Las buenas noches siempre empiezan mal, siempre, no hay excepciones que no confirmen esta regla no escrita.
Es tan cierto como que salgas hacia tu destino una hora y media después de lo que deberías, como que alguien no aparezca, como que otro se apunte a ultima hora, como que el tercero en discordia se quede dormido.
Y así mil y una razones para que pienses que esa cena no va a salir bien.
Pero en seguida te das cuenta que da igual todos esos detalles, da igual las tardanzas, los cambios de plan en el último momento o que el GPS nos pierda camino de Amorebieta.
Sabes que va a ser una buena noche.
Da igual que seamos los primeros en cenar, que algún vaso se rompa, que casi prendamos fuego a la sidrería o que la batamos el record de kilos de nueces devoradas por persona.
No importa recordar las mil y un borracheras, las mil y un consecuencias y desgracias que nos han acompañado durante tantos años.
Porque sabes que va a ser una buena noche.
No importan las discusiones, los txupitos o que tus oídos casi estallen ante la peor versión jamás oída de una canción. No importa que nos perdiéramos una y otra vez por el pueblo, o que acabásemos en un Gaztetxe jugando al ping-pong o hablando sobre los tatuajes y el mundo interior.
Asumes el eterno trayecto en tren de vuelta, la suerte de pillar un autobús por los pelos o los golpes bajos en tobillos y zonas mas blandas. Es natural, tanto, como que alguno que otro tuviese que hacer la cobra por jugar con fuego o mas sencillo sentir que su cuerpo ya no puede mas y expulsa el sobrante.
Todo eso da igual porque ha sido una buena noche...una noche en que volvimos a tener 20 añitos y parecer lo que tal vez, nunca dejamos de ser.
Renaciendo
Hace 9 años
1 Comentarios:
Si, y de tener 20 años, pasamos en unas horas a tener 80... el término resaca se queda muyyyyyy corto...
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