Dicen que la distancia mas corta entre dos puntos siempre es una línea recta. El problema viene cuando esa línea, tan recta y perfecta se pierde en el infinito o por lo menos tiene una longitud de unos 10608.97 kilómetros o 6592.12 millas.
Aunque no hace falta irse tan lejos esa línea puede ser algo mas pequeña de solo unos pueblos, es decir de unos 4.46 kilómetros o algo intermedio como de una provincia, algo como unos 110 kilómetros mas o menos.
Da igual que la distancia sea tan grande como un mar o tan pequeña como una carretera, las dos son igual de salvajes e inhumanas. Las dos pueden ser infinitas si dejamos que el olvido se apodere de esa línea y con ella, los recuerdos se vayan perdiendo en el camino.
Miras a la distancia y a veces te preguntas que hacia donde te llevaba esa línea que tu cabeza inventó, y prometió no olvidar.
Piensas y estrujas tu memoria pero ya es tarde para ello, tu memoria no acaba de recordar como era la cara de la persona que estaba al otro lado de la linea.
Ese punto que a pesar de ser el camino mas corto, el tiempo lo hizo tan largo que no sabes a donde dirigía, sabes que en pasado fue un destino importante para tu corazón pero que ahora, ni siquiera tu alma consigue recordarlo.
Pensar en ello, pensar en todas las personas que a lo largo del camino se han ido quedando, en todos los puntos que vuestra memoria a borrado y sin embargo, como en un día nublado que deja escapar un rayo de sol, tu memoria logra esbozar una imagen difusa de la persona dueña de aquel punto, de aquella pequeña mota que compone tu eterna memoria.
Por eso aunque la distancia mas corta entre dos puntos es una línea recta, la distancia mas corta entre dos personas siempre será el recuerdo. El recuerdo en forma de una foto, de una llamada de teléfono, de un café o de una simple mirada...cualquier cosa que sirva para mantener contacto entre los dos puntos, cualquier cosa para que la distancia no borre jamás las lineas importantes de la vida.
Aunque no hace falta irse tan lejos esa línea puede ser algo mas pequeña de solo unos pueblos, es decir de unos 4.46 kilómetros o algo intermedio como de una provincia, algo como unos 110 kilómetros mas o menos.
Da igual que la distancia sea tan grande como un mar o tan pequeña como una carretera, las dos son igual de salvajes e inhumanas. Las dos pueden ser infinitas si dejamos que el olvido se apodere de esa línea y con ella, los recuerdos se vayan perdiendo en el camino.
Miras a la distancia y a veces te preguntas que hacia donde te llevaba esa línea que tu cabeza inventó, y prometió no olvidar.
Piensas y estrujas tu memoria pero ya es tarde para ello, tu memoria no acaba de recordar como era la cara de la persona que estaba al otro lado de la linea.
Ese punto que a pesar de ser el camino mas corto, el tiempo lo hizo tan largo que no sabes a donde dirigía, sabes que en pasado fue un destino importante para tu corazón pero que ahora, ni siquiera tu alma consigue recordarlo.
Pensar en ello, pensar en todas las personas que a lo largo del camino se han ido quedando, en todos los puntos que vuestra memoria a borrado y sin embargo, como en un día nublado que deja escapar un rayo de sol, tu memoria logra esbozar una imagen difusa de la persona dueña de aquel punto, de aquella pequeña mota que compone tu eterna memoria.
Por eso aunque la distancia mas corta entre dos puntos es una línea recta, la distancia mas corta entre dos personas siempre será el recuerdo. El recuerdo en forma de una foto, de una llamada de teléfono, de un café o de una simple mirada...cualquier cosa que sirva para mantener contacto entre los dos puntos, cualquier cosa para que la distancia no borre jamás las lineas importantes de la vida.
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