Hoy hubiese sido de regreso lleno de recuerdos, una entrada llena de lugares, de momentos o anécdotas.
Unas líneas sobre glaciales, sobre la selva o las cataratas.
Aunque el regreso no ha sido como quisiera, no por la gente que dejé atrás o la que he conocido en estos días de tango y vino.
Sino porque mi azul se esta acabando, mi color se apaga y nadie puede ganar una partida contra el tiempo.
Es una sensación de vacío, de esas que sientes cuando algo de tu memoria, algo de tus sentimientos se desprende de ti a cada bocanada de aire.
Son todos los recuerdos, son cada uno de los abrazos, de las sonrisas o de las palabras que han acompañado tu vida.
Es el miedo a no saber seguir caminando sin todo aquello presente, sino con los buenos recuerdos de un pasado donde no había preocupaciones de madurez.
Sin embargo solo tengo buenos recuerdos, nada en el tintero, ningún mal recuerdo o nada que olvidar, sino todo para guardarlo en la memoria.
Por eso el tiempo me ha dado una tregua, me ha dejado llegar para poder ver una última vez mi color azul e intentar darle fuerzas para que no se apague todavía, para que siga siendo mi norte.
Ese azul que lo vi reflejado en la fuerza de unas cataratas, en la magnitud de un glacial o la calma de un mar.
Ese azul que me acompaña cada vez que me miro al espejo, ese azul que nadie podrá borrar dentro de mí
Renaciendo
Hace 9 años
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