Antes digo que iba a tomar un tiempo para pensar las cosas que escribir en estas líneas con borrones y antes vuelvo a desobecerme.
Pero hay canciones que te revuelven por dentro y canalizas en ella las últimas conversaciones que has tenido con ese universo en forma de personas que te rodean. Algunos nuevo,s otros ya han orbitando tanto delante de tus ojos, que crees conocer cada uno de sus cráteres y cicatrices que absurdamente te hacen pensar que ya nada puedes descubrir en ellos.
Ese es nuestro error, presuponer acciones basadas en nuestras experiencias e intentar dar una razón a cada uno de sus actos.
El secreto es que somos tan viscerales como suicidas emocionales que hasta los mas fríos del polo (entre los que me incluyo) aquellos que conviven con el hielo en el pecho, se emocionan y sufren incluso mas que los kamikazes del corazón cuando descubren que algo suena dentro de sus costillas y retumba, hasta dejar sordo todo ese universo de satelites que tanto creíste conocer y que descubres que tanto queda por descubrir.
No hablo de amor, ya sabéis que no creo en eso, hablo de una ilusión en forma de viaje, en un plan a partes iguales entre la estupidez de un gorro con cuernos y la ilusión del niño que aun reside dentro de mí, ese que saca el dedo, que no piensa, que colecciona heridas y lucha porque nadie le joda la existencia. Ese que es feliz con una caja de cartón convertida en un castillo repleto de ilusiones que proteger de cualquier monstruo que quiera robarlas.
Por eso esta canción, porque a fin de cuentas si algo hay cierto en la vida, es que todos seguiremos cagandola día si y día también, metiendo la pata como seña de identidad a nuestra humanidad, porque eso es lo que nos hace ser especiales, nuestros borrones en el impoluto cuadro de notas de la vida.
Pero hay canciones que te revuelven por dentro y canalizas en ella las últimas conversaciones que has tenido con ese universo en forma de personas que te rodean. Algunos nuevo,s otros ya han orbitando tanto delante de tus ojos, que crees conocer cada uno de sus cráteres y cicatrices que absurdamente te hacen pensar que ya nada puedes descubrir en ellos.
Ese es nuestro error, presuponer acciones basadas en nuestras experiencias e intentar dar una razón a cada uno de sus actos.
El secreto es que somos tan viscerales como suicidas emocionales que hasta los mas fríos del polo (entre los que me incluyo) aquellos que conviven con el hielo en el pecho, se emocionan y sufren incluso mas que los kamikazes del corazón cuando descubren que algo suena dentro de sus costillas y retumba, hasta dejar sordo todo ese universo de satelites que tanto creíste conocer y que descubres que tanto queda por descubrir.
No hablo de amor, ya sabéis que no creo en eso, hablo de una ilusión en forma de viaje, en un plan a partes iguales entre la estupidez de un gorro con cuernos y la ilusión del niño que aun reside dentro de mí, ese que saca el dedo, que no piensa, que colecciona heridas y lucha porque nadie le joda la existencia. Ese que es feliz con una caja de cartón convertida en un castillo repleto de ilusiones que proteger de cualquier monstruo que quiera robarlas.
Por eso esta canción, porque a fin de cuentas si algo hay cierto en la vida, es que todos seguiremos cagandola día si y día también, metiendo la pata como seña de identidad a nuestra humanidad, porque eso es lo que nos hace ser especiales, nuestros borrones en el impoluto cuadro de notas de la vida.
1 Comentarios:
es un placer ver ke eres un reincidente y poder leerte ...jajajaj
Publicar un comentario