Al fin acabaron las fiestas de Bilbo, sí, digo al fin porque como todos los años te quedan largas, te falta fondo y acabas pidiendo la hora...a las 7 de la mañana del último día.
Por eso para unas fiestas en las que el aguante es fundamental, hay que encontrar un buen escudero, de esos que ven molinos en vez de gigantes o que cada instante es una sonrisa.
No hubo nada especial, nada que quedará en la memoria selectiva de esa de quita y pon, tal vez sea la edad o simplemente que son demasiados días seguidos.
Días de flores, de esas que acaban en una camiseta recién comprada. Momentos de bebidas azules, de bailes imposibles, de vueltas con dolor de piernas, de txoznas y conversaciones imposibles.
Momentos de eternos saludos, de esos que solo se dan en Bilbo o de manchas y lluvia.
Tal vez no sean las mejores fiestas, pero no puedes dejar de ir a ellas, aunque andes jugando peligrosamente con la gripe.
En fin bilbo es lo que tienes, que pone a cada uno en el lugar donde está, con la edad que tiene y con el dolor de piernas que ahora sufro.
Agur Marijaia.
Por eso para unas fiestas en las que el aguante es fundamental, hay que encontrar un buen escudero, de esos que ven molinos en vez de gigantes o que cada instante es una sonrisa.
No hubo nada especial, nada que quedará en la memoria selectiva de esa de quita y pon, tal vez sea la edad o simplemente que son demasiados días seguidos.
Días de flores, de esas que acaban en una camiseta recién comprada. Momentos de bebidas azules, de bailes imposibles, de vueltas con dolor de piernas, de txoznas y conversaciones imposibles.
Momentos de eternos saludos, de esos que solo se dan en Bilbo o de manchas y lluvia.
Tal vez no sean las mejores fiestas, pero no puedes dejar de ir a ellas, aunque andes jugando peligrosamente con la gripe.
En fin bilbo es lo que tienes, que pone a cada uno en el lugar donde está, con la edad que tiene y con el dolor de piernas que ahora sufro.
Agur Marijaia.
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