MIEDO AL MIEDO

Quizás el miedo a perder lo que una vez tuviste y aun no asumiste haber perdido, es de las peores sensaciones con las que alguien puede pelearse día a día.
Es un miedo peligroso, de esos que no te hacen seguir adelante, porque intentas no volver a sentir el vacío que te hizo dejar de sentir.
Decides cosas estúpidas y en vez de hablar, sonríes como un gilipollas y escondes el agobio tras una cerveza, como haría cualquier solitario.
Es una estúpida paradoja de sentirte peor cuanto mas lleno te encuentras, cuando alguien te hace sentir especial, tienes miedo a volver a sentirte vacío si decide marcharse de tu lado.
Vivir con miedo, el peor compañero, la peor amante y sobre todo el mejor de los enemigos.
Decides volver a tu soledad porque esas personas han empezado a entrar dentro de tu pecho, demasiado dentro como para que puedan hurgar, para que puedan quedarse con un trozo de lo que llevas meses escondiendo.
Ves enemigos en abrazos y cada instante nubla las buenas palabras, los gestos de cariño y las miradas de preocupación porque te ven que vuelves a caer.
Porque intentas jugar siempre a ganar, sin siquiera disfrutar de lo que has ganado, mal gastando intentos en pensar que todo puede cambiar.
Escondiendo los buenos momentos, los infinitos detalles que te hacen sonreír con solamente sacarlos a pasear fuera del baúl de los recuerdos.
Un miedo infantil que esta vez ha estado a punto de romper una de mis cuerdas, una que ahora se mantiene solamente de un hilo. Un hilo que nunca de debí dejar romper con los silencios de sonrisas y que quizás hoy a llegado demasiado tarde, hoy le debía la verdad.
Le debía que supiese que sigo siendo un cobarde que tiene miedo a perder a las personas que pueblan mis recuerdos y dentro de mi estupidez, incluso decido alejar.
Ahora se lo que no quiero perder y lo que quiero volver a atar y aprender a pensar antes de sentirme solo.

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MENOS DE 3 MESES

Tal vez sea porque escribir aquí hace que mi cara se mantenga en el anonimato, es comprobar que nadie puede verme, que nadie puede oírme, que tan solo pueden leer lo que yo escribo.

Es nuestra forma, si digo nuestra, porque no soy el único que me siento así, vencido por la vergüenza, consumido por los complejos y sobre todo con demasiadas heridas como para volver a la guerra.
A esas batalla de sentimientos, de tirarte a pecho descubierto, sin conocer, sin saber y saltar, simplemente saltar sin miedo a caer.
Tal vez necesitemos mas de lo que nos gustaría ese viaje, ese salto de charco para poder dejar parte de nuestros miedos allí. Tal vez necesitemos andar entre la selva de las dudas, entre las montañas de los malos recuerdos y las playas de soledad.
Tal vez necesitemos encontrar a nuevas personas, a aprender a disfrutar con una sonrisa de la novedad, de las cosas que pasan sin pensar en ello hasta que pase.
Solo son ideas, solo es querer volver con la valentía personal de dejar los miedos al otro lado del charco.
Porque aunque nos prometamos que nunca mas, que escondimos nuestros defectos en un armario oscuro, siempre encuentran la forma de salir.

Menos de noventa noches.

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DIGA 33

No hay sentido para el título de hoy pero no se a quien le prometí ayer que lo titularía así.
La verdad que la definición de tranquilidad siempre esquiva nuestros diccionarios, es algo que hay que aprender cuanto antes si quieres sobrevivir.
Es algo como un viernes salir de currar, ir a limpiar un piso con siete años de soledad de escoba y fregona y llegar a casa baldado.
Es algo como que te den media hora para vestirte coger un tren, un metro y casi un autobús si nos subiésemos puesto.
Es algo como aunque te pesen las piernas y tengas sueños, saques fuerza para poder saltar a ritmo de ska, bailando como indios y sin preocuparse por las agujetas del día después, de los segundos que robas al descanso a cada salto.
Son esos momentos, en los que te sientas mas cerca del paraíso, cada vez que tus pies se despegan del suelo.



Luego viene el cansancio, la resaca y las ganas de sentir que te han sobrado mil y uno de los botes de la noche anterior. Tu DNI recupera la edad que marcaba e intentas reptar fuera de la cama, intentando inútilmente, no morir deshidratado.
Aunque según pasan las horas y el cielo comienza a oscurecerse recuperamos las fuerzas, recuperamos esos sentidos vampírico que surgen cuando la luna se levanta. Esos deseos de morder la noche y aspirar su tiempo hasta que se convierta en día.
Entonces vuelves a tus bares de siempre, recuerdas a las personas que no quieres recordar y crees cruzartela.
Aun a pleno domingo no puedo asegurar que fuera ella o no, porque no me volví a girar a comprobarlo, porque como cantaba buena canción "El pasado ya es pasado y por el no hay nada que hacer", así que decidí mirar hacia adelante.
Bueno fue otra noche de esas que acaban en día, noches que el reagge nos llevó a volver a suicidar a nuestros estómagos, donde el tequila, vozka y licor se mezclaban con total libertad, mientras nuestros miedos aun nos dejan sin palabras ante unos bonitos ojos.



Al levantarte hoy te das cuenta que este iba a ser un fin de semana tranquilo, de esos que no ibas a dar trabajo ni a la cabeza, ni al corazón, ni al estómago.
Te desperezas y descubres que si haces poco caso a lo que te dice la gente, menos aún te lo hacer a tí mismo.

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LIMPIEZA

Hay momentos en los que has llenado todos los armarios de tu casa con demasiadas cosas, demasiada ropa, demasiado trastos útiles en el pasado e inútiles en el presente.
Decides entonces hacer limpieza, quitar el polvo y tirar todo lo que ocupa parte de tu espacio vital, para encontrar sitio para lo nuevo.
El problema es que al hacerlo entras en una espiral de novedad en la que comienzas a tirar las cosas sin mirar, sin plantearte si aún pueden ser importantes para tí en el futuro.
Con el corazón pasa lo mismo.
Hay momentos que decides limpiarlo, que decides crear nuevos sueños y dejar apartados los viejos, reciclarlos.
Tiras recuerdos malos y buscas encontrar nuevas vivencias buenas para llenar ese espacio dejado. El problema como en tu cuarto, es que a veces le pones tanto ímpetu que abandonas demasiadas cosas, tantas que acabas sintiéndote vacío.
Tantas que a veces algunos buenos recuerdos acaban en la basura del olvido y cuando quieres recordarlos ya están perdidos.
Es algo que por lo menos a mí me suele pasar y quizás lo que mas odio de mí. Es ese ansia por correr cuando toca andar, por dejar el corazón tan libre que acalla a la razón y hacer las cosas sin pensar, como si fuesen espasmos de felicidad para no darme cuenta de lo que pierdo.
Ahora, viendo las cosas que hice o dejé de hacer, tengo muchas cosas de las que arrepentirme, muchas frases que borraría y muchas cosas que jamás hubiese hecho de haber tenido la tranquilidad de pensar en todo lo que podía perder.
Necesito soñar, me gusta pensar en algo mejor pero no puedo olvidar a la gente que me hace soñar y sobre todo la que sufre cuando yo sufro, las que sonríen cuando yo sonrío o se entristecen cuando ven una mueca de preocupación en mi cara.
Esta claro que tengo que hacer un hueco en el corazón porque no me gusta como bombea, pero si algo me ha enseñado mis últimas gilipolleces, es sin duda que hay personas que nunca debes sacar de tu vida, por muy vieja que se vuelva la relación.
Si se agrieta, se pega; si se ensucia, se limpia; si se puede olvidar siempre se debe tener a la vista (Aunque sea rubia a rayas rojas) y sobre todo si se siente lejos, se acerca.
Porque por mucho que nos guste mirarnos al ombligo, debemos mirar alrededor para aprender a soñar, para buscar esos apoyos que acaben convirtiendo los sueños en realidad.

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LA LUNA SABE A POCO

Nos hicimos ladrones de noches, fue lo que elegimos cuando vimos el primer concierto, cuando amanecimos en una calle o disfrutamos de una fiesta de verano.
Anhelamos esta parte del año el resto de él, lo queremos, lo deseamos, lo buscamos sin cansarnos a pesar de haber visto demasiadas lunas, haber fumado demasiadas horas y bebido de muchos segundos.
Nos hicimos y crecimos con la música de noche, de esa de estrellas que nunca estuvieron sobre el escenario, sino sobre nuestras cabeza.
Nuestros recuerdos siempre están ligados a esa luna, nuestros amores, nuestros brindis, nuestras noches de sonrisa y felicidad.
Aunque como en todo cada vez cuesta mas encontrar esa luna, tal vez porque la hemos dado demasiados mordiscos, tal vez porque ya no la miramos con los mismos ojos y se esconde de vergüenza porque ya no ve en nuestros ojos la luz que hace años brillaba con tantas ganas.
Tal vez porque aprendimos a no vivir haciendo trampas para encontrar al sol y despedir a la luna.
Seguramente el mirar a tu alrededor y ver que incluso la monotonía tiene su encanto, ver que tal vez la luna ya no te llena como antes, te haga replantearte que va siendo hora de cambiar.
Sin embargo entonces miras al cielo y la vez de nuevo, blanca y algo dentro de ti vuelve a desear quererla pegar otro mordisco.

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HIPOTECANDO SONRISAS

Vivimos a base de hipotecas, materiales como la de un coche, un piso e incluso un ordenador.

Al día de hoy todo se puede pagar a plazos, consumir es barato, tanto, que a veces cruzamos la barrera de la necesidad para acabar cayendo en el vicio.
Aunque sin duda las hipotecas mas dolorosas siempre serán las emocionales, esas que te hacen sonreír sin tener una sonrisa que dar.
Bueno tal vez tienes un millón de sonrisas pero simplemente son sonrisas vacías, una especie de mueca a la felicidad.
Nos hipotecamos el corazón y sin darnos cuenta dejamos de saber lo que realmente nos hace feliz, al igual que en el plano material, siempre queremos tener mas, mas felicidad, mas perfección y al final, el vicio también se apodera de nuestros sentimientos.
Somos adictos de nuestros sentimientos, buscando cada día lo que lo haga único y eso a veces, puede ser realmente peligroso.
Te comienza a molestar cosas que antes te encantaban y sin darte cuenta comienzas a destrozar todas las cosas buenas de tu vida.
Nos convertimos en sombras de lo que eramos, en bufones en vida que siempre intentarán coger la luna en el reflejo de un lago o volar hasta el sol.
El problema es que siempre acabas ahogandote o cayendo, sin excepción.
Es entonces cuando te das cuenta de todo lo que has perdido por no mirar a lo que tenías, por no sentirte feliz con lo que realmente te hacía sentirte feliz. Parece una paradoja pero al igual que con los otros aspectos de la vida, si algo nos hace bien es mejor no cambiarlo y sobre todo si se habla de la felicidad.
Por eso es mejor ser un bufón si tienes a alguien con quien compartir una verdadera carcajada.

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MAR DE SUEÑOS

Creo que vivir tan cerca del mar siempre nos hizo diferentes, únicos, unas personas que tal vez no puedan o no quieran cambiar.
El mar siempre estuvo presente, tanto como para cortar una villa por la mitad, como si quisieramos separar lo viejo de lo nuevo.
Somos nuestros recuerdos, nuestros cascos antiguos, nuestros mudos recuerdos en forma de piedra y madera. Resumen de buenos y malos momentos que las cicatrices de las calles nos hacen no olvidar.
Somos de donde somos y por ello estamos orgullosos de vender nuestros días mirando al mismo mar. Aun así, sabemos que puede ser tan pasional como el beso mas húmedo o tan cruel como la puñalada de un enemigo.
Somos pescadores de sueños, de esos que respetan cada instante de locura y tan inocentes que a veces intentamos pescar una ballena con una simple caña sin cebo.
Somos locos de indefinida demencia, de esa que surge en el calor de un bar, como si fuera la mejor de las enfermedades y la peor de las medicinas.
Somos bandoleros de montaña, de esos que saltean a los días para exigirles que a veces se paren y otras para que pasen sin hacer ruido.
Somos piratas de libertad, de esos que no creen ni en el rey que refleja los doblones con los que pagamos nuestros errores. Corsarios cuya bandera se lleva escondida en el cuerpo, entre llamas y salamandras, entre soles y símbolos que recuerdan porque elegimos nuestro camino cuando nos perdemos.
Somos bufones de lágrima y llanto, de esos que pueden sonreír mientras rompen a llorar, de esos que intentan arreglar el dolor aunque sea un segundo, con un momento de felicidad.
Somos los hijos de una religión perdida, con su propia música, su cultura y sobre todo su identidad.
Esa misma identidad que nos hará no olvidar la mirada de nuestro mal hasta que acabemos quemando nuestra vida.

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MARIJAIA DE GRIPE K

Al fin acabaron las fiestas de Bilbo, sí, digo al fin porque como todos los años te quedan largas, te falta fondo y acabas pidiendo la hora...a las 7 de la mañana del último día.
Por eso para unas fiestas en las que el aguante es fundamental, hay que encontrar un buen escudero, de esos que ven molinos en vez de gigantes o que cada instante es una sonrisa.
No hubo nada especial, nada que quedará en la memoria selectiva de esa de quita y pon, tal vez sea la edad o simplemente que son demasiados días seguidos.
Días de flores, de esas que acaban en una camiseta recién comprada. Momentos de bebidas azules, de bailes imposibles, de vueltas con dolor de piernas, de txoznas y conversaciones imposibles.
Momentos de eternos saludos, de esos que solo se dan en Bilbo o de manchas y lluvia.
Tal vez no sean las mejores fiestas, pero no puedes dejar de ir a ellas, aunque andes jugando peligrosamente con la gripe.
En fin bilbo es lo que tienes, que pone a cada uno en el lugar donde está, con la edad que tiene y con el dolor de piernas que ahora sufro.
Agur Marijaia.

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AGOSTO DE QUITA Y PON

Agosto nos esta dejando y como suele pasar en Euskadi, las nubes, el sol y la lluvia se han mezclado para hacer un clima cuanto menos variado.
Tal vez fuera un aviso, seguramente una señal que aun no hay calma donde tu te empeñas en pensar que si.
Es un mes raro, tan lleno de cambios que duelen las cicatrices.
Cicatrices que te hacen no poder despegar la vista del pasado, sintiéndote anclado en un presente tan negro que no ves ningún futuro.
Son infecciones, sentimientos cruzados confusos y tan escondidos que no sabes ni como sacarlos hacia fuera.
Entonces supura y nada mejor para confundirte y comenzar a buscar enemigos donde solo hay manos amigas.
Te das cuenta tarde, cuando vuelves a ver un claro y lees las tonterías que has escrito y escuchas las bobadas que has dicho, es cuando comienzas a rezar a tu dios del ateísmo para que tenga solución a tanta estupidez.
Pensar en soledad es la peor de las ruletas rusas, esconderse detrás de sonrisas es la mayor hipocresía y sobre todo, callarse por miedo a enseñar mis pequeñas miseras siempre será mi odioso error.
Ese odio inconfundible, esa sensación de loca oscuridad en la que te pierdes y a cada paso pierdes un poco mas la luz que antes iluminaba la salida. Piensas demasiado, interpretas cada paso como un reto y no como un logro, sientes que te traicionas, que buscas esas manos que te hagan dejar de llorar. Te sumerges en un abanico de sentimientos donde deseas volver a sentir, volver a querer sin miedo a que duela, a sentirte especial y hacer a alguien especial.
Volver a escribir cada palabra con mimo, con sentimiento para algo mas que un@ amig@.
Te confundes y sientes que te estas traicionado, que aunque tu cuerpo pida sexo, tan solo necesitas vaciar tu corazón de agua encharcada.
Confundir el amor con el sexo, es quizás a la mayor de las trampas del corazón y no entiendo como la gente puede vivir con ello, yo por lo menos no puedo.
Eso ha estado a punto de hundirme, de acabar con muchas personas que tan solo querían quererme e intentar ayudarme.
Lo que casi nunca te das cuenta es lo que tienes que pagar.
Un precio demasiado alto ahora mismo para pagarlo, porque si ahora mismo aun hay una puerta abierta en esta maldita oscuridad, solo esas personas quien hacen que no se cierre.

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COMO PEZ EN EL AGUA

Hoy he vuelto a la piscina después de mucho tiempo, bueno realmente no tanto pero la última vez fue solo un ratito y para quitarnos la mugre.
Esta vez ha sido diferente, era algo para hacer algo mas de deporte, nadar un rato y recuperar el tiempo que la gripe me ha robado.
Aunque ha sido un desastre.
No me quedan pulmones, las agujetas aparecen a nada que muevo los brazos y llegar al tercer largo es casi una misión imposible, por no contar, la maravillosa hazaña de sortear niños, de no ceder a la tentación de hundirlos y acabar unos años a la sombra.
La verdad es que solo la compañía ha salvado una horrible tarde de chapoteos de agua.
Para ser sinceros hay que decir que yo esperaba una tarde al aire libre, una tarde de Agosto en una piscina de verano, de esas que están rodeadas de hierba.
Lamentablemente el día no ha acompañado tanto como la compañía y me ha tocado estar a cubierto, en una de esas piscinas de invernadero.
Aun así algo si me ha liberado, es esa sensación de libertad que te hace sentir sumergirte dentro del agua, ese silencio, esa sensación de estar flotando y perder la noción de todos tus problemas durante unos segundos.
Bueno todos, lo que se dice todos los problemas no. El de que te estas quedando sin aire no lo puedes cambiar, porque recuerdas que tus pulmones están hechos un asco.
Entonces das la vuelta a la tarde, te vas a tomar un café y hablar de los Monty Payton, de grabaciones etílicas o no tener vergüenza para comprar unas gominolas.
Te pasas por tu pequeño hogar-cueva-lonja y disfrutas tomando una cerveza de recuerdos difusos, de esos que se confunden con la noche.
Es entonces cuando te das cuenta que la vida es para vivirla y que si el día no sale como te gustaría busques una manera para cambiarlo.

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ESTIMULOS

Vivir es estimular tus sentidos, es comerte el mundo a bocados, observarlo como si fuese tu última imagen, oler cada uno de los olores, buenos y malos que día a día descubres. Vivir es tocar cada segundo, manosearlo para desgastarlo y sobre todo oír, escuchar cada instante cada conversación, cada buen momento que las palabras de unos labios amigos puedan invitarte a disfrutar.
Somos estímulos, fijos o variables, somos los besos, los abrazos, las miradas, las palabras; somos todo lo que nos hace únicos, lo que hacen que nuestros segundos sean simplemente eso, nuestros.
Tendemos a vivir marcados por unos límites, algunos legales y escritos, otros impuestos por la sociedad.
Nos acomodamos en el gris que mata, en ese pequeño margen donde la imaginación, la espontaneidad o lo diferente, lejos de ser un don, es una tara a la vista del resto.
Nos tatuamos, nos perforamos o hacemos mil y una animaladas de más buscando nuestro propio sello.
Aunque aun así simplemente es nuestro aspecto y lo que realmente importa es nuestra mente, nuestra forma de ver, oler, tocar, saborear o escuchar el mundo.
O esa es mi forma de ver las cosas, la forma de ver el día a día de un daltónico, con el gusto y el olfato tocados por el tabaco, con algún callo en las manos y un pitido de serie en los oídos por haber escuchado demasiados conciertos seguidos.

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SOLAMENTE EXISTE ELLA

Hoy podría hablar de un millón de cosas, un millón de cosas que me de lo que escribir y sin embargo solamente hay líneas para ella.

Podía hablar de lágrimas musicales, de borracheras o morder demasiadas cuerdas como para mantenerte de pie.
Pero solamente tengo palabras para ella.
Podía hablar del inicio de la Aste Nagusia, de las txoznas o las horas y horas de bailes de risas y conversaciones de nocturnidad.
Hablaría de ello sin dudarlo, pero solo tengo sílabas para ella.
La conoces en un metro, es algo rápido, casi sin darte cuenta. Ese primera sensación en la nuca que no das importancia, se va haciendo mas y mas fuerte los días siguientes.
Sin darte cuenta, comienzas a sentir sus efectos, empiezas a sentir ese cosquilleo en la nariz y es entonces cuando sabes que has caído en sus redes.
Sabes que te quedarán noches de sudor y desvelo, días de cansancio y dolor o incluso llegar a perder la voz.
Aunque es lo que tiene, es lo que hay cuando en verano te encuentras con los aires acondicionados.
Es acabar tosiendo y con mocos durante días y días, es lo que tiene la gripe, tu amante indeseada que te acompaña cada noche a tu cama y se levanta contigo a cada mañana.
Amante que esperamos que se marche y sin embargo se queda pegado a ti durante mucho mas tiempo de lo que quisieras.

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VIAJES DE CAIDAS LIBRES

Es lo que pasa cuando se comienza a preparar, a disfrutar con lo que parecía algo tan lejano hace ya un año, hace 12 meses que una idea empezó a tomar una forma.
Una forma algo extraña para un viaje, entre bancos, cajeros y teléfonos con acentos...pero no se puede pedir mas viniendo de donde viene.
Somos un desastre en lo personal, caóticos emocionales y sobre todo, libres para poder cagarla una y mil veces.
Intentamos mantener nuestra vida entre las líneas de la coherencia, aunque sinceramente a mi últimamente me cueste muchísimo no salirme del camino.
Tal vez haya derrapado demasiado esta vez, tal vez como todo el mundo me está intentando aconsejar, he cortado lazos con los ojos cerrados.
Es como tirar las paredes de una casa a ciegas. Sentir que a cada martillazo te juegas el acabar con un pilar maestro y cargarte tu querida chabola íntima.
Seguramente mi diplomacia este perdida en alguna oficina de objetos perdidos y muchas de mis acciones me puedan situar a la altura de cualquier bastardo anónimo de los que pueblan la tierra.
No digo que no sea así, a veces hasta me asusto yo, pero quien bien me conoce sabe que no me gusta repetir las cosas mas de dos veces.
Necesito sentirme valorado, algo fundamental, algo que no me obligue a convertirme en un eterno suicida emocional, de sonrisa eterna hasta cuando me estampo contra el suelo.
Me juré hace ya mas de un año que no volvería a dejarme llevar, a aguantar y andar por un camino en el que me sentiría incomodo andar.
Por eso ahora comprendo cuando mi cabeza se enfría, mi corazón se calienta y decide quien le puede entender.
Está claro que me gustaría que gente me hubiese apreciado un poquito mas, solo darse cuenta que mis sentimientos solamente son soñadores de rascacielos, que a veces confunden el volar hacia el cielo, con el suicido hacia la tierra.

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SEGUIR

Todo sigue, el tiempo no para por mucho que pidas un instante para tomar las decisiones en tu vida.
Tal vez sea lo bonito, no poder saber si lo que haces tendrá un desenlace diferente al que necesitas o quieres.
Aun así debes permanecer fiel a tus decisiones, a manejar tu vida y no dejar que tus sueños mueran escondidos en algún rincón.
Buscar barricadas para intentar curar tus heridas es algo tan necesario como el respirar, pero como en todo no puedes vivir a espesas de los demás cuando necesitas volver a volar.
No importa lo que piensen los demás, porque los consejos consejos son y por ello no estas obligado a nada mas que escucharlos.
Nadie puede marcar tu camino y quien bien te quiere no juzgará a tu corazón, no dejará que tus sentimientos vuelen libres.
Debes seguir adelante, el tiempo te dirá si tu camino será liso o lleno de piedras pero siempre será tu camino.

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DEMASIADOS HILOS

Las relaciones en una vida son como hilos que se acomodan a tí y vas creando a tu lado de forma de telaraña.

Es una telaraña de seda, hilos de una marioneta que vive y convive para ser lo mas feliz que puedas en tu teatro diario.
Pero como en todo tener demasiados hilos acaban por liarlo todo, comienzas a equivocar los términos y lo que antes era buscar tu felicidad, acaba siendo buscar la felicidad de cada uno de tus hilos.
Quieres hacerlos todos especiales, tanto que no puedes elegir los realmente importante, no puedes separarlos y el nudo que se crea puede hacer que los que realmente mueven tu marioneta acaben inútiles, incluso que lleguen a romperse.
Es una decisión dura pero al final te das cuenta, sientes que debes usar la tijera para cortar algunos de los cables y que esa marioneta pierda toda la libertad de movimiento que tenía.
Cierto es que estará mas limitada de movimientos, que algunos desapareceran para siempre y sin embargo, los movimientos que te quedan son los que realmente te hacen feliz.
Son esos movimientos que te gustan, esos gestos que quieres perfeccionar y que te hacen sonreír y olvidar todos aquellos hilos que estaban ahogandote.
Necesitas la necesidad de ser libre para sentir, sin pensar lo que sientes, sin tener que pedir perdón por querer, por pasar el mayor tiempo posible practicando tu mejor movimiento, ese que cada día será mejor y aunque nunca se logre rozará la perfección.
Por mucho que nos disguste necesitamos ser egoístas si queremos darlo todo.

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DESORDENADA MEMORIA SELECTIVA

Solo quería estar en la eternidad un día mas
tal vez debí haberme vuelto mucho antes
el anonimato siempre fué un buen lugar
para vivir como otro cualquiera.

Conocer a desconocidos de nombre olvidado
esa memoría de pez deseoso por recordar
recuerdos que a los dos segundos desaparecerán
para un instante después volverlos a encontrar.

Entonces regresé como ilegal de la vida
escondiendo en callejones de soledad
viajando de polizón entre los dientes de una sonrisa
sin otra cosa en la cabeza que el poder olvidar.

Descubres con el tiempo que tu memoria ya no falla
no volverá a perdonar a los recuerdos
no les darán la anmistía que necesitan para irse
para divorciarse de tus neuronas.

Poco a poco descubres que no solo hay malos recuerdos
sino pequeños retazos de felicidad que iluminan
que dan luz a la sombra de tus dudas
esas que te llenan de celos hacia una dulce mirada.

Entonces no te quieres volver a tu anonimato
quieres volver a ser un libro con recuerdos
con borrones y subrayados
porque lo bueno y lo malo siempre será mejor que la eternidad

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BUSCANDO UN ENCHUFE

Nuestras baterías internas tienden a descargarse mas de lo que nos gustaría, tanto como para preocuparnos en quedarnos sin carga en cualquier momento.
Nuestras baterías físicas se funden con los madrugones, las carreras y los agobios del día a día. Son esos momentos en los que deseas una cama, descansar o simplemente unas vacaciones para que tu cuerpo recupere lo que va gastando por desgaste.
Las baterías psíquicas son mas jodidas de identificar, son esas que vienen sin carga, esas que se funden sin previo aviso o se sobrecalientan por exceso de trabajo.
Aunque lo mas jodido es cargarlas, porque aunque quieras no encuentran siempre los enchufes que necesitas. Con las físicas es fácil, tan solo tienes que tumbarte y descansar el cuerpo y tarde o temprano se cargará.
Las psíquicas en cambio se pueden descargar en un segundo, sin previo aviso y volverte loco para poder volver a llenarla.
Son todas esas sonrisas, todos esos momentos, todas esas cosas que generalmente acaban destrozando tu cuerpo la que rellena tu mente.
Son esos momentos únicos, esos instantes en los que te puedes agarrarte con todas tus fuerzas cuando sientes que algo comienza a no ir mal.
Últimamente siento que a mi alrededor, mucha gente que me importa anda con las batería apunto de acabarse y realmente me siento mal, porque me parece les he robado parte de su energía.
Es como si sus dudas, su futuros oscuros y nada claros, sus dudas existenciales o sus vidas tan complejas como solo las vidas pueden ser, las vacían y eso me entristece.
Por eso lo poco que tengo, lo poco que me sobra de mi batería se las intentaré dárselas a ell@s.

Un poco de cañita, aviso de navegantes esta creo que se sale un poco de tiesto pero me encanta el ritmo cuando quiero cargar pilas.

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PROMETO NO VOLVER A PROMETER

Nuestras vidas siempre están llenas de promesas, palabras vacías con las que nos llenamos la boca.
Son las palabras de nuestros anhelos, esos deseos de querer ser mejores personas o peores si somos demasiados buenos.
Son todos esos "ojalas" que nuestra soledad nos empeña en recordar que los reflejos de los cristales pueden ser mejor personas que la realidad.
Prometemos cosas imposibles para poder lamentarnos, cosas que a veces necesitan demasiada voluntad como para que tu cúmulo de adicciones, no se niegue a cumplir.
Que si podemos abandonar el tabaco, llegar a casa antes que cenicienta o disfrutar de las 0´0...¡PERO COMO NOS ENGAÑAMOS!
Acabamos llegando con el sol bien puesto, con un cubata en una mano y un cigarro en la otra, mientras claro está, nos prometemos que no volveremos a salir.
A veces es divertido hacer promesas sabiendo que no las vas a cumplir, cosas como ser libre para pensar y sentir, cambiar de forma de vestir o viajar hasta el fin del mundo.
El problema es que cuando sin querer, te das cuenta que en Noviembre vas a cumplir una de esas promesas. Entonces te llenas de pánico y empiezas a comprender que igual tienes que cumplir el resto de tus promesas.
Te toca abandonar la noche y nocturnidad, el tabaco, los últimos tragos y volverte mas formal.
Es decir mas feliz, menos comeduras de cabeza y entrar al corral, sonreir como un estúpido, dorar la espalda a la gente y en resumen, ser un tipo normal.
Solo con pensarlo te das cuenta que tienes la boca demasiado grande, así que tras sobre ponerte a la imagen tomas de decisión.
Te prometes no volver a prometer....y te das cuenta que lo has hecho otra vez....Promesas siempre promesas.

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MEDIA JORNADA

La verdad que cuando el Agosto llega, me alegra por ver que no solo son las ilusiones las que se dividen.
Agosto es un mes de calor, de esos de pensar poco, como mucho la mitad.
Es uno de esos meses que siempre intentas dar vacaciones al corazón, dejar que su latir rítmico se vaya de vacaciones.
Es época de darte un respiro, de decidir que hay que dejar de madrugar para sentir, es hora de excesos, de locuras, de esas cosas que durante el resto y frío año.
Ir con nocturnidad y alevosía a una playa en la que contar estrellas, secretos y lágrimas por no comprender la ceguera emocional de la gente.
Festivales de risas en los que la cama y el descanso pasan a segundo plano, cuando los los huracanes y la lluvia no pueden acabar con la música. Cuando el silencio a veces se apodera de nuestros miedos, propios y ajenos y nuestro dolor nos hace odiar hasta nuestra sombra borracha de sombras.
Tardes de libertad sin disfraz, de chanclas, compras por perdidas de excesos del fin de semana. Soleadas visitas expres de gafas de sol, portátiles y camisetas trásfugas que nadie sabe como acabaron en la maleta equivocada.
Locuras que hacen silenciar a tu coco, que no le dejan pensar en el pasado porque estamos en Agosto y las neuronas se han ido a las montañas del olvido a veranear.
Por eso este Sábado volverán pero no para pensar, sino para revolucionar, para sentir y disfrutar de otro de esos días eternos, para poder lamentarte a gusto el Domingo.
Así que mejor dejar de pensar, dejar de buscar sentir y empezar a vivir porque como en todo no hay nada seguro, en la inseguridad de esta especie de tragi-comedia que es la vida.

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EL SEGUNDO SEGUNDO

Todo se resume en segundos, a veces solamente es uno, otras 60 y si hay suerte las alegrías superarán los 1140.
Todo se resume en eso, en el último segundo, ese que mucha gente nos emperramos en perder, otros privilegiados consiguen ganarlo, consiguen que ese segundo, ese que puede cambiar de negro a blanco y convertirlo en especial.
Poca gente lo puede ver, quizás intuir.
Es como darse cuenta del segundo segundo, ese que ya no tiene importancia, vale, tal vez si que la tenga, pero como la plata en una olimpiada, siempre sabe a derrota.
Es ese momento de decidir, de elegir y no saber que hacer, de saber que puede ser todo o nada.
Ese segundo en el que es mejor no pensar cuando ha pasado.
Es pensar en poder haber dejado al amor de tu vida, a un futuro mejor o disfrutar de una vida mas tranquila de la que malvives los días que sientes que estás vacíos.
Son esos segundos perdidos, esos que a pesar de ser únicos tu memoria borra, olvida, destierra a la inconsciencia porque piensa que hay cosas de las que es mas importante acordarse.
Aunque como el ser humano se equivoca demasiado, lo que mas temo, es que mi memoria se equivoque, se confunda y borre alguno de esos segundos que me hacen seguir andando cuando estoy cansado de andar.
Solo espero, en este momento, no haber olvidado ninguno de esos primeros segundos.

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POCA GASOLINA

Cuando llega el Domingo es momento de juicios, esos momentos de balanza, donde se ponen las cosas buenas y las malas.
Ese resumen de lo que ha dado tus días de descanso, bueno descaso sería una mala palabra, digamos mejor desconexión.
Desconectar en una tienda de campaña, desconectar cerca de unos altavoces a todo volumen, desconectar con unos tragos y mejor compañía.
Tal vez la gente no entienda lo que supone eso, seguramente estemos ya demasiado mayores para dormir en un suelo duro, mal comer, beber y fumar como si se acabara el mundo y botaramos como posesos durante horas con cada uno de los conciertos que sonaron en nuestros oídos y vimos en nuestros ojos.
Desde Gatibu hasta Talco, desde el rock hasta el ska, todo estaba permitido, todo por dos días para empezar a saber que aunque no me guste mi gasolina se acaba.
Tal vez es todo lo que ha pasado o tal vez que nada cambia, que sigo encontrar el modo de desconectarla y siempre pensando un paso mas de lo aconsejable.
Aunque a pesar de todo, no cambiaría estos dos días por nada del mundo, ha sido divertido y cada una de las piezas de este puto puzzle que es la vida, ha sido importante.
Hemos discutido y hecho las paces dieciséis veces, hemos reído y llorado, hemos gritado y susurrado, aunque lo importante es que hemos disfrutado.
Alguno hoy no tendrá voz, otros tendremos unos cuantos moratones, algunos golpes, alergias y quemaduras.
Tendremos dolor de cabeza por beber de mas, de espalda por dormir de menos, de piernas por no saber cuando parar de botar y con todo ello, no me arrepiento de nada, ni de un segundo de estos dos días y espero que mi cabeza encuentre la tranquilidad si el año que viene mi cuerpo tiene fuerzas para regresar.

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