Si hay que confesar algo y los martes suelen ser día de confesión (los lunes apenas recordamos lo que hemos hecho los fines de semana así que son malos días) es que poca gente me conoce y la verdad sea dicha, me alegra que así sea.
Es cierto que hay mucha gente que cree conocerme y sin embargo, apenas rasca un poco de todo lo que escondo, de mis secretos y defectos, facilmente escondidas tras una sonrisa, una broma o unas palabras de falsa tranquilidad.
Sin embargo pocas personas tienes el privilegio o mas bien, la maldición de conocerme realmente sin maquillaje, a pecho descubierto.
No creo que sea cuestión de tiempo, en mi caso nunca lo fue, es mas una cuestión de seguridad, de afinidad con esas personas especiales que la vida coloca en tu camino.
Por eso estas líneas están dedicadas a dos de esas personas, a dos damas blancas que me protegen en este tablero de ajedrez diario.
Sé que las dos no están en su mejor momento y por eso quiero que sepan que pase lo que pase yo estaré a su lado. Por lo que significan, por esa visión de la vida que a veces es tan opuesta a la mía y que sin embargo, me aporta todo lo que siempre he necesitado para continuar con mis locuras, mis sueños o pesadillas, mis errores y aciertos.
Este no es el lugar para airear sus dudas, es el mio para cederles mi tiempo e intentar buscar soluciones a las incógnitas.
Ellas saben que no quiero que me den las gracias, por muy de corazón que sean, nunca las aceptaré, puesto que esto no se trata de ningún acto altruista.
Mas bien todo lo contrario.
Porque he conseguido curar mis cicatrices, esas que pocas personas han podido ver, gracias a ellas. Porque he conseguido superar mis miedos y tener ganas de volar, de crear y sobretodo de dejar de revolcarme en mi autocompasión, en una miseria que es ya tan lejana en el tiempo que solamente mi doloroso recuerdo la mantenía viva.
Ahí reside mi egoísmo, porque son pilares en mi "yo" actual. El mismo que ya no tiene miedo a mirarse al espejo, el mismo que no tiene ya cuentas pendientes con su corazón y contratos incumplidos con sus sueños.
El mismo que vosotras habéis cincelado de las cenizas del pasado, por eso, yo si os voy a daros las gracias y sobre todo, me pongo a vuestra entera disposición mis queridas damas.
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