La verdad que vivimos en un universo de continuas rebajas, como si de una continua imagen de primer día de rebajas, como esa carrera de personas gritando y empujándose para buscar la mejor de las gangas.
Da igual que se levanten muros y las vidas humanas se regalen a balas de falsa libertad.
Mordemos un mundo enfermo, lo devoramos como si fuese una muestra gratuita y lo consumimos a crédito.
Cuanto mas grande sea nuestro coche mejor, cuanto mas aparentemos mejor, cuanto mas podamos ser como nos dicen que debemos ser...pues mejor.![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOGsYl77_L-Kbq85VKidcrd9h6PxKedBS-VWh9MGf9jrGssTU6HSelMA18GZaxEYGZyMJ-RSTBJIC3QU_DE7x9ZrPX3vu8_2B8EeT9JGLuBBMdfLtK90GJVAvDCxnjG-nNQe_E_ZxT4eUI/s320/rebajas-1.jpg)
Aunque mañana no haya ni para comer.
Como el gran Sabina cantó una vez, nos convertimos en cenicientas de saldo y esquina, de esas que siempre se pierden en los peores callejones.
Somos putas de la vida, de la felicidad y del placer.
Vemos que el mundo esta patas arriba y avisándonos que le quede poco para jubilarse, para irse a tomar unas vacaciones indefinidas y nos mande definitivamente a la mierda.
Nos tiramos de los pelos, viendo que la humanidad se devalúa a cada segundo, que los humanos cada vez somos mas animales que los propios animales y sobre todo, que los sentimientos están en la sección de regalo.
Pero somos así vendemos besos, compramos confidéncias o regalamos amigos e hipotecamos enemigos, de esos que vienen con interés.
Porque vivimos en una vida en venta, tan solo hay que saber cuanto es el precio a pagar y si aceptarán como aval el alma.
Da igual que se levanten muros y las vidas humanas se regalen a balas de falsa libertad.
Mordemos un mundo enfermo, lo devoramos como si fuese una muestra gratuita y lo consumimos a crédito.
Cuanto mas grande sea nuestro coche mejor, cuanto mas aparentemos mejor, cuanto mas podamos ser como nos dicen que debemos ser...pues mejor.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOGsYl77_L-Kbq85VKidcrd9h6PxKedBS-VWh9MGf9jrGssTU6HSelMA18GZaxEYGZyMJ-RSTBJIC3QU_DE7x9ZrPX3vu8_2B8EeT9JGLuBBMdfLtK90GJVAvDCxnjG-nNQe_E_ZxT4eUI/s320/rebajas-1.jpg)
Aunque mañana no haya ni para comer.
Como el gran Sabina cantó una vez, nos convertimos en cenicientas de saldo y esquina, de esas que siempre se pierden en los peores callejones.
Somos putas de la vida, de la felicidad y del placer.
Vemos que el mundo esta patas arriba y avisándonos que le quede poco para jubilarse, para irse a tomar unas vacaciones indefinidas y nos mande definitivamente a la mierda.
Nos tiramos de los pelos, viendo que la humanidad se devalúa a cada segundo, que los humanos cada vez somos mas animales que los propios animales y sobre todo, que los sentimientos están en la sección de regalo.
Pero somos así vendemos besos, compramos confidéncias o regalamos amigos e hipotecamos enemigos, de esos que vienen con interés.
Porque vivimos en una vida en venta, tan solo hay que saber cuanto es el precio a pagar y si aceptarán como aval el alma.
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