Llego el día y la verdad no me noto diferente, las mismas canas en los mismos cuatro pelos, el mismo dolor de cabeza y la misma incosciencia improvisada al hacer las cosas.
Tal vez por ese ansia de notar el cambio, intenté organizar algo diferente, una merienda-cena como hacen los treintañeros y luego unos tragos por Bilbao...algo sencillo de realizar para cualquiera y que sin embargo no surtió.
Debí imaginarlo porque la improvisación siempre ha sido la seña de mi cuadrilla, así que tras posponer la cena, todo se termina en un concierto en buena compañía.
Luego todo se lía. Llamadas desde el otro lado del charco, llamadas desde este lado del charco o mensajes cruzados como teléfonos estropeados que no sé sabe muy bien que significan.
Sin embargo acabas en un tren, rebotando sobre un metro y terminando en unas fiestas que creístes que ya habían terminado...pero bueno, tambien decían que el 21 se iba a acabar el mundo y sin embargo, yo he cumplido treinta, así que se han vuelto a equivocar.
Entonces todo se lía txupitos de celebración, mas txupitos y con la tercera ronda, decides que va siendo hora de volver a casa...1 hora y media después al fin te mentalizas para hacerlo.
Luego mas llamadas de telefono y cuando finalmente te duermes, sabes de sobra que al dia siguiente vas a ser un cadaver.
Asi es como amanecí con 30 años, como un zombie y decidiendo que solo me levantaría para descogar el telefono para que las palabras de felicitación taladrarán mi cerebro las llamadas pares....aun así Gracias a todos por acordaros!
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