PIIIIIIIIII

Así empiezan las mañanas, con el maldito despertador y las ojeras de haber dormido poco, demasiado poco.
Vale que es por gusto, que nadie te obliga a estar danzando hasta las tres de la mañana, que tienes unas obligaciones, que tu decides....vale lo que queráis pero es que realmente no hay otra forma de disfrutar de la vida.
Apenas tenemos un par de horas para nosotros, de esas sin obligaciones y a veces, sacrificar el sueño por un poco mas de tiempo, no es que valga la pena, sino que se convierte en una necesidad.
Luego vienen los cafés y las ganas de dormirte en cada esquina, los gruñidos mañaneros y las cabezadas del autobús.
Simplemente es sacrificio y esperar que tu cuerpo aguante, porque el ritmo de vida a veces resulta demasiado alto, demasiado cansado.