Vivimos en el mundo del rosa color mierda, ese color que solamente las sobremesas saben darte hasta que te salga por las orejas.
Músculos sin cerebro y silicona saturada, nos hacen preguntarnos si no habría sido mejor quedarnos en el árbol y seguir quitandonos los piojos los unos a los otros.
Coexistimos con las mentiras para poder vender, da igual cuanta mierda salpique, es mas, cuanto mas salpique y el escandalo sea mayor, pues mucho mejor.
¿Y si no existe el escándalo?
Pues se inventa por supuesto porque no hay nada mas barato que difamar, total, las grandes cadenas de la basura-visión pagan cheques en blanco a esta justicia de circo.
Lo que pierden por un lado, los ganas por el otro porque siempre habrá alguien que les pague esa multa, en forma de publicidad, politono o todo tipo de merchandising de mierda, que solamente alimenta esta eterna rueda que destroza el buen gusto y el decoro.
Realmente sigue siendo como aquellos payasos de la tele que nos preguntaban que tal estábamos, la diferencia, es que ahora lejos de tener ese encanto ahora solo la caspa, el escupitajo y el insulto del prime-time.
El problema existe cuando ese mundo de rosa mierda se junta con la realidad.
Con ese mundo de locos que vivimos, en el que los hijo de putas se les olvida que segaron una vida, que la estrangularon y trocearon, solo, para que sus padres no le vieran y su futuro corriese peligro.
Tal vez a este malnacido hubiese que colgarle de los huevos el resto de su vida y seguro que se acordaría cada día.
Aunque lo que realmente es asqueroso es que un seudo-periodista le pregunte a la madre de la víctima, esa misma que minutos antes había visto al asesino de su hija, haber si su hija había sufrido anteriormente malos tratos, dando a entender, que la culpa de que un asesino acabase con su vida había sido ella.
Y me pregunto, ¿hasta donde vamos a llegar?
Donde esta el límite de la decencia y la justicia para penar, si, digo penar todo este circo macabro en lo que se a convertido la televisión.
Eso sí, si quieres pensar, si quieres buscar una solución para quizás el mayor problema que existe en estos lares, todo el peso de la ley cae sobre ti.
Así que ya sabéis dejar de pensar y encender el televisión mientras dejéis que se os caiga la baba.
Coexistimos con las mentiras para poder vender, da igual cuanta mierda salpique, es mas, cuanto mas salpique y el escandalo sea mayor, pues mucho mejor.
¿Y si no existe el escándalo?
Pues se inventa por supuesto porque no hay nada mas barato que difamar, total, las grandes cadenas de la basura-visión pagan cheques en blanco a esta justicia de circo.
Lo que pierden por un lado, los ganas por el otro porque siempre habrá alguien que les pague esa multa, en forma de publicidad, politono o todo tipo de merchandising de mierda, que solamente alimenta esta eterna rueda que destroza el buen gusto y el decoro.
Realmente sigue siendo como aquellos payasos de la tele que nos preguntaban que tal estábamos, la diferencia, es que ahora lejos de tener ese encanto ahora solo la caspa, el escupitajo y el insulto del prime-time.
El problema existe cuando ese mundo de rosa mierda se junta con la realidad.
Con ese mundo de locos que vivimos, en el que los hijo de putas se les olvida que segaron una vida, que la estrangularon y trocearon, solo, para que sus padres no le vieran y su futuro corriese peligro.
Tal vez a este malnacido hubiese que colgarle de los huevos el resto de su vida y seguro que se acordaría cada día.
Aunque lo que realmente es asqueroso es que un seudo-periodista le pregunte a la madre de la víctima, esa misma que minutos antes había visto al asesino de su hija, haber si su hija había sufrido anteriormente malos tratos, dando a entender, que la culpa de que un asesino acabase con su vida había sido ella.
Y me pregunto, ¿hasta donde vamos a llegar?
Donde esta el límite de la decencia y la justicia para penar, si, digo penar todo este circo macabro en lo que se a convertido la televisión.
Eso sí, si quieres pensar, si quieres buscar una solución para quizás el mayor problema que existe en estos lares, todo el peso de la ley cae sobre ti.
Así que ya sabéis dejar de pensar y encender el televisión mientras dejéis que se os caiga la baba.
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