UN HOTEL CON UN MILLON DE PUERTAS

En el hotel de la vida hay tantas puertas como queramos, tantas como personas se crucen en nuestro camino, tantas como sueños, tantas como pesadillas, tantas como buenos y malos momentos.
Una habitación, una historia.
Veremos habitaciones cerradas, esas que en un día se abrían de par en par y ahora no hay forma de que vuelvan a abrirse.
Están tapiadas sin ranuras, sin que ni un rayo del pasado las vuelva a traspasar de nuevo.
Hay habitaciones con puertas giratorias, de esas que por mucho que lo intentes, nunca consigues entrar y ver lo que se esconden dentro y una vez cansados volvemos al pasillo.
Hay puertas que chirrían que cuestan abrir o reabrir y sin embargo, ese esfuerzo es realmente necesario porque en el interior se esconden realmente grandes tesoros.
Tenemos cuadros, retazos de la vida en cada esquina.
Recuerdos en modo de fotos mentales, de todos los buenos momentos vividos en cada una de esas habitaciones.
Mientras en la basura o escondidos están los recuerdos no tan buenos.
Hay lugares oscuros donde solo los ilumina la pasión.
Los hay lleno de luz donde aprendes a ver las cosas realmente importante.
Un hotel para una vida, un hotel donde cada uno queramos tenerlo y disfrutarlo.