El tiempo se detuvo en aquel desierto para el joven, debía haber aprendido a detenerlo mucho tiempo atrás.
En seguida supo que su dinero no valía en aquel lugar, tan solo sus instintos y habilidades eran lo realmente importante.
Aprendió el complejo arte de la pesca de manos de Sahid quien no se limitó a enseñarle solamente a pescar. Aquel joven de tez oscura como la noche le enseño a cazar, a fabricar utensilios con los regalos de la naturaleza, a crear ropa de la piel de los animales o sobrevivir a aquel exóticamente mortal paisaje.
El joven experimento la libertad al mes de haber entrado por aquellas extensas tierras, golpeadas por el tremendo sol día tras día sin descanso.
Poco a poco, en su mente se fue diluyendo la idea de buscar su nombre, según el tiempo pasó en su cabeza fue desapareciendo el “Ladrón de Nombres”, las grandes ciudades y su cruzada en busca de su nombre.
El joven había comenzado a recorrer aquellas estepas sin siquiera preguntar el nombre de las mismas, sin siquiera saber que según dio el primer paso en aquel lugar su memoria se fue debilitando a favor de su piel.
Cuanto mas se oscurecía su tez menos recordaba de su pasado, hasta que llegó un día a pensar que el jamás había salido de aquel lugar.
Llegó el día que pensó que el había sido hijo de aquellas llanuras desde su nacimiento, a pesar de nunca llegar a ser tan oscuro como su amigo Sahid, el debía haber nacido allí.
El había sido un hijo de “Las llanuras del Olvido” y ahí debía permanecer hasta su muerte.
Así habría sido de no ser porque su amigo Sahid, quien había bautizado al joven con el sobre nombre de “Tel´ña”, le volvió a recordar todo lo que creía olvidado.
“Tel´ña” Significaba extranjero en la lengua materna de Sahid.
Renaciendo
Hace 9 años
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