8/25/2009

MAR DE SUEÑOS

Creo que vivir tan cerca del mar siempre nos hizo diferentes, únicos, unas personas que tal vez no puedan o no quieran cambiar.
El mar siempre estuvo presente, tanto como para cortar una villa por la mitad, como si quisieramos separar lo viejo de lo nuevo.
Somos nuestros recuerdos, nuestros cascos antiguos, nuestros mudos recuerdos en forma de piedra y madera. Resumen de buenos y malos momentos que las cicatrices de las calles nos hacen no olvidar.
Somos de donde somos y por ello estamos orgullosos de vender nuestros días mirando al mismo mar. Aun así, sabemos que puede ser tan pasional como el beso mas húmedo o tan cruel como la puñalada de un enemigo.
Somos pescadores de sueños, de esos que respetan cada instante de locura y tan inocentes que a veces intentamos pescar una ballena con una simple caña sin cebo.
Somos locos de indefinida demencia, de esa que surge en el calor de un bar, como si fuera la mejor de las enfermedades y la peor de las medicinas.
Somos bandoleros de montaña, de esos que saltean a los días para exigirles que a veces se paren y otras para que pasen sin hacer ruido.
Somos piratas de libertad, de esos que no creen ni en el rey que refleja los doblones con los que pagamos nuestros errores. Corsarios cuya bandera se lleva escondida en el cuerpo, entre llamas y salamandras, entre soles y símbolos que recuerdan porque elegimos nuestro camino cuando nos perdemos.
Somos bufones de lágrima y llanto, de esos que pueden sonreír mientras rompen a llorar, de esos que intentan arreglar el dolor aunque sea un segundo, con un momento de felicidad.
Somos los hijos de una religión perdida, con su propia música, su cultura y sobre todo su identidad.
Esa misma identidad que nos hará no olvidar la mirada de nuestro mal hasta que acabemos quemando nuestra vida.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...