Eso ya por sí es preocupante.
No sé si será por haber conocido al bueno, por saber siempre que era el feo o haber sacado demasiadas veces a pasear al malo, pero yo estoy curado de espanto cuando mi pequeño Mr Hyde decide salir a dar una vuelta.
Es verdad que hay que aprender a dominarlo, a llegar a un acuerdo con él y hacerle ver que su lugar en esta vida empieza cuando la palabra y la razón termina.
Tardas tiempo en darte cuenta e intentar educarlo es realmente duro, porque a fin de cuentas nos encanta ser malos, es como una droga, como una manzana prohibida que desde pequeños mordemos y nos engancha porque los niños, nos guste o no, saben antes que es hacer cosas malas que buenas, es genética.
Son nuestros instintos, los que cuando no sabemos controlarlos, nos hacen recibir un millón de leches, miles de despedidas, cientos de broncas o decenas de odios.
La solución no es esconderlo porque no lo podemos esconder, tampoco matarlo porque sino mataríamos a lo que somos. La solución es aprender a convivir con él, trazar el límite hasta donde estas dispuesto aguantar antes de que salga, da igual que sea en la cabeza o en el corazón.
Tal vez a los Géminis nos resulte mas fácil este juego de mascaras, no lo sé, pero ciertamente no siento ningún remordimiento en transformarme, en dejar salir a mis pequeños Mr Hyde cuando alguien pretende hacerme daño.
Puedo ser frío, bastardo, vengativo y cualquier otra descripción que se os ocurra sin remordimiento alguno, tan solo tienen que pasar una de mis barreras, tan solo tienen que salpicar a alguien que realmente me importa y entonces ya no habrá marcha atrás, porque yo no esconderé lo que escondo dentro de mí, hace tiempo que aprendí a no hacerlo, mas bien le daré la bienvenida.
Tal vez suene cruel pero vivimos en una selva de acero y como dice el lema de unos de mis regalos de cumpleaños, "HAY MAS HIJOPUTAS QUE PERSONAS" y tristemente es que no anda desencaminado.
La canción es para alguna que otra caperucita que conozco, bueno en realidad son unas cuantas que aunque les digas cuidado con el lobo, son demasiado buenas para desconfiar.