Creo que desde pequeños aprendemos que es mejor esconder la cabeza que recibir las ostias que nos pueden venir por asomarla.
Es algo innato, tal vez por herencia genética y complaciencia de nuestros progenitores cuando nos permiten llamar MI CUARTO a una parte de SU CASA.
Es esa aureola de falsa propiedad la que nos hace fuertes y sin embargo, nos convierte a la larga en seres débiles y con el miedo al cambio tatuado en nuestras pupilas.
Puede que nos la demos de rebeldes o incluso de inconformistas y sin embargo, corremos como pollos sin cabeza a la trinchera que nos ofrece nuestros padres cuando algo se tuerce.
Son padres y como tales siempre estarán ahí, observando en silencio para que no te metas en un callejón sin salida y dispuestos a sacarte las castañas del fuego a cada amago de incendio.
Tal vez por eso, por esa seguridad y comodidad nos cuesta tanto volar y vivir para bien o para mal, nuestras propias vidas, crear nuestros sueños y sufrir nuestras desilusiones.
Con el paso del tiempo esa sensación de tener la situación controlada nos absorbe en otros aspectos de nuestras vidas.
Aguantamos los mil y un bombardeos al corazón en una madriguera, que lejos de ser acogedora, parece sacada del mismo infierno.
Inundada por nuestras lágrimas, quemadas por nuestra ira y sobre todo, heladas por la indiferencia de no sentir lo que nuestro corazón quiere sentir.
Pero aun así aguantamos porque nos horroriza volver al exterior y tener que buscar o dejarse que te encuentre, esa persona que realmente haga tu agujero mucho mas confortable.
Sin embargo en el exterior también puedes volver a cruzarte con los lobos y como buena caperucita roja, a veces alguno te engañará con una dulce sonrisa para después devorarte en una cama.
La vida es así y hay que vivirla como viene, sin dar un paso atrás, pero sin confiarse en poder domarla.
Ella es una amante cruel, fría cuando te acomodas, caliente cuando juegas a su juego y sobre todo cruel cuando dicta el final del tiempo.
Por eso, esta entrada esta dedicada a todos aquellos que siguen viviendo fiel a su viento y sobre todo, para aquellos que tienen miedo para hacerlo.
Es algo innato, tal vez por herencia genética y complaciencia de nuestros progenitores cuando nos permiten llamar MI CUARTO a una parte de SU CASA.
Es esa aureola de falsa propiedad la que nos hace fuertes y sin embargo, nos convierte a la larga en seres débiles y con el miedo al cambio tatuado en nuestras pupilas.
Puede que nos la demos de rebeldes o incluso de inconformistas y sin embargo, corremos como pollos sin cabeza a la trinchera que nos ofrece nuestros padres cuando algo se tuerce.
Son padres y como tales siempre estarán ahí, observando en silencio para que no te metas en un callejón sin salida y dispuestos a sacarte las castañas del fuego a cada amago de incendio.
Tal vez por eso, por esa seguridad y comodidad nos cuesta tanto volar y vivir para bien o para mal, nuestras propias vidas, crear nuestros sueños y sufrir nuestras desilusiones.
Con el paso del tiempo esa sensación de tener la situación controlada nos absorbe en otros aspectos de nuestras vidas.
Aguantamos los mil y un bombardeos al corazón en una madriguera, que lejos de ser acogedora, parece sacada del mismo infierno.
Inundada por nuestras lágrimas, quemadas por nuestra ira y sobre todo, heladas por la indiferencia de no sentir lo que nuestro corazón quiere sentir.
Pero aun así aguantamos porque nos horroriza volver al exterior y tener que buscar o dejarse que te encuentre, esa persona que realmente haga tu agujero mucho mas confortable.
Sin embargo en el exterior también puedes volver a cruzarte con los lobos y como buena caperucita roja, a veces alguno te engañará con una dulce sonrisa para después devorarte en una cama.
La vida es así y hay que vivirla como viene, sin dar un paso atrás, pero sin confiarse en poder domarla.
Ella es una amante cruel, fría cuando te acomodas, caliente cuando juegas a su juego y sobre todo cruel cuando dicta el final del tiempo.
Por eso, esta entrada esta dedicada a todos aquellos que siguen viviendo fiel a su viento y sobre todo, para aquellos que tienen miedo para hacerlo.
1 Comentarios:
…y la canción???
Publicar un comentario