EL RENACER DE LOS MUERTOS VIVIENTES

Ha llegado el verano, si el verano en pleno Mayo pero es nuestro verano, tal vez el último...incluso lo aseguraría después de este Sábado.
Aún a Lunes, después de haberte mojado, de haber sentido que tenías el estómago roto en 2000 trozos y con un humor de perros, sabes que fue un buen Sábado.
Aunque hay que decirlo en voz bajita porque es un verano fuera de tiempo y fuera de lugar...tal vez como nosotros y si tuviese que valorarlo hoy Lunes diría que seguramente fuera de lugar.
El sábado fue un día de txupitos, de noches eternas, de brindis y juegos con hielos, fue una noche sin nombre pero con lugar en un tren que nunca debimos coger y sin embargo, de no hacerlo ahora estaríamos arrepentidos.
Fue una noche de canciones imposibles, de bajas de guerra, de llamadas a las 7 de la mañana y reencuentros con nuestro lado infantil, demente, ese que sale en las mejores ocasiones y destroza cuerpo y mente hasta una semana después de la guerra.
Son domingos de Zombies de sofá, de pajas mentales con cafés equivocados de lugar, son cenas explosivas por falta de riego en un cerebro tan seco como el de cualquier muerto viviente.
Son Lunes de caras largas, de gruñidos y promesas de no volver a salir a la calle mas tarde de las 12 de la noche, como una mezcla de cenicienta y Dinio, es decir somos calabazas que nos confunden las noches.
Son promesas tan superficiales como las amistades basadas en el exceso de alcohol, es decir, se dicen muy altas los lunes y los viernes ya no sabemos ni que palabras pronunciamos.
Divina memoria selectiva.
Pero hoy es Lunes así que puedo prometer y prometo que no volveré a salir...palabrita.