NEGOCIANDO GASOLINA

Todos y cuando digo todos me refiero del primero al último de nosotros negociamos gasolina para continuar viajando.
Da igual si somos Super o Diesel, da igual si tan solo llegamos al 98 o si por el contrario nos alimentamos con la de un transbordador espacial.
Son detalles pequeños o tal vez enormes que nos recargan las pilas para seguir con el camino empedrado en el que se compone el día a día.
Puede ser un abrazo, un beso, sacar la lengua a alguien especial o cuchichear como espías hasta las 10 y media una mañana de domingo.
Así anda nuestro coche, así continua cada segundo y debemos ser consciente de ellos porque no sabemos cuando nos quedaremos en reserva o lo que es peor varados.
Cada minuto de la vida nos vemos sometidos a continuas fugas en nuestro depósito.
Nos vaciamos en días de curro monótonos y agobiantes, en relaciones que se acaban o deberían acabarse, en los atascos de la vida, en la desgracias ajenas que nos salpican hasta hundirnos o nos atragantamos por ver como va el mundo.
Lo importante, cuando te quedes tirado es sin duda tener a un amigo, a alguien especial o a tu propia familia. Esas personas importante que te traen a diario latas de esa gasolina en forma de sonrisas, abrazos, besos o cuchicheos que te hagan seguir viviendo.