8/26/2009

HIPOTECANDO SONRISAS

Vivimos a base de hipotecas, materiales como la de un coche, un piso e incluso un ordenador.

Al día de hoy todo se puede pagar a plazos, consumir es barato, tanto, que a veces cruzamos la barrera de la necesidad para acabar cayendo en el vicio.
Aunque sin duda las hipotecas mas dolorosas siempre serán las emocionales, esas que te hacen sonreír sin tener una sonrisa que dar.
Bueno tal vez tienes un millón de sonrisas pero simplemente son sonrisas vacías, una especie de mueca a la felicidad.
Nos hipotecamos el corazón y sin darnos cuenta dejamos de saber lo que realmente nos hace feliz, al igual que en el plano material, siempre queremos tener mas, mas felicidad, mas perfección y al final, el vicio también se apodera de nuestros sentimientos.
Somos adictos de nuestros sentimientos, buscando cada día lo que lo haga único y eso a veces, puede ser realmente peligroso.
Te comienza a molestar cosas que antes te encantaban y sin darte cuenta comienzas a destrozar todas las cosas buenas de tu vida.
Nos convertimos en sombras de lo que eramos, en bufones en vida que siempre intentarán coger la luna en el reflejo de un lago o volar hasta el sol.
El problema es que siempre acabas ahogandote o cayendo, sin excepción.
Es entonces cuando te das cuenta de todo lo que has perdido por no mirar a lo que tenías, por no sentirte feliz con lo que realmente te hacía sentirte feliz. Parece una paradoja pero al igual que con los otros aspectos de la vida, si algo nos hace bien es mejor no cambiarlo y sobre todo si se habla de la felicidad.
Por eso es mejor ser un bufón si tienes a alguien con quien compartir una verdadera carcajada.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...