Siempre he querido tener un mando a distancia de esos universales, no para controlar todas las televisiones de mi alrededor, sino mas bien el volumen de las personas de mi alrededor.
Poder bajar el volumen de todas aquellas conversaciones irracionales, estúpidas o incluso ofensivas que día tras día llenan tu cabeza. No tienes que oír amenazas o memeces varias de gente que no te conoce y no se molestará jamas en hacerlo, menos mal porque si ya son indeseables como desconocidos, tenerlos cerca supondría una perdida absoluta de un tiempo que escasea, tanto que ningún segundo se vuelve a repetir de nuevo, ni siquiera en el recuerdo.
Entonces te das cuenta que también te gustaría subir el volumen de aquellas personas que te importan, aquellas que dicen las cosas bajitas porque creen que te molestan y sin embargo, deseas oírlo al máximo volumen.
Son esas personas de las que haces como tuyo propio sus quebraderos de cabeza, esas personas que te gustaría oir por encima del ruido de la ciudad, de las conversaciones vacías de mentes enfermas e incluso de tus propios pensamientos porque al fin de cuentas necesitas que estén bien, que sus problemas no caigan en el olvido del silencio, mas que nada porque has aprendido a hacerlos tuyos propios.
Así que me gustaría subir el volumen de la gente que quiero, tanto, que tape todo lo insignificante de día a día.
Renaciendo
Hace 9 años
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