12/27/2010

EFECTO MUELLE

Asi andamos todos, con momentos para arriba y momentos para abajo, es ley de vida, es lo que nos hace sonreir y llorar, estar alegres o en guerra con nosotros mismos, es sentirnos parte de un todo o de la mas absoluta nada.
Son días cálidos o fríos como el de hoy donde por tener pereza, la tiene hasta el termómetro.
Son días de estornudos, moquillo y tiritar sin ganas al sacar un pie fuera de tu nórdico para ponerte en marcha e ir al trabajo.
Todos vemos a lo largo de la vida finales, algunos felices y deseados, otros en cambio dolorosos y que marcarán a fuego algo en nuestro interior para siempre.
Finales que encadenan otros principios, otras cosas que deseamos hacer o padecer (generalmente por la ignorancia de nuestras ilusiones) son retos que firmamos sin leer la letra pequeña, sin mirar si estamos haciendo un pacto con el diablo y que sin embargo, volvemos a firmar con la siguiente oportunidad que tenemos para blandir la pluma.
¿Paradójico verdad?
Así es como vivimos, como sentimos y como elegimos a quien dar nuestras ideas, nuestros sentimientos y nuestra ilusión, sin letra pequeña, ni doble sentido, asumiendo la responsabilidad de nuestras consecuencias al decidir ir a la derecha en vez a la izquierda.
Somos muelles, nos contraemos y dilatamos una infinidad de veces, llegando incluso a deformarnos y no saber la forma que tuvimos en un principio, cuando los malos y buenos recuerdos no nos había todavía inundado con la experiencia de lidiar con el día a día.
Por eso debemos mantener un manual de instrucciones, de esos que sin tener que ser muy exacto, nos ofrezca la posibilidad de saber como fuimos en un principio y poder mirarlo, siempre que lo que nos miremos en un espejo y no reconozcamos al que está reflejado en él.

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SOLAMENTE UNA PIEZA...