SEPTIEMBRE

Cada vez que llega este mes, cada vez que sientes que algo comienza a acabar y otras cosas buscan la forma de empezar.

Es como una vuelta al nuevo curso cuando estrenabas cuadernos, libros e ilusiones.
Es las ganas de empezar con buen pie, de disfrutar el mes que te queda de noches de música y abrazos, antes de volver a el lento caminar de las semanas.
Es un nuevo curso, con unos viejos vicios en forma de mal estudiante.
Es la nulidad para aprender a ser lógico y mecánica que las matemáticas te pueden dar.
Es la suma de faltas, acentos e incoherencias que prueban cada línea que escribo, cada imagen de mi cabeza que intento plasmar en un papel.
Es la confusión de unos ojos mezclados, donde lejos del negro y el blanco se confunden en la infinita paleta de colores de la vida.
Es sentirte que incluso al empezar ya vas a suspender, porque quieras o no, la nulidad que tiene mi cabeza y mi corazón para andar hacia el mismo camino.
Sin embargo todo es diferente a pesar de ser igual.
Es el mismo mes pero no el mismo momento y lo que es mas importante, no es la misma gente y sobre todo no son las mismas relaciones.
Es no darle importancia a la exactitud de las sumas o restas, porque bien pensado, es realmente aburrido que siempre dos mas dos sean cuatro. Es mejor vivir con la variedad de lo incontrolable, de las sorpresas del día a día, aunque alguna de ellas no sea agradable.
Saber que incluso ser un inútil de la palabra escrita y sobre todo un autosucida propio de la hablada, se transmitir, se escuchar y poco a poco, empiezo a saber que me escuchen. Todo eso para mí, es mas importante que cualquier acento o falta de ortografía.
En cuanto a entre el negro y el blanco, en cuanto a los infinitos colores que se pierden mis ojos y los demás si ven.
Realmente me da igual porque he aprendido a echar todos esos colores, todos esos sentimientos y sensaciones en el barreño de la vida, mezclarlos e ir sacando y eligiendo el color que yo decida que sea.
Tendré mi amarillo, mi azul, mi rojo y mi verde preferido.