Cada día que pasa, mas me doy cuenta que la vida es como una gran pelea de boxeo, en la que dar y recibir se convierte en un continuo juego de golpes, en una batalla de infinidad de asaltos.
Te toca da y recibir pero nunca como te gustaría porque ante todo no eres un boxeador y por lo tanto a veces te toca recibir mas de lo que das.
Bueno casi siempre.
A veces consigues impactar un directo con tu derecha y conseguir recuperar algo que creías perdido o incluso salvar algo que conseguías insalvable.
Otras en cambio la lluvia de ostias es tal, que no sabes ni como cubrirte, entre golpes rectos y curvos, entre izquierdas y derechas en forma de mentiras, marrones e incluso amenazas te hacen plantearte que no sabes para que narices te has metido en ese ring contra Mike Tyson.
Te cubres como puedes y aun así sigues recibiendo como un saco, intentas pensar en flotar como una mariposa y picar como una avispa, mientras tu mente intenta tararear el "Eye of the tiger" de Rocky.
En su lugar te mueves como un elefante y picas como una mariquita, porque la sorpresa ante tanta mala ostia te hace bajar la guardia.
Conclusión, mas ostias que recibir.
Si hubiese escrito esta entrada hace unos días, contestaría que la solución es cerrar los ojos y empezar a golpear a lo loco buscando tener un poco de suerte para que uno de tus golpes impacte en tu mala racha.
La solución puede ser un problema, porque algunos de esos golpes puede dar a alguien que te quiere, que te espera junto al ring y desea que no salgas muy magullado del asalto.
Ahora diré que es mejor abrir los ojos aguantar los golpes y replicarlos con la verdad, con la honestidad y sobre todo con la limpieza de saber quien eres, lo qu eres y sobre todo, lo que sabe la gente que te quiere.
Aguantar los golpes y devolver solo uno, certero, que tumbe ese problema, no huir, no esconderse y sobre todo no tener que mentirte.
Darle un golpe al problema, noquearlo y marcharte a tu rincón privado, donde te curaran las heridas y darán agua para el siguiente asalto en forma de problema.
Te toca da y recibir pero nunca como te gustaría porque ante todo no eres un boxeador y por lo tanto a veces te toca recibir mas de lo que das.
Bueno casi siempre.
A veces consigues impactar un directo con tu derecha y conseguir recuperar algo que creías perdido o incluso salvar algo que conseguías insalvable.
Otras en cambio la lluvia de ostias es tal, que no sabes ni como cubrirte, entre golpes rectos y curvos, entre izquierdas y derechas en forma de mentiras, marrones e incluso amenazas te hacen plantearte que no sabes para que narices te has metido en ese ring contra Mike Tyson.
Te cubres como puedes y aun así sigues recibiendo como un saco, intentas pensar en flotar como una mariposa y picar como una avispa, mientras tu mente intenta tararear el "Eye of the tiger" de Rocky.
En su lugar te mueves como un elefante y picas como una mariquita, porque la sorpresa ante tanta mala ostia te hace bajar la guardia.
Conclusión, mas ostias que recibir.
Si hubiese escrito esta entrada hace unos días, contestaría que la solución es cerrar los ojos y empezar a golpear a lo loco buscando tener un poco de suerte para que uno de tus golpes impacte en tu mala racha.
La solución puede ser un problema, porque algunos de esos golpes puede dar a alguien que te quiere, que te espera junto al ring y desea que no salgas muy magullado del asalto.
Ahora diré que es mejor abrir los ojos aguantar los golpes y replicarlos con la verdad, con la honestidad y sobre todo con la limpieza de saber quien eres, lo qu eres y sobre todo, lo que sabe la gente que te quiere.
Aguantar los golpes y devolver solo uno, certero, que tumbe ese problema, no huir, no esconderse y sobre todo no tener que mentirte.
Darle un golpe al problema, noquearlo y marcharte a tu rincón privado, donde te curaran las heridas y darán agua para el siguiente asalto en forma de problema.
1 Comentarios:
Y esperar a que cuenten diez en el caso de tener que salir otra vez al ring.
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