A ti te prometo un poquito mas que al anterior, pues a fin de cuentas, hueles a nuevo, a regalo aun sin desenvolver, de esos que sabes que te van a gustar solo con ver el color del papel.
Por eso te prometo que seguiré con mis ideas locas, mis corduras a medio gas y mi mundo de fantasía salpicado con ilusión.
Sí, a ti te lo digo y lo hago con tiempo para que luego no digas que no te avisé.
Prometo mantener la mirada de niño, de ojos sin perfilar ante las cosas nuevas, de querer aprender a seguir caminando, sin importarme que me manche los pantalones o me haga rozaduras en las rodillas.
A ti te lo digo porque te exijo que me hagas reír que llorar....bueno mas que exigirtelo te pido que me lo prometas, que nos escupamos en la mano y sellemos un pacto entre caballeros, nada estirados, ya sabes, evitemos usar chistera sino es para sacar un conejo y dejemos los duelos a pistola para disparar a las nubes.
Es sencillo ver lo complicado, lo complicado es verlo sencillo.
Un juego de palabras convertido en laberintos de promesas, de esos que prometo lo que creo y solamente doy mi credo a lo que veo.
Así que si siguiese al pie de la letra no sabría porque escribo estas líneas puesto que no puedo verte, tan solo eres un número, uno que tendrá la efímera vida de 365 dias y un cuarto.
Aun así te prometo una cosa, te prometo que cuando el uno de Enero entre en vigor tu reinado intentaré no aprender a cambiar las cosas que me hicieron reír en el reinado de tu predecesor.
Hoy es el día de las bromas, ese en que todo el mundo piensa que es gracioso y muchas veces confunde la mera anécdota con una señora putada.
La mía a empezado desde la mañana cuando la fiebre me ha dado la sorpresa que comenzó el viernes mi garganta y mi oído....una bonita infección.
Aguantas hasta que no puedes mas y ya te decides que sufrir para nada es tontería, que para que llorar que la vida es un carnaval, así que llamas y te dicen que hasta el jueves como que están muy ocupados, que llames entonces y tal vez, si Venus se junta con neptuno, tal vez tengas horas libres.
Entonces piensas lo graciosos que son el día de los inocentes, así que comienzas a negociar y al final consigues que te cojan de "urgencia" a las 11.
Bueno pues ahí que vas, bueno mas bien te llevan (recordad chicos, una buena amiga con coche puede ayudarte a solventar los problemas que el transporte público te somete, así que mimarla mucho mucho y hacerla buenos regalos, que se tiene ganado el cielo)
Entonces llegas, ves la sala de espera vacía y piensas "joder si que se lo han tomado en serio lo de los inocentes" buscando la cámara oculta por si se trata de una broma.
No hay ninguna cámara o bien la tienen muy bien escondida.
Entonces te llaman entras y lo primero que te preguntan es que te pasa y vuelves a pensar que estos médicos son unos graciosos de la ostia, con fiebre y pidiéndote un auto-diagnostico.
Y te entran ganas de recordar alguna enfermedad rara de esas que salen en House pero la cabeza no te da para tanto, así que le dices que lo de siempre "Unas bonicas placas en la garganta"
Es entonces cuando te mira finalmente y tras meterte un palo hasta la garganta, te suelta "Pues sí, tienes unas placas en la garganta de aupa"
Dios!!! que bueno soy diagnosticando!!! me pregunto si el cojo aun buscara un nuevo ayudante.
Aunque lo que te hace contestar es la coletilla..."Aguantas bien el dolor viendo la que tienes en tu garganta"
Es ahí donde tu cabeza febril no piensa lo que tu boca dice y saltas "Es que soy espartano" Olé tu!
Todo esto viene a que la vida esta llena de ironías, bromas e inocentadas y hoy como he tenido mas tiempo de lo normal para aburrirme en mi curro de "Señor que brilla en la oscuridad y hace el mal" pues he pensado unas cuantas.
1. La primera es personal, cada vez que me dicen que tengo unos ojos bonitos, divinos, preciosos, increíbles........!Y yo no tengo ni puta idea de que color son! !Joder para algo bueno que tengo y voy y salgo daltónico!
2. Luego he pensado que en general todo se tuerce, digamos por ejemplo esa gran expresión "La vida te da una de cal y otra de arena".....la pregunta es ¿Cual es la buena?
La cal rompe lavadoras, lo dicen los señores de los anuncios de lavavajillas.
La arena es la cosa mas incomoda del mundo se te mete por el bañador y luego no hay quien se la saque.
Me pregunto si esta frase esconde una metáfora de la vida misma...Da igual lo que elijas, estas igual de jodido.
3. Después me he puesto romántico y he pensado en el amor y en que todo es de color de rosa cuando tienes mariposas en el estómago...pero cuando se tuerce todo es una mierda.
A lo que me pregunto, que si después de enamorarte, cagas con olor a rosas "silvestres" mientras millones de mariposas salen de tu culo.
Pero este tema me ha dado mucho que pensar la verdad.
Otra frase que me encanta es "siempre estaremos juntos"...bueno siempre siempre, no se, algún día aunque todo vaya bien uno de los dos acabará criando malvas y entonces el otro se quedará solo...a no ser que haga un rito vudú que levante de la tumba a los muertos y !Horror! sea el causante de la invasión de Zombis (Lease la entrada anterior).
Aunque bien pensado un muerte viviente daría sentido a muchas frases:
- Estoy loquito por tus huesos...eso sí sin olfato y con las ventanas abiertas para airear la podredumbre.
- Te comería a besos...y hasta el tuétano si te dejases....del cerebro hablaríamos después de la boda.
Aunque bien pensado las rupturas no serían dolorosas, con un simple hacha y un tajo certero "cortarías por lo sano" y si alguien luego te preguntase le podrías decir que no estabais hechos el uno para el otro "Que perdió la cabeza"
Volviendo a las bodas, me encanta la frase "Que lo que dios junte no lo separe los hombres"...entonces, ¿los abogados matrimoniales que son?¿Enviados del diablo?
4. Aunque si nos remontamos aun mas atrás, vemos que desde que nacemos todo es una bonita ironía.
Ver a esos adultos hablando a los niños como si fueran gilipollas, bueno la verdad es que hay muchas personas que hablan a los perros y les preguntan que tal están, esos no lo pareces....sin animo de ofender.
Se tapan la cara y preguntan una y otra vez lo de "¿Quién soy?" hasta la saciedad.
Son esos momentos que me gustaría saber que esta pensando el pobre niño pero me puedo imaginar algo como:
"Horror, he nacido en una familia de gilipollas...seguro que incluso hablan con los perros"
5. Por último he pensado que lo mejor y lo único que nos queda es tener fe...bueno a lo mejor ni eso.
Porque te pones a leer la biblia y descubres que desde la creación Dios mostró su particular sentido del humor.
Creó al hombre y la mujer a su imagen, les puso un terreno que te cagas para que viviesen y les dio el libre albedrío para que hicieran lo que quisieran, les enseñó el bien y el mal....y coje el cachondo de él y les planta un árbol con una manzana mientras les dice que tienen prohibido comer de ese árbol.
Vamos a ver, volvemos a los niños un segundo ¿Que hace un niño cuando le dices que no haga algo?
Vale volvamos de nuevo al paraíso y preguntemonos porque puso el árbol sino era para gastar la mayor inocentada del mundo...estoy seguro que el Eden tenía una renta alta o quería recalificar los terrenos para construir un centro comercial y como no sabía como echar a sus inquilinos les hizo la tres catorce.
Y claro cogió Eva y agarró la manzana y la comió...que malas que son las tías.
Luego se la tendió a Adán y también comió...que tontos que somos los tíos.
Aunque sin duda la mayor inocentada de todo el libro sagrado esta sin duda cuando el pobre Jesucristo crucificado, levanta la cabeza y mirando al cielo dice:
"Perdonales padre porque no saben lo que hacen"
Pues para no saber lo que hacen, la verdad que entre lanzas, espinas y cruces lo que es putear al pobre salvador lo putearon un rato.
En fin, para terminar pensad que cuando digáis algo como "Señor porque me has abandonado" quizás sea lo mejor que te pueda pasar, porque o bien nunca estuvo ahí o peor, aun continúa ahí arriba demostrando que su sentido del humor es realmente retorcido.
P.D. Esta es quizás la canción que mas me relaja así que ahora me la pondré a todo trapo con mis cascos, cerraré los ojos y disfrutaré de 10 minutos de una de las 10 mejores canciones del Rock de todos los tiempos (Sí con infección de oido y todo, que aunque no hable con perros soy gilipollas)
Hoy toca momentazo friki, de esos que hacen que a veces me miren raro por ponerme a discutir, por ejemplo, que pasaría si realmente hubiese una invasión de zombis devoradores de cerebros.
Ciertamente es divertido oír a la gente hablar sobre tonterías de este estilo y darle lógica a sus disparatados argumentos, basándote en hechos de la vida del día a día. Vale es algo raro, lo admito, pero tengo el pequeño don que la mayoría de la gente acaba pasando por el aro y discutiendo sobre algo tan absurdo como improbable. Es algo como decirte que lo mejor para sobrevivir es mantenerse en grupos y tu debates sobre ese punto, un grupo crea afinidad o desprecio y en situaciones límites, de esas que carecen de normas, las cosas crecen como la espuma por momentos. Los sentimientos se mezclan y todo acaba siendo blanco y negro...y reza porque ninguno de tus acompañantes, te vea con malos ojos o terminarás con una bonita hacha clavada en la espalda...después simplemente tendrá que decir que fue un accidente. Aunque el otro caso es peor si lo que hablamos es de sobrevivir, esos héroes que escondemos en nuestro interior y que si se da el caso, nos hace cometer estupideces por salvar a otro, exponernos, que nos peguen un mordisquito de nada y fin de la historia. Luego esta la manía de pensar que hay sitios seguros, pero no existen ningún sitio seguro, cada salida es una entrada para los bichos y por mucho que todo dios se mantenga en guardia, al final, siempre habrá uno que se duerma, que se vaya a mear o simplemente que pase de seguir vigilando viendo el futuro negro que espera el resto de sus vidas. Es cierto que los zombis no corres, bueno por lo menos los de verdad, los auténticos y que si te pillan es porque eres muy torpe....pero ellos no duermen, no descansan y tiran para adelante haga frío o calor, no enferman, no discuten y no tienen ningún otro objetivo en la vida que darte un mordisquito. Así que cuando te ves rodeado por cientos de miles pasas de tener que ser torpe a tener que ser el puto amo de la contorsión para no dejar que te hinquen el diente. Así que lo mejor es tenerlos vigilarlos y buscar seguridad, es decir todos como tontos a buscar una pistola, sin pensar que quizás y solo quizás, no halláis sidos los únicos iluminados que han pensado esa idea. Así que ala, a jugarse la vida una vez mas por conseguir un arma de fuego, esquivar mas zombis, perder algun que otro miembro del grupo en el camino y regresar a un sitio alto y "Seguro" todos felices y contentos porque al fín estamos armados....y surge la siguiente pregunta. ¿Quien cojones sabe usar un arma? En las películas siempre hay un poli disfrazado de buen samaritano que explica a todo el mundo como usarlas y en cuestión de segundos, todos se convierten en jodidos vaqueros con una puntería de mil demonios. Ahora bien, en las películas no se habla del retroceso de las armas, de como cambiar un cargador y del peso de una jodida pistola, por no decir, que con el poco ejercicio que hacemos, no veo a la gran mayoría de la población con un pulso de acero y en mi humilde opinión, no creo que sirva de mucho jugar a ser soldaditos con réplicas que lanzan bolitas de plastico, ni la experiencia acumulada en horas y horas de videojuegos online. Ahora si sumamos que tiene que atizar a una diana del tamaño de un melón, sino no sirve de nada, nos da como resultado, que por tirar abajo un puto muerto viviente se gastan una media de 3 balas....conclusión, en menos de dos días cargadores vacíos. Por no decir del reparo moral de tener que volar la cabeza a gente que conoces, tus amigos, tus padres o tus conocidos, que por mucho que los veas arrastrándose medio descompuestos, joder, siguen siendo a tus viejos a los que ves delante de tus ojos. Así que solo nos queda correr y escapara a un lugar desierto...¡ya esta una isla!, o algo en mitad del mar que no pueda tener contacto con el exterior, un lugar idílico donde estaremos seguros y ¿Calentitos? Bueno igual por la hipotermia, porque no tendremos comida, ni agua potable, ni medicinas y con un poco de suerte alguna manta para cubrirnos en invierno o cuando llueva...es decir hay que tentar a la suerte para que no pillemos ni un simple catarro, porque sino estamos jodidos. En resumen si hubiese una invasión de zombis simplemente estaríamos jodidos y lo mejor sería abrir una buena botella y beberla mientras se piensa en una bonita manera de terminar con nuestra vida.
Asi andamos todos, con momentos para arriba y momentos para abajo, es ley de vida, es lo que nos hace sonreir y llorar, estar alegres o en guerra con nosotros mismos, es sentirnos parte de un todo o de la mas absoluta nada. Son días cálidos o fríos como el de hoy donde por tener pereza, la tiene hasta el termómetro. Son días de estornudos, moquillo y tiritar sin ganas al sacar un pie fuera de tu nórdico para ponerte en marcha e ir al trabajo. Todos vemos a lo largo de la vida finales, algunos felices y deseados, otros en cambio dolorosos y que marcarán a fuego algo en nuestro interior para siempre. Finales que encadenan otros principios, otras cosas que deseamos hacer o padecer (generalmente por la ignorancia de nuestras ilusiones) son retos que firmamos sin leer la letra pequeña, sin mirar si estamos haciendo un pacto con el diablo y que sin embargo, volvemos a firmar con la siguiente oportunidad que tenemos para blandir la pluma. ¿Paradójico verdad? Así es como vivimos, como sentimos y como elegimos a quien dar nuestras ideas, nuestros sentimientos y nuestra ilusión, sin letra pequeña, ni doble sentido, asumiendo la responsabilidad de nuestras consecuencias al decidir ir a la derecha en vez a la izquierda. Somos muelles, nos contraemos y dilatamos una infinidad de veces, llegando incluso a deformarnos y no saber la forma que tuvimos en un principio, cuando los malos y buenos recuerdos no nos había todavía inundado con la experiencia de lidiar con el día a día. Por eso debemos mantener un manual de instrucciones, de esos que sin tener que ser muy exacto, nos ofrezca la posibilidad de saber como fuimos en un principio y poder mirarlo, siempre que lo que nos miremos en un espejo y no reconozcamos al que está reflejado en él.
Hoy quiero hacer diferente, es un relato improvisado....
EL NIÑO QUE QUISO LAS ESTRELLAS
Ser diferente nunca fué malo o al menos eso pensó cuando ese libro cayó en sus manos por primera vez. Fue un libro, sobre otro libro, unas líneas sobre otras líneas, una historia sobre otra historia. En resumen un libro que lo envolvió con sus dragones, con sus gigantes de piedra y su emperatriz, con ese veneno en forma de ilusión que todo niño descubre de una u otra forma. Decidió entonces que el quería soñar, quería poder agarrar una estrella y se puso manos a la obra, dedicandose a estar en la luna cuando los profesores intentaban explicarle algo de vital importancia para una vida que el no deseaba tener, puesto que como ocurriese a Peter Pan, el pensó que jamás crecería. Sin embargo el tiempo no es amante de nadie, ni concede favores, ni ofrece treguas así que no le permitió seguir soñando con ser el heroe de su propia historia. Eso entristeció al niño, tanto que durante unos años estuvo perdido, sin color y viajando entre el blanco y negro, mecido por la monotonía hasta que ese extraño camino acabó en un callejón sin salida. Fue entonces cuando decidió que era tiempo de regresar y tras conseguir una mochila en la que guardar sus mas valiosos tesoros, rehizo el camino con la idea de regresar al punto de partida. Fue un regreso dificil, lleno de caidas y errores, lleno de ilusiones rotas, bañadas en un dolor tan intenso a veces, que mas de una vez decidió sentarse y no seguir caminando. Fueron tiempos de oscuridad, de golpearse con paredes que no podía ver o bien empujando a los viajantes que compartían ese camino, a veces queriendo cegado por la melancolía, a veces sin querer simplemente por su torpeza. Oscuro sendero en cuyo transitar sus mas oscuras pesadillas aparecieron, monstruos del pasado y presente que le asustaron de tal manera, que el temblor de sus piernas le impidió dar un paso mas. Allí es donde surgió la luz y como si un faro en la noche iluminase su particular viaje, comenzaron a surgir pequeñas estrellas brillantes, migas de pan en un laberinto que por fín marcaba el camino correcto. Aun así no fue facil, puesto que algunas de esas estrellas se destruyeron al contacto con sus miedos, otras se quebraron y su brillo perdió intensidad. Sin embargo otras permanecieron, aguantaron iluminando su camino, haciendo huir lentamente a los monstruos, ajenas a los errores que cometía a cada paso. Fue esas estrellas las que guardó en su mochila, esas pequeñas luces que cuando todo volvía a resultar confuso y perdido, le marcaban el camino a seguir como una brújula tatuada en el corazón. Así regresó, entre ratones despechados, amigos que la muerte no le pudo jamás separar gracias a una simple pulsera o tortugas que a pesar de no ganar la carrera no dejaron de sonreir. Etapas en su viaje de regreso, que hicieron que la ilusión regresara lentamente a su cuerpo y todo lo que en su desordenada cabeza se rompiese en el pasado, se pegase de nuevo formando un nuevo mapa del tesoro. Vivió multitud de aventuras, en los que los protagonistas de sus cuentos infantiles cobraban vida y como sucedió con Alicia, acabó cayendo por un agujero que le transportó a un mundo de Dioses y Reinas inmortales, seres que tan solo las leyendas de los mas viejos del lugar aún recordaban. Llegó entonces a un pequeño pais que no aparecía en ningún mapa, un refugio en el que durante meses pudo descansar y considerar su hogar, un lugar donde abrir su mochila y en la intimidad, disfrutar de las sonrisas de sus estrellas, brindis en cuernos o bailes alocados en la fiesta grande del mes de Septiembre. Un lugar donde había una reina, unas frutas y un millón de historias nuevas que devorar en las que incluso él era el protagonista. Se sentía feliz, muy feliz en aquel lugar, pero en el fondo sabía que su viaje no había terminado allí. Así que tras mirar una última vez atrás y recordar todas los buenos momentos que allí había vivido, volvió a coger su mochila, guardó de nuevo sus estrellas y se dispuso a seguir caminando, a seguir imaginando historias por inventar y una nueva etapa por comenzar, con la misma ilusión que en un niño, pero con la experiencia que cada uno de sus pasos le había regalado.
Soy previsible, tanto como para intuir que la entrada del día de hoy sería para ti, no podía ser de otra manera.
Hoy hace un año que te fuiste y me he dado cuenta que el tiempo vuela, tan rápido que podemos caer en la tentación de olvidar cosas importantes.
Yo me niego a olvidarte.
Por eso estas líneas, porque de vez en cuando no puedo acordarme de ti y tener que echar mano del baúl de los buenos recuerdos para evitar que la tristeza se haga dueña de mis segundos.
Realmente no es tu marcha lo que lamento, sé que es ley de vida y como supe hace exactamente un año, sé que fuiste querida y admirada por muchos.
Lo que lamento es no poder los nuevos momentos, mis victorias y mis fracasos nunca mas contigo.
Sabes de sobra que no soy persona de iglesias, cruces o ramos de flores en el mes de Noviembre por eso no tengo que darte explicaciones, porque lo entiendes y como pasó durante los 28 años que compartimos juntos siempre te pareció bien, por eso no insistiré.
Decirte que no ha sido un mal año, en lo que se refiere a cumplir mis pequeñas luchas en formas de sueños y por eso estoy alegre, porque al fin podré dedicarte algo que he hecho con todo el corazón, algo que solo lamento no puedas disfrutar leyéndolo.
Aun así te lo dedicaré porque si algo sé es que si yo estoy aquí, si he podido seguir andando sin perder el camino, es porque gran culpa la tuviste tú.
Eso sí, lamento tener que decirte que el ajuar que tiene labrado mi nombre sigue en tu armario porque como intuiste cuando me fugué con solo 4 años en aquel centro comercial de Andorra, iba a ser un niño que iba a dar guerra.
Y guerra doy porque aun no he conseguido encontrar el interruptor que una mi cabeza y mi corazón, pero bueno, tampoco tengo prisa.
Lamento que no vieras al nuevo miembro de la familia, todo el mundo le saca parecidos, cada uno tirando para su casa por supuesto pero si algo tengo claro es que tiene tus mismos ojos, porque si bien soy daltónico, no confundiría tus ojos ni en un millón de años.
No sé que mas decirte que no fuera recordarte y esperar que cada año pueda escribirte estas líneas en forma de homenaje, en recuerdo por todo los momentos vividos.
Es mi forma de darte las gracias que a pesar de ya no estar, tu recuerdo sigue velando por mí.
Al final todo se tiene un peso en tu vida, tus decisiones, tus acciones o simplemente la forma de ver el tiempo pasar crean un peso, a veces un lastre con el que tenemos que soportar seguir caminando. Todos somos dueños de nuestras particulares balanzas de precisión y valorar cada una de las oportunidades que surgen en el camino, para seguir caminando hacia un deseo de realizarnos como personas. En esa encrucijada me encuentro ahora mismo. Un cambio, una ruptura con lo que ha sido tu vida en estos últimos meses, un salto al vacío y comenzar otro nuevo principio con una oportunidad que dificilmente se puede ser rechazada o seguir como hasta ahora, que no es estar mal y esperar paciente en la estación del destino un nuevo tren. El problema es que después de este año, después de que ponga la palabra fin a este proyecto que casi acaba siendo un niño, siento que me he vuelto a envenenar con unas enormes ganas de seguir aprendiendo, de gastar mi dinero en lo que siempre me gustó, en seguir mejorando y puliendo lo que siempre me gustó...contar historias. Así que en eso dedicaré mi noche buena, a valorar a ver los pros y las contras de seguir en el camino, de estar mas cerca de tod@s y poder organizar mi vida desde la soledad de creación que necesito, porque a fin de cuentas, es así como siento que todas mis ideas se plasman en el papel y ahora mismo tengo saturación de sueños a los que dar rienda suelta. Todo hay que valorarlo, con calma, con tiempo y sobre todo, si hay que despedirse, hacerlo sin prisas porque si bien tu vida es un huracán, nadie tiene que temer ser devorado por ella. Así que aun no sé como empezaré el nuevo año, solo sé que lo quiero aprovechar lo máximo posible y poder terminarlo como este, con una sonrisa de satisfacción en la boca.
Todo cambia demasiado deprisa, lo negro era blanco y lo blanco negro, con tal rapidez, que se agradecen los tiempos muertos en forma de sonrisas. Esta vez solo fuimos cinco, como los lobitos, pero aun así los recuerdos volvieron a fluir y con ellos, valoras quizás un poco mas el ritmo de vida que has elegido, ese de no dormir, de morder tus buenos sueños y asumir retos que al final, tienen una recompensa en forma de satisfacción por sentir haber hecho un buen trabajo. Es una enhorabuena, cálida y tan real, que te hace hincharte de orgullo por observar que valoran tu esfuerzo, tus quebraderos de cabeza y todo ese trabajo que se comprime en unas pocas páginas. Sabiendo que saben que no serán perfectas, pero aun así, serán especiales. Aunque también fue una noche para reflexionar, para pensar en todos esos viajes de aquí para allá, disfrazados de nómadas de la noche, en los que un taxi, un bus o un tren, dibujaron conclusiones en mi cabeza. Observar la mirada triste del dolor, de la ingenua felicidad de pensar que diez años se parecen a un para siempre, sin ser otra cosa que algo tan efímero y frágil como un castillo de naipes. Esos ojos me han enseñado, entre brindis, entre sonrisas y bromas, que es mejor seguir para adelante y que aferrarte a algo que te incordia no es sinónimo de felicidad futura, sino que en la mayoría de las veces, acaba convirtiéndose en la mayor de las tristezas. Por eso aun no sé como empezarán los primeros meses del año, pero tengo claro que no voy a cerrar las opciones que me planta la vida, esas que aparecen de la nada y que te pueden ayudar a cumplir los sueños. Son las ganas de no buscar amoldarte a los pasos de otra persona, puesto que a veces son demasiado rápidos o incómodos para tu caminar que acabas siendo un extraño en tu casa, esa sensación que me hizo tomar la decisión de hacer la maleta hace unos meses y cambiar el rumbo, esa misma que a pesar de las dificultades del principio ha tenido unos beneficios mayores de los que jamás creí imaginar. Así que en esas estamos, con ganas de seguir para adelante, de sentirme cómodo allí donde vaya, allí donde mis intereses me quieran llevar porque no quiero que nadie sacrifique nada por mí, pero tampoco me pidan que sacrifique mi sonrisa por nadie. Es una ecuación simple y tanto como sentir la comodidad de las cuatro pareces en las que formamos el hogar, tanto como saber que a pesar de todo siempre te quedarán unos pocos elegidos, de esos que acabas jugando un poker mano a mano, de esos que brindas con una Kupela de fondo, de esos con los que ver una película de los años 80 y sobrevivir en el intento. Personas que saben lo que es una broma y con lo que nunca se debe jugar, ni aunque sea por todo el oro del mundo, esos mismos que entenderán que como creo que pintara la paleta de mi futuro, mi camino vuelva a girar en el siguiente cruce.
Este año ha coincidido que con el final de la primera decena del dos mil, también pongo punto y final a unas cuantas historias inacabadas, de esas que te han dado mil quebraderos de cabeza, mil noches sin dormir, mil rabietas y sobre todo un millón de sonrisas. Es un año raro, extraño donde mi felicidad y mi tristeza han viajado en el mismo vagón, compartiendo mas momentos de los que puedo recordar y sobre todo, menos de los que he logrado olvidar. Un año ya desde que oí el último tango, un año menos para oír el siguiente y ese agrio sabor del mate, mezclado con la dulzura del dulce de leche se funden en un sentimiento tan extraño, como añorado. Nunca me gustaron estas fechas, menos aún desde hace un año, perdí mucho, incluso diría que demasiado pero desde ese día su recuerdo me ha acompañado en la muñeca izquierda. Ha sido un año de proyectos a lo personal, crear una historia de verdad y tirarme a una piscina sin saber si estaba vacía, tan ciego de ganas de inventar que olvidé el trabajo que cuesta eso. Menos mal que mis frutas, mis queridas frutas me han estado dando un empujoncito tras otro, para no sentarme en el camino y rendirme las mil y una veces que sentía que algo no salía como me hubiese gustado. Han sido meses de aprender a no usar finales abiertos en el día a día, a limar mis miedos a mirar a la vida sin tener saturada la memoria con el recuerdo del pasado, ha sido difícil y sé que me he equivocado mas veces de las que se pueden perdonar, este blog es una prueba de ello. Así que en estas estamos, cerrando sueños y abriendo nuevas formas en las que gastar mi tiempo, en las que disfrutar de las cosas que mas me gustan y devorando segundos en las personas que mas quiero, sin olvidar, que aunque parezca que el camino esta teñido con una alfombra roja, siempre puede terminar en un empinado precipicio. Por ello, aunque acabaré el año con una triste sonrisa, no olvidaré tener un plan B o incluso un C, por si como te avisan tus instintos, en los primeros años de la segunda decena del dos mil, todo puede volver a cambiar y otro final en forma de despedida, dará paso a un nuevo comienzo repleto de sueños, ideas locas y retos a lo personal.
La madurez, esa época en la vida que todo ser humano sufre o disfruta, llega la primera vez que echamos la vista atrás y nos encontramos con la sombra de nuestros actos. Algunos consiguen acallarla durante un tiempo con el ruido de las copas al brindar o la etílicas palabras de madrugada, donde tu compañero de trago, es en ese instante tu mejor compañero, tu amigo íntimo y mejor confidente, aunque horas después, se convierta en tu peor enemigo. Cuando el día de "hacernos mayor" llega, comenzamos a usar las prisas como malas consejeras y cometemos errores por miedo a llegar los últimos en la carrera del tiempo. Abrazamos doctrinas que nunca creímos que abrazaríamos, formamos cruces con los dedos y comenzamos a valorar el dinero ajeno como fuente de su felicidad y por ello, por querer poseer dicha felicidad, nos enzarzamos en una carrera sin descanso por conseguir una gran casa, un coche caro y todo lo que nuestra imaginación pueda desear o incluso un poco mas. En lo personal se enciende una cuenta atrás, una detonación que aunque no ves, sabes que el resultado es una explosión tan devastadora como la soledad. Vivir al día, se convierte en una utopía y cada vez que echamos la mirada hacia delante, tenemos en la memoria los recuerdos pasados, para darnos cuenta de nuestros errores, para comprender que tal vez nos equivocamos con ese último adiós y debimos mantener esa llama encendida, ahora que creemos que todo es un camino oscuro de horas y segundos sin un abrazo que poder dar o recibir. Aceleramos los pasos, nos convertimos en liebres y nuestro fatalismo, fruto de la desesperación de comprender que todo a tu alrededor evoluciona, mientras tu te quedas estancado como el único habitante de una isla desierta, nos hace agarrarnos a clavos ardiendo. Dolorosas decisiones que nos obligan a aguantar por miedo, por evitar la pesadilla de envejecer rodeado de gatos, aislado y sin nadie con quien compartir tus momentos de riqueza o tus oscuras miserias. Sin embargo, aun se puede luchar y seguir andando, cometiendo errores, teniendo sueño, pensando metas futuras para evitar que el corazón recuerde, que sienta felicidad pasada, dibujada en negro presente. Son los viajes, son las palabras, son todo aquello que te hace sonreír, evitar pensar demasiado y disfrutar de un nuevo día, ocupado y saturado de sueños, de horas de insomnios por necesidad, no por obligación. Es la forma de permanecer íntegr@s ante las putadas, ante las esquinas oscuras donde se esconde los malos momentos y conseguir buscar una luz, sin fe, ni buscar una salvación mas lejos de tu mismo, tan cerca como tus ganas de vivir la vida, de soñar lo insoñable, de desear que siempre puedes mejorar en algo mas que tu cartera, en algo como ser mejor persona, aprendiendo de los que te rodea, disfrutando de lo desconocido y sobre todo, sintiendo que no debes convertirse en nada diferente a lo que eres para encontrar una redención que no necesitas.
Todos somos pintores de la vida, de esos de trazo perfecto o de brocha gorda, da igual como lo hagamos, cada uno pintamos nuestro particular paisaje.
Es algo que se queda entre los límites de lo mas básico, entre el blanco virginal que nos aporta calma, que nos sorprende con la inocencia que solo los ojos de un niño puede ver y el negro teñido de tristeza, de luto, de esas cosas que nos hacen no dormir las noches que a nuestra cabeza le da por pensar.
Somos mucho mas que eso.
Somos el aburrido gris, ese tono que solo comienza a brillar cuando comprendemos lo básico, cuando entendemos que todos los demás se resumen en tres colores.
Es el rojo de nuestro sentimiento, ese que nos hace sucumbir al deseo, que nos enciende y nos nubla, para bien o para mal cuando la razón se vuelve irracional.
Es el azul de la armonía, el azul del anhelado mar en calma que intentamos convertir nuestra vida, un tono que resume los brindis de fidelidad, las noches de amistad y todos esos secretos que nuestros propios fantasmas no pueden proteger.
Es el amarillo, es la luz de nuestra pasión o la hoguera de la vanidad, son nuestras virtudes y defectos, nuestra forma de entender como somos e iluminar un camino, a veces equivocado, para dar un paso mas en el vida.
Con ellos presentes, todos los demás son posibles, son la mezcla, son la esencia de lo que somos o lo que nos gustaría ser.
Son el verde de la paz, de la esperanza de saber que aunque las cosas pinten mal, algún día volverás a levantarte, volverás a volar.
Es el naranja, el color de nuestra fiesta, de nuestro tiempo libre, ocupado en disfrutar de la gente de cerca, momentos de café, conversación película y una buena sesión de sonrisas cómplices ante situaciones absurdas.
Es el violeta de nuestra calma, de nuestro autocontrol cuando necesitamos parar una existencia tan destructiva, como dañina hacia la gente que te importa, esa misma gente que disfruta del resto de tu cuadro, de tus pinceladas a veces abstractas, tan detalladas que incluso se puede observar la silueta de un alma.
Hay miles de colores y todos tenemos un lienzo en blanco donde usarlos, no siempre será una obra de arte, incluso aseguraré que habrá día que se convierta en una chapuza, pero sin embargo, una vez terminado, una vez que la pintura se seque, el resultado será nuestro mas intimo retrato.
A veces la gente se cuela, por las ventanas, te revuelve tu mundo y pone todo patas arriba todos tus pensamientos...este no es el caso.
Esta es una Okupa que tiene la puerta abierta a este blog puesto en gala, con alfombra roja para tener el placer de ofrecerlo y podáis leer unas líneas que no son mías, unas palabras sin borrones que a mi me encantan.
Sin mas que decir, solamente que disfrutéis con este pequeño y ajenas ideas, que visitarán el blog cada cierto tiempo os dejo a Mónica.
DICEN...
Dicen que la vida, son pequeños momentos que nos rodean cada día, que son suspiros, miradas, palabras dichas en el momento adecuado…
Dicen que la vida pasa más rápido de lo que quisiéramos, y que nos perdemos pequeñas cosas mientras esperamos la gran felicidad.
Dicen que el amor siempre llega y no es cierto, algunas veces porque no nos encuentra y otras porque huimos de él tan rápido que no nos damos cuenta que podría ser el verdadero.
Somos tan orgullosos que creemos que la vida gira en torno a nosotros y no es cierto, debemos darle un sentido, debemos saber comportarnos ante cada situación y no debemos dejar pasar las pequeñas alegrías que al fin y al cabo son las que dan sentido a todo.
Una cena, una reunión entre amigos, ver una película con las manos enlazadas debajo de una manta, miradas cómplices, un paseo sin más, sin estar preparado, una sorpresa a las tres de la tarde….
El sonar del timbre a las diez de la mañana y ver esos ojos cargados con un termo y una rosa debajo del brazo, bailar por la casa con la música bien alta, dando igual lo que piense el resto de la humanidad.
Sentarse frente al ordenador con una cerveza bien fría y dejar que las líneas salgan sin más, eso si, sin dejar de mirar por la ventana, no quieres perderte el paso de ninguna nube.
Un Sábado raro el de hoy, de madrugones y frío, de ganas de todo y paciencia para nada, mil cosas que hacer y sin embargo el sofa imanta tu culo sin poder dar un paso de las mil cosas que sabes que luego tendrás que hacer corriendo. Un hogar sin ser tal dulce, son estos días en los que te sientes extraño entre tus cuatro paredes, horas perdidas y de meditación de siesta, de no querer salir de casa de no ser por causa mayor. En fin, que ando vago, demasiado como para escribir algo mas que estas contadas líneas.
Visto lo que han dado de sí unas palabras, me sorprende la idea de haber hecho germinar tanto rencor cuando el caos salpicaba todos mis días. Yo no quiero que nadie me perdone, se lo que hice y no pido clemencia, sino solo pedir perdón como obligación de mis actos. No voy a dar razones, ni motivos, porque aunque este rincón sea público y libre para el que quiera escribir lo que le plazca, no llega a ser tan íntimo y personal como para contar mis motivos personales. Esos solo los saben las personas que me han visto nadando en el barro. Eso he aprendido, ahora que la calma vuelve a cabeza, que no pienso cada acción, cada consecuencia y he vuelto a perder ese frío de cirujano que tanto odiaba, ese mismo que me obligaba a romper cuando algo se torcía, que pensaba que si algo no era perfecto, no había forma de arreglarlo. La verdad es que reconozco a cada persona que ha escrito y no pido a nadie que olvide mis actos, ni menos aún, obligarle a perdonar las cosas que no siente que sean olvidadas. Yo también me he sentido herido, algunas incluso de personas que ha escrito unas líneas llenas de rabia, pero las entiendo y yo esos malos momentos los he dejado en el pasado y he decidido quedarme con los buenos momentos. Son conclusiones mías, vacías para algunas personas y sin ningún afán de revolver viejas heridas o menos aún, volver a hacer daño. Simplemente he visto como soy feliz, como mi circulo en el que confiar mis miedos, es pequeño, privado y siempre dispuesto a darlo todo por esos tesoros que el tiempo me ha puesto en el camino. He dejado de obligarme a buscar algo que perdí hace tiempo, eso lo tengo claro y los últimos meses me han dado la razón, en forma de usar la cabeza en vez el corazón. Es mi particular partida de Poker, en la que tienes que decidir las cosas que jamás podrás apostar por muy buenas que te vengan las cartas. Sin embargo estas son palabras, vacías palabras escritas en un ordenador, algo que no tiene ningún valor excepto para mí, pero como he dicho, este es un lugar libre, cada uno puede leerlo y pensar lo que desee, siempre me ha gustado que sea así. Por eso voy a dar por cerrado este tema y os deseo a tod@s que acabéis el año sin malos rollos y comencéis el siguiente con una sonrisa en la boca.
La verdad es que es difícil dar consejos o permanecer impasible cuando ves algo que no te gusta, algo que has vivido desde el otro lado de la moneda y que ahora, desde fuera piensas que es un error y un masoquismo al corazón. Sin embargo, creo que soy el menos oportuno para dar consejos o ponerme el disfraz de luz de faro en la niebla de los sentimientos. Sería hipócrita hacerlo, mucho, tanto como las puñaladas traperas que he ido dando durante estos dos años, sin ninguna intención de herir pero haciendo heridas, tan profundas como oscuras las noches que pasé en vela, pensando que me daba miedo la soledad. Y aun me da pavor, mucho y cada día, cada segundo, cada instante que uno se encuentra con sus fantasmas, sus pensamientos y sus añoranzas, siento cada uno de esos errores, cada una de esas decisiones como algo roto que dejé atrás, con ese miedo de buscar el santo Grial en unos ojos de diario. Errores, siempre los mismos, siempre ese miedo a no disfrutar del momento, a no saber diferenciar lo que se siente, con el subidón de la madrugada y las ganas de huir de la mañana siguiente. He roto tanto, tantas veces que pienso que tal vez lo merezca, merezca cada una de esas sensaciones, después de la pasión, que abordan mi mente, cada una de mis vendas en los ojos en pensar que tal vez dando un paso mas, solo uno, me enseñe que esa era la chica que me enseñaría a volver a creer en lo que dejé de creer hace años. Siempre mentiras, a lo personal, a lo de obligarme a sentir por no estar solo y con ello creando naufragios, dolor e incomprensión, todo por no acostumbrarme a poder girar en la cama sin encontrar un tope. Aun intento pelear con ello y pido perdón por los días que no lo conseguí, por los días que intente pero no pude, por los días que no me dejé querer. Soy así, ese es mi miedo, mi sentimiento de ser invisible, de buscar la perfección desde la vergüenza, desde el no saber como romper el hielo y preferir echarlo en un cubata, en silencio, pensando que decir pero sin saber como pronunciarlo. Un disfraz de seguridad cuando la pelea no es cuerpo a cuerpo, esa sonrisa, esa broma y ese toque encantador que no sabe analizar los gestos, las miradas o que si lo sabe, nunca piensa que el es el que lo recibe. Son naufragios, islas desiertas que algunas he dejado atrás para no regresar, otras en cambio, se han convertido en compañeras de viaje cuando la pasión se transformó en amistad. Es a ellas a las que pido perdón en especial, porque vieron la cara oculta de mis miedos, de mi falsa indiferencia, del temblor de las piernas, de las palabras escritas para no ser leídas, esas que hablan de como me siento, de como soy y sobre todo las que hablan de las mil y un formas que he mentido delante del espejo. Ahora con el paso del tiempo, recuerdo, simplemente recuerdo en esa morena que cuando aun soñaba con comerme el mundo, me lo dio todo y yo decidí quedarme sin nada, me alegro por ella, tal vez hubiese compartido mi infierno y no es a la persona que desearía que pagara esa penitencia. Recuerdo a una rubia con la que me engañe, con la que quise creer que era para siempre, mientras buscaba en cama ajena lo que no podía encontrar en la propia, primero como algo prohibido y vergonzoso, después tan natural que ahora me da asco solo de pensar en lo que me convertí. No la justifico, pero no puedo culparla por hacer lo que yo tantas veces hice, no fue eso lo que me hirió de ella. Y llegamos al presente, maldito tiempo verbal, que siempre mira un pasito para adelante, presente lleno de sueños, de ideas para acallar los fantasmas, sin miedo a querer querer, pero con pavor al rechazo, así he sido y así seré, ambiguo, un Géminis de sangre, de esos que aunque digan que no crean el amor, desearía que la princesa de sus sueños lo rescatara de esta dura monotonía.
Antes que comencéis a pensar mal, no debo dinero a ninguna mafia o me he metido en un lío grave...o al menos eso creo! Es algo mas personal, una promesa hecha desde el cariño, si suena raro, pero era la única forma de evitar lo que iba a suceder cuando tuviese que cerrar el telón de unos seres mitológicos que me han acompañado durante tantos meses. Es esa sensación de vacío, de despedida a algo que te ha hecho pasar momentos geniales, en los que tu tecleabas una historia, una leyenda que recorría tu cuerpo desde tu cerebro hasta la punta de tus dedos. Han sido momentos horrorosos, de tirar todo a la mierda, de no creer que lo conseguirías, de lloros, rabietas y miradas al cielo preguntándote si en una vida anterior fuiste un sanguinario dictador, porque de otra forma no entendías como no salía nada como debería salir. Luego todo comienza a coger forma, como el barro, moldeandolo con mucho esfuerzo, a veces queda bonito y te alegras, a veces queda una basura y te dan ganas de pegarle con una maza. Pero eso es la gracia del asunto. Al final, cuando ya estas perfilando los detalles, cuando ya solo quieres tener esas hojas entre tus manos, esas fotos entre tus paginas es cuando sientes que algo de ti se perderá con ellas. Tal vez por eso mi cabeza vuelve a rebosar y otra loca idea se vuelve a perfilar en ella, una mas personal, llena de demonios interiores o preguntas sin respuesta. Algo mas oscuro, no sé, tal vez estos años, llenos de silencios, llenos de heridas y zancadillas, han hecho aflorar cosas que no creí que exisitiesen dentro de mí o quizás si lo sabía pero mi visión del mundo rosa pastel no me dejaba ver mas lejos de mi nariz. Tal vez es rabia, odio o todas esas cosas que necesitamos expulsar de alguna manera antes que terminen por envenenarnos. Algunos lo consiguen con una buena charla y unas cervezas, otros necesitan un diván y otros, como es mi caso, solo podemos calmar nuestros miedos explotando folios en blanco con tinta de palabras. Por eso acabaré con mis pobres dedos rotos, porque yo lo pedí, porque sabía que no podía dejar en mi cabeza estas nuevas ideas, estas caperucitas convertidas en chicas de compañía o mi querida bella durmiente con insomnio. Aunque se que por mucho que quisiera evitarlo, incluso lo escribiría con la nariz porque necesito esas palabras, esas sílabas desordenadas, a veces sin sentido y saturadas de sentimiento, a veces ordenadas y frías como el hielo. Porque son solo palabras. Porque así encierro mis fantasmas. Porque son mis palabras.
Vivimos en el mundo de la ilusión y generalmente nada es lo que parece, todo bajo espejos que distorsionan la realidad, a veces queriendo a veces sin querer, tan solo buscando el escudo de la protección para evitar el dolor. Conozco poetas que se esconden tras pintura y nariz de payaso, hasta que las luces se apagan y las lágrimas dan paso a las sonrisas. Escritores que jamás aprendieron la diferencia entre V o B, evitando las normas que aten las palabras y solamente escribir lo que la cabeza no piensa y el corazón sienta. Estudiantes de la mente humana, que se rigen por el corazón y a veces ese exceso de humanidad les duele, tanto que sus ojos parecen reflejar mas años de lo que en realidad tienen bajo los pies. Cada uno con su historia, cada uno con sus fantasmas, sus barreras y sus batallas de barro y mierda. Son las ganas de abrir la puerta, apagar la televisión y tener ganas de soñar, morder la vida y ser nómadas de triste mirada por las continuas despedidas o cálidos abrazos por los reencuentros que nos ofrece el tiempo. Salir del rebaño, tirar al monte y aprender que solo se aprende en el camino, que solo podemos llenar los vasos de la experiencia buscando los pozos del agua mas cristalina y sobre todo que respirar nunca debe ser algo tan frío como una necesidad del cuerpo, sino del alma.
Es Diciembre y como todos los años el espíritu de la navidad, esa agobiante estupidez cubierta de blanco pastel, nos invade y nos infecta hasta el punto, de hacernos mas estúpidos que lo que somos el resto del año.
Es el mes de las vendas en los ojos, de agarrarnos al nacimiento de un niño hace miles de años y olvidarnos los cientos que mueren al día, sin portal, sin belen y sobre todo sin estrella.
Noches de paz forzada, de sonrisas maquilladas y sobre todo, intentar ver a las personas diferentes, sin pensar que no se cambia de un día para otro.
Palmaditas, buenas palabras y un circo tan poco divertido como lamentable.
Así es como vivimos, como respiramos y sobre todo como nos engañamos, tal vez, por la memoria que nos ofrecen unos padres, que con toda su buena fé del mundo, nos hacen creer en reyes magos, estrellas fugaces y carboneros que descienden de las montañas para llenarnos nuestras pequeñas cabezas con caros regalos materiales, fruto de un negocio en forma de catalogo de juguetes.
Luego dejamos de creer, nos enteramos de la realidad y buscamos nuevas ilusiones, en las que no tener que pensar y soñar con vidas mejores o simplemente llorar o reir porque once tios han metido 5 veces un balón entre tres palos.
Pero si algo he aprendido en estos meses es que incluso los sueños cuestan y generalmente mas de lo que en un principio creíamos.
Por eso es mejor no creer en útopias y cerrar en los ojos.
Es mejor no creer ni en zapateros ni en gaviotas, ni en príncipes ni princesas, ni en amores de cupido o finales felices.
Es mejor no creer, sino vivir, bajar a la tierra y caerte en barro, es cierto que es mas doloroso, mas sucio y la mayoría de las veces nada gratificante.
Esa es la realidad, nos guste o no, así somos y como diría alguien que conozco, así nos va.
Tenemos que estar preparados para las cuchilladas traperas, las malas formas y sobre todo llevarnos una buena samanta de ostias.
Así se aprende, a base de las heridas que nos hagan mas fuertes, montando nuestras barricadas para evitar el máximo de porquería posible.
Porque a fín de cuentas no hace falta hacer promesas, ni firmar un contrato para saber la gente que vale, la que sirve de brújula.
Son gente que no necesita mas que una mirada que refleje un "Solo creo en tí" los días que son tan grises que no parece que vayan acabar nunca.
Son las personas que te hacen volver a creer en tí, en los buenos y malos momentos, en tus días de ceguera o ira incontenible, en horas muertas que bailas con el enemigo del espejo o en las que piensas que puedes volar hasta el sol.
En definitiva, es mejor creer en la carne, en las cicatrices y en esas personas que por mucho que te equivoques, te tenderás una mano y te mantendrá de pie.
Llegamos a la recta final del año y como siempre es hora de buscar todas las facturas, todos los pagarés y todos los talones que se escriben al tiempo en busca de crédito en forma de horas. Llega diciembre y estando en Bilbao, no podría llegar de otra manera, es decir, con frío, lluvia y algún que otro chubasco. Es la hora, entre las mantas o con la calefacción encendida de buscar nuestros espacios de seguridad, no mentirnos bajo falsa auto-compasión y valorar en nuestra peculiar curva de balance que nos ha ofrecido o que hemos perdido durante estos doce meses. Como todos los años veremos nuestras meteduras de pata, nuestras rabietas o esas punzadas al corazón cuando el día no ayuda a sonreír y las últimas gotas de un vaso vacío reflejan días de vino y gloria, donde pensábamos que nadie nos podía pararnos los pies. Son días también de buscar nuestras ganancias, nuestros buenos momentos, sonrisas y recortes a la batidora ;) Nuestras nuevas adquisiciones en forma de buenos momentos, atados a nuevas personas o viejas y queridas conocidas. Son sueños, pagos a nuestro tiempo libre y forma de valorar a las personas, los gestos o las acciones que día a día nos llenan de experiencias enriquecedoras o nos enseñan lo que no hay que volver a hacer para no sufrir mas de lo debido. En resumen es buscar nuestro punto de equilibrio, donde todo se compensa y desde donde partir cuando este mes termine y un nuevo año nos salude, con algunas nuevas promesas del primer día, con algunas facturas que dejemos por pagar y nuevos proyectos en los que fijar nuestros ojos.
