Los secretos son las cosas que nos sobran, los momentos que nos corroen por dentro y no podemos aguantarlos ni un segundo de más en nuestro interior.
Son nuestra forma de confiar en los demás y como nos apoyamos en ellos liberándonos de la carga que nos corroe, es sin duda la forma de poder soportar los reveses de la vida.
Por eso no confío en la gente que te cuenta algo íntimo en la primera conversación, menos aún, si ni siquiera es algo suyo, personal, sino de una tercera persona que seguramente comenzarán a pitarle los oidos.
Generalmente esa misma gente son la que te pide que confíes en ellas, que pueden contarles lo que quieras y con esa excusa, no tardarán en difundirlos como si de una primicia de la prensa rosa se tratase.
Porque vivimos en la era de la información desinformativa, en la época que nos han enseñado que no existe la intimidad, que todos debemos ser porteras o peluqueras de lengua fácil, de esas que no se molestan en pensar en la personas si la información es morbosa.
Por eso yo guardo mis secretos, lo que cuenten la gente que no tiene la llave de ellos es saliva fácil, no me molesta es mas, ni me importa.
Al igual que yo guardo los secretos que me han ido contando, ellos guardarán los mios, es un pacto secreto que no se necesita ni sangre, ni firma alguna para hacerlo valido.
Es algo mucho mas simple, es pensar que pase lo que pase, tus secretos siempre estarán bajo llave y esa simple sensación, te da toda la confianza que necesitas.
Son nuestra forma de confiar en los demás y como nos apoyamos en ellos liberándonos de la carga que nos corroe, es sin duda la forma de poder soportar los reveses de la vida.
Por eso no confío en la gente que te cuenta algo íntimo en la primera conversación, menos aún, si ni siquiera es algo suyo, personal, sino de una tercera persona que seguramente comenzarán a pitarle los oidos.
Generalmente esa misma gente son la que te pide que confíes en ellas, que pueden contarles lo que quieras y con esa excusa, no tardarán en difundirlos como si de una primicia de la prensa rosa se tratase.
Porque vivimos en la era de la información desinformativa, en la época que nos han enseñado que no existe la intimidad, que todos debemos ser porteras o peluqueras de lengua fácil, de esas que no se molestan en pensar en la personas si la información es morbosa.
Por eso yo guardo mis secretos, lo que cuenten la gente que no tiene la llave de ellos es saliva fácil, no me molesta es mas, ni me importa.
Al igual que yo guardo los secretos que me han ido contando, ellos guardarán los mios, es un pacto secreto que no se necesita ni sangre, ni firma alguna para hacerlo valido.
Es algo mucho mas simple, es pensar que pase lo que pase, tus secretos siempre estarán bajo llave y esa simple sensación, te da toda la confianza que necesitas.
1 Comentarios:
A menudo sucede que la carga que llevamos la necesitamos soltar aunque sea un momentito solo. Es tan pesada, no obstante, que no la puedes dejar a cualquiera que te la aguante. Debe ser alguien que no conozca su auténtico peso. Ese alguien suele ser un desconocido, una desconocida. No le pesa tanto porque es ajena a la carga que lleva, en realidad sólo pesa a quien la llleva con tanto ahínco.
Y cuando se vuelve a coger, es un poquito más ligera.
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