu cabeza...pero ya no. Porque yo tengo mis batallas, mis luchas y sobretodo mi pequeña montaña rusa que muy poca gente ha logrado ver en directo. Así que optaré por no saber nada, por mantener mis juicios ante lo que me parece lamentable para mí o mis confidentes y seguiré montando mi puzzle que este año ha vuelto a crecer en forma de una nueva compañera adicta a esto de escribir pensamientos en papel. Seguiré mi camino, mis sueños y si lo tengo que cerrar los ojos para no ver la ostia, o me quedaré mudo por mucho que sepa u oiga, porque a fin de cuentas, ya tenemos una edad y mi lado frío y egoísta me dice puesto todo en una balanza, probablemente sean mayores las perdidas, porque a fin de cuentas, con borrar lo que no te gusta ya se puede ser feliz. Para aquellos supervivientes de mis huracanes emocionales, que pensaron que debajo del miedo y el dolor había algo que valía la pena darle una segunda oportunidad. Esta canción me encanta para vosotros y el que no le guste que se tape los oídos, estas líneas para vosotras y el que no le guste que cierre los ojos. Gracias.
A veces el tiempo pasa tan deprisa que ni nos da tiempo a valorarlo, a saborearlo o recordarlo. Nunca para y los recuerdos, buenos o malos, se apiñan en forma de espiral infinita en nuestra cabeza, sin remedio, como si simples trastos en deshuso se tratasen. Este año ha dado para mucho, un año ya desde que mochila en mano, saltamos un gran charco, anduvimos perdidos en una selva o subiendo montañas donde el viento soplaba con tan mala ostia, que se alojaba en los huesos. Un año de brindar a base de whisky en el fin del mundo, de reencuentros para cerrar heridas creadas por la estupidez o conocer a nuevas personas que ocuparon desde el instante del primer "kaixo" un hueco en tus apilados recuerdos. Un año de lágrimas, dolor y sobre todo vacío por perdidas importantes, pero también, un año de buenos momentos, risas, confidecias y alguna locura de esas que te hacen rejuvenecer a pesar que tu DNI no mienta nunca. Es asociar esos momentos a unas notas musicales y pensar en los que vendrán, porque estamos en el mitad del camino para volver a cruzar ese charco. Por eso esta canción, que primero sirvió para escribir un bonito relato y después se convirtió en banda sonora del final de una divertida aventura, llenas de anecdotas, camas rotas, esperas en aeropuertos o visitas fugaces al pueblo de los elfos. Es porque son estos detalles, estas canciones, las que nos recuerdan los buenos momentos y nos hace esquivar los baches del presente a base de las sonrisas del pasado, sabiendo que todo esto no se trata de un punto y final, sino, de uno y seguido. Porque mientras se tengan ganas de crear sueños, se podrán crear buenos recuerdos.
Estos son los momentos intimos, los domingos de madrugada donde la cabeza no piensa y solamente los dedos teclean sin pensar dos segundos antes de escribir.
Son líneas que mañana querrás borrar y sin embargo no lo harás porque a fin de cuentas son estas palabras las que se esconden en la sombra de tu sonrisa.
Hace tiempo que perdí en el juego de querer, lo sé, lo siento y sobre todo lo pienso, que eso es lo mas grave.
Sientes que tal vez caíste al abismo por no saber parar a tiempo.
Disfrutaste de tus años locos, de tus noches bañadas en alcohol y tus horas de pasiones incendiarias...buenos recuerdos, pero recuerdos a fin de cuentas.
Ahora solo te queda un baúl desordenado.
Es triste pero desearías saber donde se puede mendigar o por lo menos recuperar ese amor que perdiste, no hablo de una persona física, sino de un sentimiento.
Observas en silencio a tu alrededor y solamente ves como la gente sigue adelante, como tus compañeros de locuras ahora son dulces presos de unos labios, de una pasión y sobre todo de un amor que tu añoras, envidias y suplicas.
Amor que aunque efímero, les consume con dulzura, les apasiona con locura y sobre todo, les golpea el corazón con tal violencia, que hasta tú logras escucharlo.
Es raro no sentir lo que nunca quisiste perder en el camino.
El whisky ya no sabe tan bien, ni los brindis, ni la fiesta cantando etílicas canciones olvidadas para las nuevas generaciones.
El sexo a dejado de ser divertido, es algo físico, momentáneo y tan satisfactorio como lo que dura en apagarse el último gemido...añorando un abrazo, un buenos días monótono o un bunker los días de lluvia bajo el nórdico.
Aunque sobre todo tu has dejado de ser la misma persona, piensas e intentas prever los pasos que vas a dar y calcular los errores que cometiste cuando pensaste que tu vida loca iba a ser eterna.
Ahora, con menos pelo, mas ojeras y las arrugas bien situadas, te preguntas en que momento te equivocaste de camino, cual fue el día que lo ilógico dejo de ser divertido.
Tal vez sea que hoy el cielo a escupido tanto agua como para ahogar cualquier sueño o ilusión, seguramente sea que odio sentir la soledad de un taxi de madrugada o simplemente que una copla a las seis de la mañana siempre se me atraganta.
Quizás sea porque alguna noche de verano, de esas que el calor te hace sudar, vendí mi amor al diablo por poder escribir estás dos líneas sin borrón.
Seguramente fue porque nunca aposté para ganar y cuando lo hice útilice una baraja tan marcada que hasta yo hice trampas...
...El maestro resume bastante bien mi estado con esta canción
Son estos días de lluvia y frío los que nuestra cabeza suele ser mas caprichosa, tanto como para ponerse a recordar, y siguiendo el ritmo que marcan las gotas de agua contra el cristal de tu ventana, sientes como la morriña se apodera de tu cuerpo a la par que recuperas los grados que perdiste en la calle.
Tal vez sea que necesitas ese calor para volverte a levantar de la cama, para no decidir invernar hasta que el sol regrese a iluminar las calles. Sentimientos incontrolados que golpean tu cabeza como el tambor de una pistola, girando a una velocidad que no podemos controlar ni medir.
Es nuestro particular juego de la ruleta rusa, donde las balas son nuestros recuerdos y nunca sabemos cual de ellos va a golpear nuestra cabeza.
Pueden ser dulces, de esos que te hacen dibujar una sonrisa en la boca por un pasado lleno de buenos momentos, de brindis de noches de locura, de pequeños detalles o grandes viajes con vistas que se quedarán grabadas en tus retinas por mucho tiempo.
Sin embargo todo tiene una cruz y son esas pesadillas disfrazadas de momentos pasados, en los que las lágrimas, las acciones que sufrimos o causamos dolor, la hiel de las despedidas o las cosas que te quedaron el en tintero, se despiertan del lado mas sombrío de tu cerebro.
Son recuerdos que te golpean el pecho, te dejan sin aliento y te hacen creer que a veces sería necesario un botón de reseteo detrás de la oreja.
Pero somos lo que somos por la suma de esos recuerdos, los del placer o el dolor, los de la lágrima o la sonrisa, los buenos o los malos...
...porque somos dueños de nuestro presente, deudores de nuestro pasado e ignorantes de nuestro futuro.
Semanas como la que nos está tocando sufrir nos hace plantearnos cosas, como por ejemplo, si aún seguimos queriendo al gris Bilbao.
Miras por la ventana y solo ves lluvia, frío y esa sensación que el viento se convierte en un okupa de tus huesos, de esos que no puedes desahuciar ni acelerando el paso.
Son días de convertirnos en cebollas andantes y al mirarnos al espejo sentimos nostalgia de nuestros pantalones cortos y camisetas de tirantes.
Es salir a la calle con menos movilidad que el muñeco Michelin, andando buscando un refugio bajo los tejados, cuando el cielo se mosquea y nos deleita con una tormenta que nada tiene que envidiar al diluvio universal.
Son días en las que siempre tienes las manos ocupadas, con un paraguas, una bolsa o cualquier otro objeto que no te permite esconderlas en los bolsillos.
Es el deseo que lleguen las ocho, poder regresar a casa y poner la calefacción para perder ese color morado que delata nuestra procedencia.
Son momentos de mal humor, de prisas, de esquivar varillas asesinas o evitar que los coches te salpiquen al pasar a toda velocidad junto a ti.
Por eso aunque bien cierto es que saltar sobre los charcos es algo divertido y que ver la lluvia caer es romántico para algunas personas, permitirme cagarme en los muertos de Gene Kelly y su cántico alegre, porque igual es divertido mojarse un día a año, incluso al mes, pero quería ver como cantaría si se mojase a diario.
Así que en eso estamos, a las puertas del fin de semana y con la operación manta y atrincherarme en casa, con una peli y mucho mucho estres por acabar a tiempo un libro que no pensaba que se convertiría en una historia CASInterminable.
No me obligues, no fuerces al silencio con el mas duro de los sacramentos, no quiero, tan solo te pido que no lo hagas.
No soy un tipo de promesas, pactos al corazón o apretones de manos bañados en un "para siempre" manchados de sangre.
Solo prométeme que no me prometerás nada.
No me brindes un puñal con el que pueda asesinar el pasado, cuando el futuro se lleve las palabras, cuando los hechos violen los bonitos recuerdos del presente.
Presente, un tiempo verbal que no entiende de sueños ni sentimientos.
No te ataré a las cadenas de las sílabas, de pulseras de la eterna amistad.
Yo te prometeré que jamás te prometeré nada.
Tan solo cumplir los sueños según aparezcan, sin círculos en rojo en ningún calendario como un simple recordatorio.
Brindando por el minuto que marquen la agujas del tiempo, sin pensar mas lejos del instante de disfrutar de una copa rebosante de amistad.
No pactes con tu boca ningún mandamiento eterno, por si mañana nuestros caminos tengan distintos destinos.
Que sea una despedida sin cuentas pendientes, reproches o miradas esquivas.
Tan solo con el peso de un saco repleto de buenos momentos, alguna lágrima de tristeza y el deseo que tan solo sea un hasta luego.
Tal vez sea nuestro egoísmo, nuestra forma de adaptarnos o simplemente que somos inconformistas por naturaleza. Siempre buscamos llegar un poco mas lejos, un poco mas de lo que queremos y conformarnos no entra dentro de nuestras posibilidades. Estamos sometidos a la continua evolución de nuestro entorno, a estar siempre alerta a cualquier cambio y evitar que algo dentro de nosotros se extinga sin remedio. Es por lo que nos formamos barreras, a veces físicas, otras psicológicas hacia lo desconocido, basadas en su mayoría en malos recuerdos del pasado, esos que marcan a fuego nuestra forma de ver las cosas que nos rodean. Buscamos siempre un poco mas, un paso mas lejos del que hemos llegado y forzamos la máquina, sin entender, que a largo plazo pasa factura y esos pagos, no se pueden posponer con ninguna prologa. Los dolores que nuestro cuerpo siente al levantarse después de un exceso, suelen ser un síntoma que algo no funciona como debería en nuestro interior y como si de una alarma roja se tratase, nos muestra que ese no es el camino que debemos seguir si queremos llegar a viejos. En cuanto a lo psicológico, es quizás mas peligroso aún. No hay alarmas, ni luces, simplemente nuestro juicio de valores sin baremos establecidos, para buscar el equilibrio con nuestro entorno. Nos basamos en hipótesis o en soluciones de casos pasados, que si bien se parecen en las formas, nunca son idénticos en las maneras. Cada persona es un mundo, cada mundo una persona y por lo tanto no podemos generalizar las acciones. Sin embargo lo hacemos. Tendemos a estirar la confianza de la gente que nos rodea, como si de una goma se tratase, como si pensáramos que nunca se romperá...hasta que lo hace, nos golpea en la cara y recibimos la dolorosa caricia de un latigazo de sensanciones. Enfrascas a tu entorno en una utopía y aunque en un primer momento te preocupas por su comodidad, con el paso de los días, das por supuesto, que como no se quejan, estarán cómodos. Ahí esta el error de nuestro egoísmo. Nuestro deseo de dar otro paso, sin mirar atrás, sin pensar que tal vez no solo seamos nosotros los que estamos en un momento de agobio, malo o simplemente con el pie torcido. Es nuestra forma de intentar hacer sentir al corazón, como si de un amigo mas se tratase y nos engañamos diciendo que seguramente podrá sentir algo especial, como si de una mala película romántica se tratase, aunque este sordo en un primer momento. Confundimos amor con sexo, atracción con cariño y así, la pequeña bola de nieve acaba convirtiéndose en una avalancha que nos sumerge en un mar de dudas, que lejos de enseñarnos el final del túnel, nos hace cerrar los ojos. Por eso, el termino la confianza da asco, es quizás la mayor verdad que se esconde entre nuestras miserias, porque si somos capaces de hacernos sufrir, mentir y mirar hacia otro lado cuando matamos a nuestros sentimientos por los instintos, que no seremos capaces de hacer cuando el objetivo es alguien menos íntimo, alguien como un íntimo amigo o amiga. Por eso, tal vez es hora de no perder el norte, de no dar por sentado que seguir caminando a ciegas, hará que la gente que dejo atrás me siga esperando, porque a fin de cuentas, toda paciencia tiene un límite y por mucho que te quieran, te respeten o te mimen, todo puede acabar si tu no devuelves cada uno de esos altruistas sentimientos, dirigidos a tu egoísta corazón. Así que es mejor no olvidarse de parar en el camino y buscar las miradas de tu pasado, fumar un cigarrito y esperarlos cuando tu carrera comienza a ser demasiado rápida para que puedan seguir tus pasos. A fin de cuentas, nunca sabes cuando vas a tropezar y solo, las ostias duelen mucho mas.
Si alguien pregunta por este fin de semana, una sonrisa se dibujará en mi boca, al pensar que después de unos días de tensión, por fin toca disfrutar durante unas horas.
Desde hoy a la tarde me declaro en huelga de neuronas hasta nuevo aviso, bueno no todas, que hoy a la tarde tengo que enfundarme mi sombrero de Indiana Jones y buscar una hora H en un día D perdida en una calle desconocida.
Y hasta ahí puedo leer.
El sábado tendré que pasar unas horas disfrazado pero sin quitarme el buen humor porque creo que estos dos días no permitiré que nada me haga que un brindis me sepa amargo.
Me dan igual los juicios de moral o lecciones de la vida, cada uno tiene sus piedras con que llevar y por eso, no voy a entrar a discutir sobre el particular visión personal de lo que significa el día a día.
Porque este fin de semana comeremos en el infierno...o por lo menos en el primer piso, que es lo mas cerca que estaremos.
Un elenco de exquisitos comensales, donde los piratas de la red, un ingeniero panadero, un payaso fosforito que hace el mal, una psicóloga que teme por su cordura cada vez que pasa la aduana, un técnico de prevención patoso o una reina republicana dispuesta volver a reinar.
Este elenco de personajes, como en una novela de Agatha Christie donde esperemos que no habrá ningún asesinato.
Bueno ya por pedir, esperemos que la sangre y los golpes nos pasen de largo, pero dado nuestra falta de habilidad sería casi un milagro.
Todo ello bañados con unos buenos conciertos y brindis que terminarán casi con seguridad con una resaca y la boca pastosa con forma de cenicero.
...Pero como dice la canción ¡QUE NOS QUITEN LO BAILADO!
Antes de empezar quiero dejar claro que esto es una dramatización, no basado en hechos reales y sobre todo que adoro a mi Ama...
La simbiosis que se crea entre madre e hij@ va mas lejos de un cordón umbilical, es una deuda que se adquiere desde que estamos en el útero materno y se extiende durante los demás años de la vida.......Y MENUDA DEUDA!
Todo empieza con gestos y caricias.
Tu lloras, ella te enchufa a su teta...si supiéramos el precio que hay que pagar en el futuro por esa acción, aprenderíamos a hacernos un par de huevos desde nuestro primer día de vida.
Luego creces y comienza la lucha de poder por el dominio de territorios hostiles...la cocina en la hora de comer.
Tu ama te exige que te comas las acelgas y tu que no te las comes.
La eterna lucha entre el bien y el mal, entre una dictadura y un rebelde sin causa. Una lucha que en el momento que observas que alguien de tu casa no come lo mismo, vences porque si "Aita" no come acelgas tú tampoco.
Te sientes grande, imbatible y capaz de vencer cualquier batalla que venga de ahí en adelante...Ays!! estúpida inocencia.
Nos crecemos con los pasos de los años y pensamos que somos mas inteligentes que nuestras progenitoras, hasta que rozamos la estupidez mas absurda.
Venimos de fumar a escondidas y tras meternos veinte chicles de menta en la boca, llegamos a casa y llega el contacto con nuestra madre, ese olfateo de sabueso que nos descubre con esa gran pregunta interrogatoria "¿Has fumado?" y la respuesta estúpida "Que va Ama! Habré estado en algún sitio con humo"...¡Y nos quedamos tan panchos!
Aunque la cosa mejora mucho cuando llegamos borrachos y aun tenemos las narices de decir que es porque algo nos ha sentado mal...oír para creer!!
Pero nada, crecemos y la casa comienza a ser demasiado pequeño para tanto gallo de pelea.
Todo comienza con una desinformación digna de una película de espías, cuando intentas pedir una cosa a tu madre y ella te remite a tu padre, se lo pides a tu padre y se remite a tu madre...y así se van pasando la patata caliente, mientras piensas que lo mejor sería contratar a un abogado.
En esa época llega el momento de frases como "A ver cuando decides marcharse de casa" y entonces cuando se produce el llamado efecto imán y tu madre te llama casi a diario para preguntarte a ver cuando vas a visitarla que parece que te has olvidado de ella.
Y la pregunta es...¿Es un gesto de amor maternal?
Respuesta...Error!!
Lo que pasa es que ha entrado en la fase de comparativas, primero con el tema laboral, menos personal e invasivo, algo como "¿Sabes fulanito ha conseguido un gran trabajo con grandes posibilidades de promocionar?" En el segundo plato comienza el sutil toque "Sabes quien se casa? Menganita" y ya es en postre cuando el ataque es directo y sin compasión "¿Cuando te vas a echar novia?"
La guerra ha empezado de nuevo y te dan ganas de decirle que Fulanito se va a gastar todo el sueldo en empolvarse la nariz y su promoción va a ser para "Proyecto hombre" o que Menganita va a tener que tener que poner puertas de dos metros para poder entrar por las puertas con los cuernos que tiene.
Pero callas y respiras hondo, pensando que si cambias el tema y hablar sobre lo bien que le sale el arroz con leche, podrás conseguir una tregua.
Sin embargo cuando la presa a probado la sangre ya no suelta.
Así que te contesta que tu no podrías hacer ese arroz, que a saber que comerás en casa, que seguro que no sabes poner la lavadora y un largo etc, que no es otra cosa una táctica de distracción para que caigas en sus redes.
Entonces te calientas, la preguntas si cree que vives en la selva
Ella te responde que si sabes cuando se pasa el arroz.
Tu contestas que no.
Y ella sentencia "Pues ya se te esta pasando, así mas vale que te eches novia"
Touche!!!
Aunque llega el día que te echas novia y de alguna manera ella lo sabe, es don de madre y comienza el segundo asalto.
La quiere conocer y no parará hasta conseguirlo.
Entonces empiezas a usar acciones evasivas y señalas la foto que preside su sala de estar, si, esa que estas vestido de payaso o como un payaso y que te da hasta vergüenza ajena mirarla a ti, dándole a entender si aún no comprendes porque no se la has presentado...aunque claro, a ella le parece que estás divino y que la foto no se mueve de ahí ni aunque un terremoto asole a toda la humanidad.
Pero el día al final llegas y te toca presentar a tu querida en sociedad, es entonces cuando pueden pasar dos cosas:
A) Que a tu madre le caiga como el culo:
Aunque parezca una mala situación, nada mas lejos de la realidad porque tu función será la de parecer Suiza, es decir neutral y evitar que se mezclen....tú sigues comiendo en casa de tu Ama un día por semana y te comes a tu novia en la cama los otros seis.
B) Que se lleven bien:
Warning!!!!!!!!! Tu madre sacará todas tus fotos, esas de exhibicionista de un año o vestido de super almirante en tu primera comunión...Felicidades! acabas de ganar dos enemigas que se pasarán información haciendo que la palabra intimidad pierda todo significado en tu diccionario.
Es que no se que pasa a las mujeres que en el momento que se convierten en madres, algo cambia en su interior, como si un interruptor se pusiera en posición de encendido.
No esperas las emboscadas que te preparan las comidas familiares, sobre todo, cuando una nueva vida a llegado a la familia.
Como tu inteligencia es limitada, tú te embobas con con la criatura y la coges juegas con ella y te parece una ricura...!Otro error!
Esa pequeña y preciosa niña de ojos claros no es sino un marcador GPS de misiles tierra-aire de frases de destrucción masiva.
Frases como "Ahora te toca a ti animarte"
TOCADO
Buscas de reojo a tu madre y la ves mirándote con esa mirada de jugadora de poker, ya sabéis, parece que no lo a oído y sin embargo SABES que lo ha escuchado...
Buscas entonces a la madre de la criatura y la ves haciéndose la sueca, como si aquello no iría con ella y piensas "Cabrona! si hace dos años estábamos a las 10 de la mañana borrachos como cubas en fiestas de Bilbo....¡Échame un cable por los viejos tiempo!"
Sin embargo ese cable no llega y entiendes la expresión "El beso de judas" mientras piensas que ella ya forma parte del lado oscuro.
Entonces miras a la niña y descubres que ya no es tierna, porque a fin de cuentas dentro de unos años será ella la que huela el aliento a su hijo, lo interrogue y acabe pidiéndole un nieto.
Los sueños no son algo tan beneficiosos como queremos hacernos creer cada vez que en nuestra cabeza se ilumina una bombilla.
Los retos siempre pesan y generalmente como una roca de varias toneladas, lo que sucede es que nuestra ilusión suele ser mas fuerte que cualquier traba que tengamos que cargar para seguir andando.
Los sueños NUNCA son solo sueños.
Son un cúmulo de sacrificios, de constancia y sobre todo un examen de moral cuando queremos cruzar la línea que los separa de la realidad.
No es difícil confundir sueños con utopías o ideas absurdas que vienen y van de tu cabeza como si los meciesen el aire.
El problema es cuando esos soplos de ideas comienzan a tomar forma y absorven tu vida poco a poco, como si una extraña enfermedad se estuviese apoderando de cada gramo de tu respiración o de cada minuto de tu reloj, secuestrando tus neuronas, convirtiéndose en un amago de obsesión que a veces piensas acabará llevándote a saludar a San Pedro antes de los cuarenta.
Son horas sin dormir, ojeras que ninguna crema podrá disimular o mil y un quebraderos de cabeza, cuando la idea salta de un plano a la realidad.
Son mil días de lanzar zapatillas entre gruñidos de mala ostia, son sacrificios de todo lo demás por sentarte delante de un ordenador que se niega a teclear lo que tu cabeza quiere imaginar.
Son momento donde un boli siempre te acompaña, como si de tu amante mas infiel se tratase y encontrarte sin quererlo sepultado entre hojas y hojas de borrones, tachones y reconversiones de frases que cuando las escribiste te parecieron perfectas.
Eso es un sueño convertido en realidad.
Son las ganas de volar y disfrutar del momento...y no poder hacerlo porque el tiempo se te echa encima como un cazador sobre su presa.
Es el miedo de que tus alas se se derritan, sufriendo el síndrome de Icaro y estamparte contra el suelo de la realidad cuando tus alas acabasen derretidas por la cruel realidad.
Y sino me creéis preguntar a una fotógrafa que yo me sé...
Por eso siempre se necesita un paracaídas, porque seamos honestos, los seres humanos no tenemos ni puta idea de lo que es volar, tal vez planeamos para evitar un gran golpe, pero nunca podremos ascender solos.
Así que solo nos queda "engañar" a tu entorno y mirarlo con ojitos de perro abandonado para que te aupen o por lo menos, te esperen abajo por si tropiezas.
Usar tres de tus comodines para meterlos en un sueño ajeno, en una ida de olla de las mías, sin oficio ni beneficio mas lejos que una amplia sonrisa cuando todo esto acabe y evitando que sufra un cortocircuito antes de tiempo, estallando como un maldito cartucho de TNT....
...Curiosa coincidencia, sus iniciales son inversas NTN...cosas de la vida...
Ayer prometí una entrada aquí y tendría que hablar sobre los marcadores que hacemos en los calendarios para acordarnos de esos momentos importantes.
Son días marcados que nos recuerdan que ese día unos cuantos años fue alegre, triste u indiferente para alguien de tu entorno.
Son círculos en rojo y a veces incluso así te olvidas de celebrar ese día como especial, hasta que alguien te llama por teléfono gritando como un loco.
Para bien son momentos buenos, para mal una auténtica pesadilla de horas, minutos y segundos.
Porque hay fechas contra las que hay que correr sin descanso, carreras contrareloj para cumplir plazos que hace unos meses te parecían tan lejanos, como lo cercano que a día de hoy, se encuentra el final de Noviembre.
Son fechas que las sabemos de antemano y que muchas veces nos gustaría que pudieran ser las fechas mas íntimas, esas del corazón y que no tiene fecha de caducidad a la vista.
¿Sería bueno saber cuando un beso va a ser el último?
¿Sería perfecto saber el día y la hora de nuestra muerte?
Honestamente, creo que sería una putada muy grande, porque de ser así, nunca querríamos por miedo al adiós o mas grave aún, con el miedo de nuestra cuenta atrás para dejar de respirar.
Por eso aunque sea cierto que desde que nacemos, comenzamos a morir...pero mejor perder ese reloj hasta que suene la alarma.
Creo que en estos tres años de vida que tiene este Blog no he dedicado ni una sola entrada a mi madre (Para pegarme hasta aburrirse, vamos).
En mi defensa diré que no creo que jamás lo lea, no porque no me quiera, sino porque mas bien la relación que tiene con la informática se podría resumir como un divorcio sin poder de reconciliación.
Mi vieja, como dirían los Argentinos, es la mejor vieja del mundo...por lo menos para mí y como es a quien debe importarle este pequeño detalle, pues con eso me vale.
Ahora, con el paso del tiempo y lejos de su casa empiezo a ver a la otra persona, la mujer que no es madre, sino trabajadora incansable y realmente me siento aún mas orgullosa de ella.
Empiezo a escuchar sobre sus luchas, sobre como se encaraba contra todo y todos si pensaba que se estaba produciendo un abuso o simplemente si veía que el trato dado no era justo.
Luchadora, esa sería la palabra que definiría a una persona que tuvo que currar desde los dieciséis años y que por si fuera poco tuvo a su terremoto cuando apenas había pasado la veintena de años (un servidor) y a pesar de ello, en seguida comenzó a dar la cara por los demás, a pelear de enérgica por los derechos de los trabajadores por cualquiera de las vías posibles.
A veces ha sido calumniada, lo sé, como sé que nadie tuvo cojones suficientes para decírselo a la cara, porque aun siendo mi ama y queriendome como me quiere, yo he sufrido su mala leche y he de decir que a veces da miedito.
Creo que eso he sacado de ella, el tirar para delante y no dejar que nadie intente amedrentarte.
Aun así, no creo que no hay nadie tan recta como ella, tan fiel a sus valores, que mirándome a los espejos de sus pupilas solo puedo sentir vergüenza ante lo bala perdida que resulto ser yo a veces.
Eso no implica que no tenga defectos, todos los tenemos y ella no iba a ser menos, sin embargo esos solo se los diré a ella, en la intimidad de nuestras discusiones, donde como buen y cabrón hijo se morder sus talones de Aquiles cuando me tiene inmovilizado con sus palabras.
Por eso, hoy me quedaré con esa mujer que es capaz de llamar payasa a una alcaldesa estúpida a la cara y solamente con su mirada, demostrar que ella es mucho mas mujer que alguien que dice ser una gobernante, con carta libre para poder decir y hacer lo que quiera por esa falsa sensación de poder.
Asi que esta va por ti....aunque te pelees con el ordenador y no conciba que seas capaz de encontrar esta página...a pesar de todo, va por ti.
Todos tenemos cicatrices, de esas que se ven por una caída o bien invisibles causadas por el tiempo.
Dos tipos de heridas, igual de dolorosas e igual de dificil de curar dependiendo la gravedad de la caida, física o emocional.
Aunque hay una tercer tipo de cicatrices, las que nos hacemos por gusto dejandonos vencer por ese lado sádico que todos guardamos en lo mas profundo del armario.
Son cicatrices decoradas con trozos de metal, perforaciones de nuestra virginal piel por una promesa, una moda o un sentimiento.
Son esas cicatrices que aunque en su mayoría prácticamente imperceptibles, cuentan una historia en forma de mapa, de un pasado y un momento específico de nuestra vida.
Es entonces cuando recuerdas al mirarte al espejo, la rebeldía de tu marca en la nariz, tu bautismo con muesca en la ceja o simplemente la coquetería de tus orejas.
Observas en silencio y haces memoria en cuando y porque decidiste volverte a atravesar tu carne con una aguja, a sentir ese intenso dolor momentaneo y pegar otro trozo de metal a tu cuerpo.
Son como señales tiradas por el paso del tiempo, algunos nunca las necesitarán, otros en seguida pararan y otros tanto, entre los que me encuentro yo, irán cambiando sus pequeños recordatorios de acero y titanio hasta que solo quede uno, el primero, el que marcó un cambio mas importante que el resto.
Un aro negro decorando mi oreja derecha, quizás como recuerdo que siempre soñé con ser un pirata de dudosa moral y un mar como bandera.
La verdad que si algo me caracteriza es ese don-maldición de no dejar a nadie indiferente.
Algunos personas dirán que soy un impresentable, un pequeño bastardo que no respeta nada ni nadie o simplemente una pequeña rata fría y calculadora.
Otras dirán que soy un encanto, que se hacer sonreír a la gente, que soy un buen conversador y sobre todo, una bellísima persona.
Ni tanto ni tan poco.
Los que en realidad me conocen son tan pocos, que se pueden contar con los dedos de una mano y si les preguntases a ellos, creo que se decantarían en su mayoría por un verso de una canción de Doctor Deseo.
Tal vez por eso puedo escribir sin vergüenza en este Blog, mas lejos del anonimato que puede ofrecer escribir delante de una pantalla, sin importarme realmente si tal vez he desnudado demasiado el alma.
Son esas pocas personas, las que saben donde esta la línea que diferencia la realidad de mis palabras de la ficción dramática, por intentar hacer sentir a la gente sensaciones. Son ellos los que ven debajo de la máscara de una sonrisa eterna en mi rostro, de una duda en mi mirada o de un agobio en forma de resoplido continuado.
Ellos han sufrido mi pequeño huracan ambulante durante los últimos años, hasta el punto de ver las lágrimas en sus ojos y para mi desgracia, muchas veces por mi causa.
He de decir que en ese aspecto, he sacado un sobresaliente al elegir a la gente que me rodea y comparte mis idas y vueltas en esta loca vida.
Es quizás la forma que me esculpido el tiempo, esa manera de analizar las situaciones, los gestos y a las personas, sin reparo de esconderme tras una conversación inocente, amena y sobre todo observador con una frialdad de cirujano.
Me baso en sensaciones, en corazonadas y a veces en equivocaciones que dan paso a malentendidos, gritos y lamentos, muchos lamentos.
Pero es la forma en la que ha evolucionado mi forma de ser, este es mi carácter y son esas corazonadas, las que me hacen cortar las cosas que no siento de raíz, sabiendo que a veces causo dolor pero siempre con la idea no continuar ninguna mentira.
Es por eso que puedo ser amable, lozano e incluso encantador...siempre que mis amigos estén felices y contentos, mi alegría es su alegría.
Todo cambia cuando alguien hace daño y les marcan la cara con la tristeza, es entonces cuando esa línea se vuelve a cruzar.
Es cuando mis peores pulgas salen a reducir y mirándome al espejo, recuerdo como es en esos momentos, cuando el diablo me mira a los ojos, reflejándome acciones pasadas que me dan vergüenza e incluso miedo de recordar cosas que hice en días de guerra.
Aunque eso no va a cambiar.
Sé aprender a ser tan falso como un comodín, tan payaso como el que mas y tan sumiso, que parezca que ofrezco mi pleitesia sin levantar la voz.
Da igual como conseguirlo o si tengo que sacrificar mi ego para encontrar los puntos débiles de ese nuevo enemigo, da igual que algunos de mis pilares le ha perdonado y olvidado, porque yo no lo hago.
Los quiero demasiado como para permitir que su bondad sea tomada como ignorancia y aunque jamás me meteré es sus vidas, no soy quien para opinar sobre sus decisiones sino para apoyarlas, no voy a perdonar quien les haga daño.
Nunca he buscado una pelea y sin embargo me he encarado por una falta de respeto, nunca he negado a conocer a alguien sino fuese por aquel que le hizo sufrir a una reina o una conversación se convierte en un cruce de insultos por saber que le han bailado el agua a alguien que quiero.
Estas palabras parecen un canto a la amistad...nada mas lejos de la realidad, es algo tan egoísta como que ellos, son mis brújulas para no perderme en los mil y un viajes en forma de sueños locos que cada día encuentra mi cabeza loca y si ellas no funcionan, yo volveré a acabar perdido.
Este es mi aviso para navegantes, hay cosas que ni se olvidan, ni perdonan o por lo menos cuando me tocan las cosas que yo valoro...y el que avisa no es traidor...
Hay días que el conejo que perseguía Alicia iría a la velocidad de una tortuga como se cruzara con nosotros.
Días de carreras de fondo, de sprint para cruzar un semáforo o los 1000 metro
s obstáculos sorteando a la gente que va por la calle.
Son días de la agobiante sensación de no llegar a tiempo a ningún lado, de sentir que los minutos se convierten en segundos y el estúpido sentimiento de saber que no vas a llegar a todo lo que quieres llegar a hacer en las cortas horas de luz.
Son días tristes, aunque el sol de Noviembre siempre se agradece y un feliz paseo de disfrute del día libre, acaba convertido en una tirada en el sofá a las siete de la tarde.Al quitarte las zapatillas descubres que la satisfacción mas absoluta se consigue con muy poca cosa y que después de una ducha, podrás recuperar un poco del tiempo que tus estresantes deberes te han robado.
Es fácil entender que me muevo por sonidos, me gusta andar por la ciudad con los cascos puestos, sin oír el ruido de los coches. Es una forma de buscar un ritmo sin el marcaje de los cláxones o los sonidos de los motores, un caminar propio, a saltos, con pequeñas carreras o mirando al mundo desde las orejas. Por eso valoro cuando escucho una canción lo que me hace sentir y las sensaciones que logra arrancarme, como si de un puñetazo al corazón se tratase, logrando despertar algo diferente, algo que no sentía un segundo antes de que sonara el primero de los acordes. No tienen que ser famosas, ni bonitas, simplemente tienen que ser únicas, de esas que te hacen olvidarte de todo y centrarse en la historia que te esta contando cada estrofa. Son canciones que vuelves a oír dos o incluso tres veces, buscando la claridad que tan solo la repetición puede darle a lo que acabas de sentir. Esta canción es una de ellas. Cuando la oí por primera vez, simplemente me quede prendado de ella y con el tiempo la he ido sumergiendo en la memoria, debajo de miles de amantes en forma de notas de otros grupos o canciones. Sin embargo hoy mi caprichoso MP3 me la ha vuelto a elegir para mi disfrute y como pasa con las sensaciones únicas, he vuelto a sentir lo que sentí hace ya tantos años, a recordar esa letra que me arrancó algo por rozar el barro de la vida. Por ser tan directa y a la vez tan sutil, por no callar las palabras entre falsas cortinas de rimas asonantes. En definitiva porque es una de esas canciones que me dejan esa sensación agri-dulce y me hace querer creer en el amor a primera vista, que me hace querer creer que jamás exista el amor a quemarropa.
Una casa son cuatro paredes, un hogar lo que entre ellas se esconde. Lugares intimos y personales que crean algo diferente, para desconectar del día a día cuando la puerta se cierra y deja el frío de la calle en el afuera. Algunos son tan peculiares que evolucionan con sus inquilinos, se tranforman, crecen y se reinventan una y mil veces. Yo hace unos meses aterricé en uno de esos particulares lugares. Llegué a mesa puesta, es decir a un lugar con un nombre, un escudo y casi casi, hasta un himno, una pequeña República independiente como dirían los suecos esos de los muebles. Tuve que estudiar la historia, que aunque no lo creáis contaba hasta con un Zar y la gran variedad de fauna que poblaban el lugar. Era un sitio, diferente, raro y especial donde nunca faltaba una sonrisa, donde los secretos de cama se llevaban de puntillas y las preguntas indiscretas se llevaban en la intimidad de los Jueves de tragos nocturnos. Algunas cosas han cambiado desde entonces y según el inquilino mas viejo de este país de locos "Esto se ha convertido en un antro de perversión y lujuria". Lo que pasa es que el muy cabrón lo dice con una gran sonrisa en la boca. Ahora surgen los bailes esporádicos, los apodos estúpidos y el tarareo de canciones que no logramos nunca saber como se titulan. Incluso a día de hoy, hay dos payasos que van para héroes nacionales, Trosky y Lebosky quienes de vez en cuando poseen nuestros cuerpos cuando el día a sido de esos de cara de perro y borrarlos con una sonrisa. Un lugar con un laberinto de cables y tantas tomas de televisión como posibilidades de encontrar la forma de ver el TDT....infinitas!! Los jueves nocturnos se han perdido....mas que nada porque en el mueble bar no hay nada normal para poder hacer un condenado cubata...que si licor de arándanos polares, que si de plátano, que si anís Turco...mas que un mueble-bar parece una destilería internacional! Hay errores y accidentes, pues patosos somos un rato, sangre y algún que otro amago de ir de visita a nuestros vecinos de abajo....la DYA!! Un lugar donde nadie pierde, puesto que aquel que salga derrotado las noche de pasión y tenga que volver solo a su cama, tendrá preparado el desayuno a la mañana siguiente. Es una forma diferente de entender la convivencia, mas cercana...tanto como el duendecillo que suele limpiar mis desastres o apagar las luces. En definitiva BULBABIA IS DIFERENT
Me he puesto a mirar el pequeño mapa que tengo adosado a mi blog y sin poder evitarlo he mirado los puntos rojos que marcan el destino de mis palabras. Receptores anónimos que hacen con sus ojos, que mis a mis manos les merezca la pena escribir otra línea, otra penuria u otro error en forma de entrada. Son ganas de agradecer a cada uno de ellos, a cada puntito que pierda un par de minutos de su valioso tiempo en leer algo que no aporta mayor beneficio que un rato de distracción. Me gustaría saber de cada uno de ellos, que se quejaran de mis errores o sonrieran con mis aciertos. Si el ego me pudiera, pediría un comentario para saber de sus vidas, pero como yo no ofrezco nada, nada puedo pedirles. Conozco a algunos, en distintas capas, en distintas formas y sin embargo todos englobados en el mismo destino, en las mismas líneas con borrones a pares. Tengo el privilegio de tener a un poeta vergonzoso una puerta a la derecha, una psicóloga de intimidades que borra los días oscuros para pintar soles, una reina sin reino mas lejos de un castillo si lo quiere inventar, una soñadora del diario que el fuego de la decepción marco para siempre que el amor no es eterno, una fotografa que hace imagen mis palabras, una vasca de corazón con acento de tango, una bruja de sonrisa loca...y así podría estar un buen rato. Son mis lectores de intimidad, de mis secretos a voces. También están todos esos anónimos, la mayoría seguro que acabó de rebote en este cúmulo de ideas confusas, que sin yo ponerles rostro, ellos me ofrecen su mirada. Por eso quiero agradeceros a todos por ser un punto de mi pequeño mundo virtual y tan solo prometeros, que mientras continuáis ahi, yo no dejaré que mis pocas neuronas se declaren en huelga de creatividad.
La fijación que tenemos por la suciedad desde que somos unos críos es tal, que es imposible que un niño no llegue de barro de rodillas los días de lluvia.
Tal vez cuando crecemos, nos queda la herencia del pasado y por ello, nos metemos en camisas de once varas, a veces sin querer, otras sin quererlo evitar.
Es nuestra forma de llenarnos de barro, salpicando de culpabilidad de color marrón que ensucia desde nuestra conciencia hasta el sentimiento mas puro.
Somos imperfectos y nuestras imperfecciones hablan de nuestros, errores como una radiografía en la consulta de un doctor.
Siempre sabemos lo que hacemos y sino lo sabemos por lo menos lo intuimos, otra cosa es que intentemos vendarnos los ojos con lágrimas, de falsa ignorancia.
No existe el amor a primera vista o de lo contrario, todos estaríamos todos los días recogiendo corazones partidos en mil pedazos.
Puede ser atracción o incluso me aventuraría a decir una especie de nexo, un vinculo nuevo que afianzar o cortar con el tiempo.
Nada de cuatro palabras, tan malditas como queridas, tal odiadas como amadas.
De la misma manera, un amor no se acaba de un día para otro, no es algo tan sencillo como perseguir otra estrella echando culpa del asesinato del sentimiento ajeno al corazón.
Y si somos capaces de dejar de sentir en un destello ajeno, es simplemente porque nos mentimos en los que sentíamos y malversamos la palabra "eterno".
Así somos, en todos nuestros aspectos, en todos nuestros sueños y nuestras búsquedas acaban siempre perdidas, antes siquiera de encontrar el mapa que nos conduzca al tesoro.
Tal vez por eso no he querido dar de nuevo el paso, tal vez aun sigo pensando que el espejismo de la princesa urbana, de esa de gesto serio y corazón caliente, me salvará de estos pensamientos.
Seguramente con el paso del tiempo, te das cuenta que hubo mas mentiras en tu pasado que un par de besos al amparo de una noche sin luna, algo mas personal y que vació tus cuentos de hadas, cuando a pesar de una despedida en silencio, no fue pena lo que sentiste, no fue siquiera un corazón roto o vergüenza por no haber sido lo que se espera de alguien al que le dicen que le quieren.
Es quizás el porque ahora soy tan inconformista, porque no quiero empezar nada mas lejos que dure una noche.
No buscando la necesidad de sentir algo que siempre desaparecía con las primeras luces del día.
Tal vez por eso ahora vivo en mi pequeña trinchera de sonrisa, creadora de espejismos de cercanía y sin embargo tan lejana a mi corazón como dientes tiene mi boca.
En fin que empiezo a divagar y creo que después de haber visto a uno de los maestros en directo, mejor dejar una canción suya, que resume mucho mejor que yo, esta guerra sentimental donde no habrá ni victoriosos ni vencidos, sino tan solo víctimas.
