12/13/2007

SEGUIMOS

Así el niño convertido en joven pasó unos meses que no olvidaría el resto de su vida. Tal vez fueron unos meses locos, confusos y llenos de luces y sonido, tal vez fue en esos meses donde el niño dijo adiós para dejar solo al joven en su búsqueda.
Aprendió todo tipo de oficios a los que rápidamente se amoldaba sin otra cosa que aquella sonrisa perfecta.
Hizo de iluminador, ayudante, pregonero, montador, maquillador.....cada día un nuevo reto, una nueva experiencia a la que amoldarse, siempre con el tiempo pisándole los talones pero jamás dejando que le atrapase.
Aquel don ante el pluriempleo a marchas forzadas, le hizo recibir el sobrenombre de "multi" por parte de su mentor.
Con el tiempo aquel hombre trajeado le empezó a coger cariño, puesto que como nunca había tenido un hijo sabía que aquella sería la única manera de sentirse padre.
Como padre adoptivo deseaba encontrar al "ladrón de nombre" porque aunque siempre sonriente, el joven intentaba esconder su tristeza detrás de unos ojos que no mentían. Por eso noche tras noche recorría la ciudad preguntando si alguien le podía ofrecer alguna pista sobre el paradero del misterioso hombre.
Aunque por otra parte no deseaba encontrarlo, deseaba que aquel joven se quedara para siempre a su lado, en su compañía y poder enseñarle, con tiempo, aquel ilusorio juego de cambiar los nombres de las personas.
Así que cuando consiguió una información fiable sobre el paradero del "ladrón de nombres" estuvo tentado a no contárselo a "multi".
Tan solo le bastó una mirada del joven para no poder callar y esconder aquella nueva pista hacia la recuperación de su ansiado nombre.
Como había temido el joven hizo las maletas aquella misma noche se despidió con los ojos llenos de lágrimas del hombre, puesto que aquel afecto había sido mutuo y se dirigió rápidamente hacia el puerto.
Su siguiente destino estaba en otro continente, cruzando el basto mar. Su destino estaba en la dirección hacia la que el "ladrón de nombres", a miles de millas de allí.

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