Vivir es disfrutar del momento, es tan simple que a veces se vuelve complicado hasta el infinito.
Nos perdemos y entre las cosas que pensamos, que intentamos parecer y desear por ambición se nos olvida la vida es para disfrutarla.
Es disfrutar el placer como si fuese el último día, es reir hasta llorar porque ya han habido demasiadas lágrimas de dolor.
Mezclamos buenos y malos momentos como si creyesemos que podemos controlarlo y sin embargo ese mismo intento de control nos vuelve incontrolados.
Locos por sentir cuando hay que dejarse llevar y disfrutar de la incognita que te depara el día de mañana.
Es cierto que habrán frustaciones y preguntas que cuando encuentres las respuestas dejarán de ser atractivas.
No es falso pensar que vivimos en una sociedad que consume la imagen, que todo entra por los ojos y es dificil pensar que lo que se esconde dentro del pecho sirva para algo mas que latir en un monotono bombeo.
Sin embargo son cosas que ocurrirán nos gusten o no, son sensaciones que nos desbordarán aunque cerremos los ojos, asi que es mejor no pensar en ello.
Es mas divertido sentir el momento, disfrutar de un buen beso, una mejor compañía o una mirada de compice estupidez sin buscar ningún motivo añadido o un futuro que no podemos controlar.
Porque si algo nos tiene que quedar claro es que las cosas suceden nos gusten o no, es simple y hay tantas veces que lo hacemos tan complicado que no valoramos lo importante de lo que supone levantarse cada mañana.
Algo tan simple como que una vida sirve para vivirla.
Renaciendo
Hace 9 años
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