EVITANDO LOS CONEJOS BLANCOS

Cuando llevas demasiado tiempo corriendo de un lado para otro llegar a perder la percepción del tiempo. Siempre con una agenda de cirujano, planeando cada hora, cada minuto o segundo de tu día para intentar llegar a todos tus objetivos, pequeños o grandes para cumplir con el horario establecido.
Tal vez por eso, ahora que el final de una etapa se acerca, de una nueva bandera puesta en un sueño cumplido, es hora de pisar el freno y empezar a mirar a los lados, en vez de andar hacia delante como los burros.
Porque tal vez Alicia tenía razón y debemos imaginarnos como conejos blancos atados a relojes de eternos proyectos y sueños a medio realizar que generalmente se convierten en una personal prisión.
Por eso ahora no quiero prisas y quiero disfrutar de lo que venga, recuperar ese disfrute de trabajar sin tener que marcar los tiempos, mascando cada frase que se escribe, disfrutando de los callejones sin salida y creando de forma íntima, sin guión o limitaciones de ningún tipo.
Y la verdad es que realmente estoy disfrutando mucho, no sé si este pequeña redención en forma de relatos cortos, tendrá algún futuro pero la verdad no me importa, porque lo que me esta aportando a mí es una gran ganancia.
Tan solo faltaba el blog, este lugar que también a acabado convirtiendose en otra de esas celdas personales, casi escribiendo a diario atado mas a una obligación que al mero placer de escribir algo interesante desde mi pequeño castillo de arena imaginario.
Así que de hoy en adelante escribiré menos, tan solo cuando sienta, tan solo cuando sonría, disfrute o sufra...tan solo atando palabras a sentimientos, porque que a fin de cuentas, fue por eso por lo que comencé esto hace años.
Sin caer en la agonia del auto-lamento y siempre que se pueda con el humor por bandera, porque la vida ya es bastante amarga como para no echarle un poquito de azúcar.