Bueno creo que me ahorraré el feliz año nuevo y todas esas cosas que se suelen decir sin pensar demasiado, mas que nada, porque este no ha sido bueno y el que viene no tiene pinta de ser para tirar cohetes (aunque viendo y oyendo los kilos de petardos que la gente ha comprado cualquiera diría que hay crisis).
Por mucho que el anuncio del refresco que cambió incluso el color de la ropa al mismísimo Papa Noel se empeñe en vendernos un mundo mejor, es solo eso, un sistema de venta.
Hay demasiada gente que no podrá disfrutar de estas fechas tan señaladas, como dice el vividor ese, ya sabéis el del yerno que no solo mantuvimos sino que además nos robo, porque la navidad no es lo mismo para cinco millones de personas, ni la gente a la que han echado de su casa o todas las personas que hoy han sido tan poco "consideradas" de no aguantarse hasta el dos de enero para morir de hambre o por una bala.
Pero da igual porque es navidad.
Una semana que nos ha demostrado nuestro barbudo salvador y por salvador digo al hombre que iba a sacarnos de la crisis si lo subíamos al altar del poder, que somos una república bananera con un salario que sino fuese tan mierdoso podría tratarse de una broma de mal gusto, que nos vamos a tener que arrodillar para que nos exploten y sino, pues nos moriremos debajo de un puente.
Ese mismo que en tiempo de apretarse el cinturón siguen cobrando dietas, sueldazos y demás aberraciones sin que nadie parezca molestarse, es mas, un saludo especial para el Alcalde y concejales de Tres Cantos porque ese si que valen, demostrando que el color político no sirve de nada cuando es cuestión de subirse el sueldo hasta un 20%
Pero da igual porque es Navidad.
Hoy los cotillones, las cenas y los lujos que hay que aparentar como cantaban lo de la sociedad de alkoholicos, que aunque borrachos y gritones, razón no les faltaba...esa misma canción que terminaba con lo que mañana no haya ni para comer.
Eso va a pasar, es así y antes o después explotará por mucho que la telefonía se emperre en ridiculizar un movimiento hacia el cambio, ese que acabó siendo reprimido con la violencia policial (Curioso que el señor de barbas haya dicho que serán los únicos funcionarios a los que se seguirá contratando si alguien se jubila)
Es hora de darnos cuenta en lo que nos hemos convertido, de dejar atrás nacimientos de mas de dos mil años o ese ansia por parecer mucho mas de lo que somos. Es hora de rebelarnos, de no soportar, de no aguantar y sobre todo de aprender, no desaprender como se empeñan los banqueros, sino en no volver a cometer los mismos fallos.
Ese es mi deseo que seamos felices no por comprar sino por algo que nos llene sin vaciarnos los bolsillos, que no tengamos que exprimir a nadie para poder abarcar mas con nuestros brazos, que apaguemos la televisión y veamos que el mundo es algo mas que unos tipos inflados por esteroídes y chonis poligoneras. Tenemos que aprender que no necesitamos el ultimo movil o un cochazo y sobre todo, debemos aprender que la envidia es lo que nos ha hecho acabar sumergido en este camino de sal y vinagre, ahogados hasta el cuello con deudas por querer aparentar un ritmo de vida que nos metieron por los ojos.
Ese es mi deseo.
En lo personal he cumplido sueños, sin mucho dinero pero con mucho sacrificio y dedicación y eso, no hay oro que lo pague porque ver un libro terminado es pensar, joder, lo he conseguido.
Por eso os animo a que hagaís realidad vuestros sueños, no los que os venden, sino los vuestros propios, esos que siempre quisieron salir y convertirse en algo, aprender a no tener que depender de nada que no sea las personas que quieres, a no querer ser como nadie, sino a ser único, con tus aciertos y defectos pero sobre todo ser felices porque queréis serlo y mandar a tomar por culo todo lo demás.
Este es mi deseo y todo lo demás me sobra.
Os dejo con el 2012...
12/31/2011
LA ULTIMA DEL AÑO
12/27/2011
EQUIVOCACIÓN DE TERMINOS
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12/26/2011
CABEZA
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12/23/2011
CONTADOR A CERO
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12/20/2011
LA LEY DE LA JUNGLA EN LOS DÍAS DE LLUVIA
La verdad es que cuanto mas tiempo pasa mas seguro estoy que seguimos en este mundo por pura suerte. Tal vez cuando íbamos con taparrabos y hacíamos dibujotes en las cuevas Darwin tuviese razón sobre nuestra adaptación y evolución para poder sobrevivir al mundo.
!Pero es que ha llegado un momento en los que nos hemos vuelto gilipollas!
Suena duro pero es la realidad, por ejemplo, si algo nos hace daño pues nos tomamos dos tazas en vez de una. Fumamos, bebemos y nos metemos cualquier mierda química porque nos mola jodernos por dentro para divertirnos por fuera.
Que sabemos que a cien kilometros por hora en un coche es probable que nos matemos, pues vamos a doscientos,total, como controlamos "mazo" no va a pasar nada...hasta que una pared nos demuestra lo contrario.
En vez de buscar cura para enfermedades decidimos inventar nuevas, por si acaso, no vaya a ser que otro país tenga algo con lo que nos pueda coaccionar, bueno y sino lo tiene, pues lo invadimos.
Son detalles genéricos, de esos que no sirven como ejemplo mas lejos de la anécdota. Pero eso cambia si se nos ocurre fijarnos con un poco mas de detalle a la gente que pasea por la ciudad te das cuenta que el problema empieza desde uno mismo. Ya nadie mira al frente, sino en diagonal con un angulo perfecto para poder leer la pantalla de su movil y escribir, en una de las tantas redes sociales a las que nos hemos hecho adictos, algo tan estúpido:
"Voy andando por Bilbao"
Lo dicho estúpido.
Ningún segmento de edad no libramos, es mas, creo que somos tan tontos que no solo hemos olvidado la educación, sino la fisonomía humana, como algo tan simple que el ser humano tan solo posee una boca para contestar a preguntas.
Otro ejemplo.
Si estas contestando a alguien sobre una dirección y de repente se te cruza un segundo usuario, de esos acelerados con movil pegado al dedo y sin educación de los que he hablado antes y sin dejar siquiera que termines de contestar la duda del primero te pregunta.
- ¿Oye la calle tal?
Una pregunta con aire de perdona vidas, de esas que parece que el esfuerzo que le supone preguntar y gastar un par de segundos, es mayor, que el echo de esperar un segundo.
Solución: Levantas el dedo indice y eliges una dirección al azar, ya sea norte, sur, este u oeste seguido de las palabras "hacia allí"
Generalmente se van, sin dar las gracias por supuesto, viento en polvorosa mientras teclean en su Iphone de ultimísima generación:
"Jejeje soy como wally me pierdo en la ciudad" o cualquier estupidez por el estilo, sin percatarse, que si hubiera utilizado ese milagroso aparato para buscar la dirección en vez de poner tonterías igual hubiese llegado a su destino mucho antes.
Aunque también puede suceder que te pregunten de nuevo, desconfiados sobre tus indicaciones:
- Estas seguro que la calle tal esta hacia allí?
Tranquilos la respuesta es bien fácil y sencilla.
¿La calle tal? No hacia allí se va a la mierda, a la calle no tengo ni idea.
Pero como he dicho nadie se salva de esta falta de inteligencia masiva, o incluso hay gente que utiliza la baza de la educación para poder hacer lo que les de la gana amparadas bajo el eximente de su edad.
Hablo de las señoras mayores de abrigos marrones.
Si van en manada esta jodido, porque son eso, una manada lenta, impasible cuya dirección no puede variar ni un milímetro. Si además es un día de lluvia es aconsejable taparse los ojos, porque en su paso no repararan en mover su paraguas con sus afiladas varillas para que acaben impactando contra tu cara o salir de debajo de los resguardos a pesar de verte que estas sin la protección de un arma como la suya.
Aunque llevar un paraguas puede ser incluso peor.
Entonces comienzan las justas, esas de las películas viejas donde se enfrentaban dos caballeros montados en sus corceles. Es imposible no chocar y por mucho que levantes tu paraguas para evitar la sangre ellas no quieren evitar la lucha y la sed por causar dolor de sus malvadas varillas golpean de nuevo tu cara.
Da igual como vayas o lo que hagas porque es ley de vida, ellas mandan, es su territorio y están deseosas por causarte dolor...y como oses decir cualquier cosa te recordarán lo maleducada que es la juventud...aparte de tuertos por supuesto.
Así pues si Darwin viese esta sociedad en las que me ha faltado hablar de la gente que va a tope con la música del coche y baja la ventanilla para intentar hablarte, los que piensas que son los dioses del engaño intentando contarte la peor historia que jamás has oído o las tías que a pesar de estar rozando los cero grados necesitan salir a la calle luciendo cacha, estaría seguro que el pobre hombre se replantaría volvernos a considerar seres evolucionados.
12/19/2011
FINALES
Todo lo que tiene un comienzo termina, es una ley inquebrantable que nos sigue con cada una de nuestras acciones. No hay nada eterno, para eso estan los finales, para no acomodarnos e intentar aprovechar al máximo el tiempo que dure nuestro ciclo vital.
Hay finales que dan pena, que crean añoranza y nos hacen ver que tal vez deberíamos aprender a exprimir mas nuestro tiempo. Hay finales que no nos afectan demasiado o tal vez nos afecta de forma indirecta hacia el nuevo principio, si como suele ser habitual, celebramos la entrada de un año nuevo con una señora borrachera y su posterior resaca infernal. Pero sobre todo, hay finales necesarios de esos que cierran ciclos o otorgan un descanso necesario para poder abrir nuevos principios y dirigir la vista hacia otra dirección. Son el final de los momentos de excesos, de no dormir y darse cuenta que como todo el mundo, todos tenemos un límite que tu cuerpo se encarga de recordartelo cuando cruzas la línea roja.
Esa delgada frontera que transforma el sueño en obsesión y las ganas en esfuerzos muy por encima de las limitaciones personales. Son momentos de reflexionar y sucede como cuando comes a diario tu comida preferida, que al final, terminas por cogerla cierto asco.
Es aprender a cerrar proyectos y dejarlos ahí, escondidos en la memoria durante un tiempo, invernando, esperando que la motivación que te inundó una vez regrese de nuevo impolutas, sin manchas y con nuevas ideas para hacer ese pequeño galimatías en algo tangible y viable. Porque hay que tener en cuenta que la mayoría de los sueños requieren dos factores fundamentales, dinero y tiempo. Dos incognitas de la ecuación que separa el éxito del fracaso, dos materias primas de las que ahora no estamos sobrados.
Menos si se trata en un proyecto en equipo, de esos que se puede caer todo el chiringuito si uno de los pilares tambalea y en estos instantes, puedo casi asegurar que no es uno, sino los dos pilares maestros estan con grietas que hay que oxigenar sino queremos un mal final.
Por eso apoyo la idea de comenzar el año con otras cosas en la cabeza, llamarlos pájaros si os apetece, proyectos empezados y otros por empezar, pero antes, bajar el telón de el que nos ha llevado tantos meses para dejarlo madurar y si las fuerzas o las ganas quieren, darle la vuelta de tuerca necesaria para tranformarlo de un proyecto casi artesanal en una novela industrial.
Sin embargo esa es otra historia, ahora es tiempo de despedir el año y pensar en no beber mucho ese último día que los excesos se pagan y ya creo que hemos cotizado demasiado en esta historia.
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12/15/2011
REDENCIÓN
fría y lamentablemente para este que escribe nunca supo lo que era eso. Si te mueves por impulsos estás jodido, mas que nada porque te sumerges en el negro cuando casi acariciabas el blanco. Necesitas estar desconectado del mundo y buscar algo que consiga quitarte esa sensación de desencanto en la boca, intentando airear tu frustración con los dedos atados a un mando mientras luchas en una guerra mundial virtual. Pero no funciona. La sensación sigue rondando tu cabeza y cuanto mas aprietas el botón mas frustrado te sientes, porque a fin de cuentas, podías haberte ahorrado dos años de vida y haber empezado a matar marcianitos antes.
12/12/2011
APATÍA COMIENZA CON L
Es un cansancio físico pero sobre todo emocional, seguramente propiciado por este mes que la añoranza golpea con mas fuerza. Diciembre es un mes maldito y querido para mí, de esos que aunque te dio alegrías me produjo una tristeza que regresa cada año como el turrón pero sin villancicos o sonrisas, simplemente con el vacío de la ausencia, que salpica inundando todas mis convicciones. Que inunda de negro decepciones al ver cosas que no te gustan como terminaron, al comprender que debes trabajar mucho mas duro, mucho mas constante para que la siguiente vez lo que imagina tu cabeza quede plasmado en el papel.
Son sueños que no acabaron por cumplirse o espejismos que pensaste que serían sinónimos de eternidad.
Una eterna utopía que hace que otro año mas no consigas encauzar tu vida y según miras a tu alrededor menos piensas que el amor es una buena palabra, sino algo tan efímero, que medias naranjas que pensaste que jamás se separarían terminaron por convertirse en agrio zumo.
Tal vez sea mi nueva comedura de tarro, esa que utilizo para no tener que escuchar a la prisión de mi costillas, esas historias descontadas que casi sin quererlas las estoy haciendo mías. Mis pequeños personajes sombríos, llenos de dudas y pecados que redimir han terminando por convertirse en pequeños reflejos de mí mismo. Son mis espejos, al principio no lo vi, pero según las palabras iban apareciendo a través de mis dedos comprendí que todos ellos son una pequeña parte de mis pesadillas en forma de melancolía, odio o cualquier otro sentimiento que intento guardar en lo mas hondo de mi armario aunque siempre termine oliendo a muerto.
O tal vez solo sea otro Lunes lunero de esos de mucho sueño y con la desgana generalizada recorriendo mi cuerpo.
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12/09/2011
EL PAVOR AL DÍA DESPUÉS
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12/07/2011
VIVIENDO EN UN ESPEJISMO
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12/05/2011
VENDEDORES DE ENCICLOPEDIAS
12/01/2011
KAMIKAZES CON SONRISAS EN LA BOCA
A veces sientes que llegas hasta extremos que nunca creíbles posibles, son momentos es que estiras tus conocimientos, haces pequeñas tus limitaciones y consigues dar otro paso mas cuando tanto tu cuerpo como tu mente te dicen que lo mejor es rendirse.
Instinto de supervivencia lo llaman.
Un nombre apropiado si se trata de algo físico del estilo encontrarte perdido en una selva o desorientado en un desierto sin agua. Pero cuando es algo de la cabeza la cosa cambia, no es instinto, sino inconsciencia, esa bendita maldición en forma de enfermedad por no poder estar quieto, por querer malgastar y destrozar tu tiempo de descanso y sueño.
Son las ganas de convertirse en kamikazes, en Lemmings saltando por acantilados o equilibristas sin red, elecciones estúpidas que no piensas demasiado, menos aún, si encuentras a alguien que te acompañe en ese particular viaje a los infiernos.
Bajando al abismo, resbalando, cayendo, golpeandote hasta hacerte sangrar todo por seguir una idea perdida en tu cabeza, un simple boceto con alma de Judas que el día a día no te permitirá conseguir con facilidad.
Pero al final, si tienes algo de suerte, lo consigues y asciendes de nuevo con tus compañeros de fatigas, llenos de suciedad, con cicatrices y alguna que otra lágrima aun pegada en las mejillas hasta llegar al punto de partida.
Es cuando miras al abismo desde arriba y lo ves mas grande de lo que lo recordabas cuando decidiste descenderlo,observar el premio conseguido y tras tomarte un segundo para recuperar el aliento, vuelves a esbozar una sonrisa dibujando esa maldita pregunta.
- Qué, ¿volvemos a bajar de nuevo?
La conclusión es que a veces no hay solución.
DESENCUENTOS DE HADAS (FINAL)
Cuando la joven cruzo la puerta y se encontró en un lugar totalmente diferente, la verdad estaba empezando a acostumbrarse a aquellos viajes relámpago a través de los lugares de los cuentos.
Aquel lugar, era igual de blanco que el sanatorio en el que Alicia pasaba sus días entre fiesta imaginaria y pastillas.
Frente a ellos había otra puerta de madera, sin ningún otro detalle que decoraran las blancas paredes de alrededor.
- Estamos de nuevo en el manicomio.- Preguntó Erika.
- Se parece.- Contestó el hada.- Los cerdos no son muy buenos haciendo edificios.
La joven abrió la puerta.
- Odio las resacas, por cierto, esconde la botella dentro de tu chaqueta.
Erika hizo caso al hada y traspasó la puerta que daba paso a una sala mucho mas amplia, iluminada y con los mismos cuadros de paisajes colgadas por todos lados.
Había multitud de mesas todas ellas ocupadas por ancianos y ancianas que jugaban a las cartas, al dominó o simplemente miraban fijamente algún cuadro con la mirada perdida.
- Buenos días, bienvenidos al asilo Oz.- Les abordó un hombre de hojalata.- El descanso de todas las almas malvadas del lugar.
Erika miró sorprendida ante aquel ser, vestido con una bata blanca, que relucía aun mas su metálica piel.
- Déjate de rollos chatarra.- Contestó timbre.- Vengo a ver al viejo.
- Pequeña maleducada.- Replicó el enfermero.- Esta donde siempre, junto a la tele.
Timbre le hizo un gesto a Erika para que se dirigiera al fondo de la sala, hasta el rincón mas apartado de la misma.
Mientras andaba la joven se fijó en todos aquellos ancianos que ocupaban las mesas.
Eras personas realmente mayores.
Sus ojos vidriosos, sus cabelleras blancas y alborotadas, sus narices puntiagudas, sus verrugas o sus afiladas uñas, daban una idea de quienes fueron en el pasado.
- Nosotros nos volvimos depravados.- Oyó decir a Timbre.- Ellos se quedaron en el paro.
- ¿Son las brujas de los cuentos?
- Son las brujas, magos y todo aquel que alguna vez fue malvado.
Pasaron junto a cuatro viejas decrepitas que chillaban sin cesar con un montón de cartas sobre la mesa.
- Fíjate.- Dijo señalando a las brujas.- De hacer malvados planes a discutir al chinchón.
Las brujas no hicieron ni caso a la joven y continuaron con su acalorada discusión.
- Patético.- Concluyó Timbre.
Al final de la sala había un anciano solitario, vestido con un impoluto uniforme rojo de capitán de barco.
Aquel anciano miraba atentamente a una televisión donde había puesto un documental sobre el mar, mientras con ceño fruncido no dejaba de hablar entre susurros.
- Buenas tardes capitán.
Timbre mientras sobrevolaba a pocos centímetros de la cara del anciano.
- Maldita hada.- Gruñó el viejo.- tuve que acabar contigo cuando pude.
- Relaja viejo.- Contestó sonriente Timbre.- Que siempre me equivocas con mi hermana.
Erika se quedó mirando a aquel anciano con nariz aguileña y comenzó a intuir de quien podía tratarse.
En ese instante llego un espantapájaros vestido de enfermero, o tal vez era un enfermero vestido de espantapájaros. La verdad era que Erika ya no sabía lo que veía y dejaba de ver, en aquel extraño mundo.
- Haber capitán.- Dijo el enfermero mientras le tendía un pequeño vaso de plástico.- Tu medicación.
- Mierda de pastillas.- Replicó el anciano mientras se las tomaba.
El enfermero no se preocupó siquiera en ver si había tragado la medicación y se alejó en dirección a las cuatro brujas que jugaban a las cartas.
Tan pronto como comprobó que nadie miraba el viejo se sacó las pastillas de la boca y las escondió en el sofá.
- ¿Quién demonios es esta?- Preguntó mirando fijamente a Erika.
Fue entonces cuando la joven comprendió realmente, que aquel indefenso anciano había sido uno de los personajes fantásticos que mas la habían aterrado en su niñez. Aquel capitán con su temible tripulación, aquel corsario que aún reflejaban aquellos ojos negros como la noche. Aquel viejo capitán que una y otra vez quiso atrapar sin conseguirlo al niño que nunca debió abandonar el país de nunca jamás para montar un bar.
- Dale la botella.- Oyó decir a Timbre.
Erika sacó el Ron debajo de su chaqueta y se lo dio al anciano quien lo cogió con avidez. La joven no pudo evitar fijarse en su mano derecha, una mano que no se movía puesto que estaba echa de plástico.
El capitán observó a la joven.
- ¿Te gusta mi mano?- La preguntó enseñando una sonrisa sin la mitad de los dientes.
- No es eso, es que
- A mi también me da asco.- Le cortó el capitán.- Mi garfio era otra cosa.
- Ya empezamos.- Replico Timbre.
El anciano la miró con cara de odio mientras daba un largo trago a la botella.
- Mi barco, mi tripulación.- Continuó.- Incluso ese maldito Cocodrilo.
El viejo dio otro largo trago a la botella, mientras parte de aquel dorado líquido se derramaba por la comisura de sus labios.
- Y mírame ahora.- Concluyó.- Aceptando limosna de mi odiado enemigo.
Timbre se posó en la boquilla de la botella mientras miraba con una amplia sonrisa al capitán.
- Entonces le diré a Peter que no te consiga mas Ron de contrabando.
El anciano hizo un aspaviento para apartar al hada.
- Mejor dile que venga a visitarme.- Respondió el viejo.- Aun tengo mi espada guardada para él
Timbre se volvió a posar en el hombro de Erika.
- Nos vamos.
La joven dejó al viejo dando otro trago al Ron y tomó el camino por el que había venido.
- ¿Por qué le ayudas si sigue queriendo matar a Peter Pan?- Preguntó Erika
- Porque sigue siendo el Capitán Garfio y no lo ha olvidado.
Pasaron de nuevo junto a las cuatro brujas que ahora estaban mucho mas calmadas después de la medicación.
- Míralas son lamentables.- Continuó Timbre.- Se han olvidado de todo.
Las ancianas ni se molestaron en levantar la vista de sus cartas.
- Ya no hay manzanas o agujas envenenadas en sus drogadas cabezas.
Timbre negó con la cabeza.
- Tan solo existe el Chinchón, comer y dormir.
La joven llegó hasta a la puerta por la que habían entrado.
- Bueno es hora que vuelvas Erika, cierra los ojos.
Erika obedeció y cerro los ojos mientras notaba como sus pies se separaban del suelo durante un instante.
Cuando los abrió había vuelto a su cocina, todo estaba como ella lo había dejado, incluso la leche aún humeaba. Parecía que no había pasado ni un segundo desde que Timbre la enviara a conocer como había acabado el mundo de los sueños.
- Bueno es hora que vuelva a mi casa.- Dijo el hada mientras se metía en el tarro de colacao.- Ciérrame la tapa cuando te vayas.
- ¿Te vas ya?- Preguntó la joven.
- La resaca me esta matando y ya has visto que para lo que hay que ver, mejor dormir.
La joven miró a Timbre quien se giró para dedicarle una sonrisa llena de tristeza.
- Me lo he pasado bastante bien.- Dijo el hada.- Un placer Erika.
- Lo mismo digo Timbre.
El hada se metió en el tarro, la joven cerró la tapa y lo guardó con mucho cuidado en el armario.
Sus ojos se fijaron entonces en un tarro de café que debía de tener el mismo tiempo que el de colacao, por lo descolorido de su etiqueta.
Erika recordó entonces lo que Timbre le había dicho sobre las casas de las hadas y los genios, cogió el embalse y lo frotó simplemente por tentar a la suerte.
La tapa salió disparada y una nube de café salió al exterior del tarro, dando forma casi al instante a una figura humana con un turbante azul en la cabeza y un chaleco del mismo color.
- Tienestresdeseospideloquequieras.- Dijo a toda velocidad el genio.
Erika no sabía que le estaba diciendo aquel ser.
- Vengaquenotengotodoeldía.- Continuó
Entonces la joven comprendió que no es que hablara un idioma raro, sino que hablaba demasiado rápido.
- Mas despacio que no te entiendo nada.
- Di, go.- Gesticuló el genio.- Tie, nes, tres, de, se, os.
- Tampoco tan lento.
- Haber niña.- Replico con tono enfadado el ser.- Piensa el primero que no tengo todo el día.
- Oye cálmate
- Vive en un tarro lleno de café durante años y luego me dices que me calme.
Erika quiso replicar pero el genio volvió a ser mas rápido.
- Bueno piensa tu primer deseo.
La joven pensó en dinero, en fama o en cualquier otra cosa que toda persona hubiese deseado en su situación. Sin embargo, no podía sacarse de la cabeza todo aquel mundo que acababa de visitar, todos aquellos cuentos que tanto había cambiado.
Recordó a caperucita, a su caperucita tan dulce y risueña, a los tres cerditos que tanto pelearon contra el lobo, a Alicia y todos aquellos que alguna vez habían ilusionado a Erika.
- Valedeseoconcedido.- Dijo el genio.
- Si aún no he pedido nada.
El genio esbozó una sonrisa.
- Créeme.- Dijo chascando los dedos.- Ya lo has hecho.
En ese instante el genio desapareció y Erika se preguntó que había pedido, cuando el tarro de colacao comenzó a moverse violentamente.
La joven volvió a coger el bote donde vivía Timbre y lo abrió para comprobar si el hada continuaba allí. Al abrirlo el hada salió volando a toda velocidad con una pequeña maleta en cada mano.
Esta vez vestía con un vestido verde y una diadema de flores decoraba su liso pelo rubio que resaltaban sus ojos azules.
- Bueno Erika aquí nos despedimos.- Dijo esbozando una sonrisa.- Gracias.
- ¿Gracias?- Respondió la joven.
- Por pedir que los cuentos vuelvan a ser como eran.
Timbre dejó las maletas sobre la mesa.
- Ahora vuelvo a tener una linda casita en Nunca Jamás y todo vuelve a ser como antes.
- Pero si yo no pedí nada.
- Pero deseaste que los cuentos volviesen a ser como eran.
Erika comprendió que su corazón había hablado antes que su cabeza y su deseo había sido pensando en que todos los niños debían conocer aquellos cuentos, tan llenos de moralejas y mundos fantásticos.
Ella había conseguido que volvieran a ser como debían ser, pero aquello solo se podía mantener gracias a que la gente no volvieses a olvidarlos.
- Antes de irme.- Sonrió Timbre.- ¿Tienes un cigarro?
- Hay cosas que no cambian, ¿verdad?
El hada recogió de nuevo sus maletas y sonrió de nuevo a la joven.
- Es broma.- Contestó el hada.- Gracias por todo en serio.
En ese instante el hada desapareció dejando a la joven sola y con un sentimiento de tristeza invadiendo todo su ser.
En ese instante se fijó en un libro que había sobre la mesa, estaba segura que ahí no había nada antes que Timbre desapareciera.
Erika cogió el libro y se fijó en una pequeña tarjeta que sobresalía entre sus hojas.
- Porque te mereces tu propio cuento.- Leyó en voz alta.- Firmado, Timbre.
La joven abrió el libro y leyó el titulo de aquel cuento llamado “Desencuentos de hadas” y llena de curiosidad, decidió leer el principio de aquel relato con extraño título.
“Entró en la cocina como todas las mañanas, con las legañas bien situadas y bostezando, esa era su rutina, su día a día antes de que el estrés de la ciudad la envolviese.
Abrió el armario y vio aquel viejo tarro de colacao, con la etiqueta descolorida, demostrando que el tiempo que llevaba allí se contaba como años.”
La joven se identifico enseguida en aquellas líneas y cerró aquel libro con una sonrisa en la boca. Llegaba tarde al trabajo, así que cogió su chamarra y se dispuso a salir por la puerta, no sin antes, lanzar una última mirada al libro deseando poder volver a casa para leer aquel regalo en forma de cuento, que Timbre le había dado.
Aquel sería su cuento preferido, el cuento que le recordaría que jamás hay que dejar de soñar. Ese cuento le recordaría que por muchos años que pasasen, por muchos niños que naciesen, aquellos cuentos seguirían ahí para hacer volar su imaginación.
A cambio tan solo pedían no olvidarse de ellos.