2/15/2010

COLUMPIO

En los días en los que no teníamos el numero dos delante de la edad nos gustaban los columpios, nos gustaba ir y venir.
Nos encantaba querer y odiar por igual, nos encantaba beber y vomitar, nos encantaba reír y llorar sin límites, sin consecuencias.
Sin embargo cuando estamos mas cerca del numero tres que del dos hay que parar el balancín y darte cuenta que a veces hasta el columpio mas duro se puede romper.
Se puede partir, puedes pegarte una ostia contra el suelo y comprobar que tu juguete preferido se ha estropeado para siempre y cuando ocurre te das cuenta que era único y especial.
Así que es mejor cuidarlo y engrasarlo para que no se mueva hasta que corra peligro de romperse y siempre permanezca flexible como el mimbre.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...