A veces te preguntas para que escribes, para que gastas el tiempo y el esfuerzo en unas lineas que no saldrán nunca de anonimato, que no serán las que te saquen de pobre o que no harán que recibas ningún premio.
Realmente lo piensas, pero en seguida, la lucecita de tu cabeza te hace recordar que es por tu corazón porque lo haces, es algo tan personal que ya no concibes hacer de otra forma las cosas, no sabes otra forma de ser ni existir.
No comprendes tu vida sin las palabras, esas mismas palabras que significan tanto para unos y tan poco para otros.
Esas palabras que te dan sonrisas y lágrimas, hasta el punto que una misma frase te puede hacer sentir de mil y una formas diferentes.
Entonces comprendes que lo haces por la gente que te lee.
No por la gente que te da palmaditas en la espalda después de leer dos lineas, no, sino a aquellas que te siguen que les gustan tus palabras y que esperan que escribas algo nuevo.
Es esa sensación la que te hace esforzarte, sacrificar horas de sueño y tiempo de ocio par recibir el mejor de los regalos...hacer sentir.
Hacer sentir que llegas a esos observadores mudos y que aunque sea del tamaño de una mota de polvo, hacer que todo sea un poquito menos gris.
Renaciendo
Hace 9 años
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