LA SONRISA EN LA BOCA

Un día con un calor infernal, después de un lunes en los que perdiste el sueño, en el que deseaste haber podido robar a la cama mas de una hora.
Un martes como otro cualquiera y sin embargo, no tan normal, no tan frío y como si de un giro del guión ha llegado el sol.
El sol y como si de un conejito duracell te tratases, te recargas y no entiendes de donde vienen las fuerzas.
Parece que en algún lugar de tu cuerpo se resiste a lo que tu cabeza se empeña en hacerte comprender, en lo que tu corazón se desangra por no dejarse matar.
Puede que te sientas mayor, que tal vez hay cosas que hay que ir dejando atrás pero sin embargo, días como los de hoy te recuerdan que aun no se ha escrito la última función.
Son días que el sol te hace revivir, días en los que tienes que correr para coger un autobús, en los que unas cajas de cartón son tu futuro y sonríes.
Un día en el que un nuevo llavero es un tesoro que abre una puerta a la libertad, horas de caos en conversaciones cruzadas sobre un proyecto que a acabado siendo gigantesco, tanto que da vértigo...tanto que te ilusiona mucho mas, tanto que aprendes a empezar a andar bajo el equilibrio mas precario, ese donde no hay red pero que el premio siempre es mayor que unos simple aplausos.
Son noches que se devoran a los miércoles, esas que aparece una sonrisa en forma de ventana, esa misma sonrisa que se refleja en tu boca y te hace sentir estúpido, estúpido por haber pensado que el camino terminaba en un callejón de salida, cuando en realidad se abren un montón de destinos.
Por eso aun quedan muchas cosas que decir, algunos errores que cometer y el mejor acierto que descubrir.