12/17/2009

HASTA EL FIN DEL MUNDO Y MAS ALLÁ

Continuando con esta especie de diario de abordo de nuestros pasos por el país del tango, acabamos llegando a Usuaya.

El fin del mundo estaba a un barco con nombre de cigarrillo y patrocinado por una bebida alcohólica, parecía que el destino nos tenía reservado ese viaje en busca de un faro, leones marinos y pingüinos.
El frío nos golpeo tan pronto como el barco zarpó, pero en esas latitudes y con tanta ilusión como abrigo, la baja temperatura no fue suficiente para no disfrutar de ese pequeño faro en el fin del mundo.
Rodeados del paisaje, nieve y un mar para nada en calma, sientes como según te vas alejándote de la costa la calma se apodera de ti.
Es una sensación agradable, simple, algo tan relajado que incluso te molesta cuando acabas viendo cientos de pequeños pinguinitos.
Todo fue perfecto, incluso ese regreso acelerado, como si tuviesemos miedo a que la tierra desapareciese, tuvo su encanto.
Llegar a tierra supuso disfrutar de la ciudad, de sus montañas, sus vistas y su mar.
Esos mismos paisajes que devoramos al día siguiente, esos que aunque los kilómetros se hagan eternos y tengas predestinado perderte, disfrutas como si fuese lo último que verías.
Son cuadros al natural, de esos que pocas veces puedes disfrutar, lienzos que tu memoria recuerda con tan solo dejarla volver a viajar.
Fueron dos días intensos, con tiempo de perderse por las calles y degustar un buen cordero, decidimos que en el fin del mundo solo podíamos acabarlo de disfrutar como solo nosotros sabemos.
De noche y perdidos en el último bar pero eso ya es otra historia.

0 Comentarios:


SOLAMENTE UNA PIEZA...