CRUZANDO CADENAS

Cruzar historias siempre me ha parecido tan fascinante como complicado. Crear cada uno de esos personajes, moldearlos como el barro, con sus vidas, sus momentos de grandeza y sus mas inconfesables miserias.
Intentas que nunca te salpique y resulte algo genuino, alejados de ti. Pero siempre algo se cuela por el colador y cuando relees tu propia historia, ves un gesto, un brillo o una frase que sabes que es tuya.
A veces te enfadas e intentas arrancar ese trozo, dejarlo sin ese código de barras que lo identifica como una parte arrancada de tu cabeza.
Siempre resulta imposible.
Esos detalles son los que les da la vida, lo que le da el aliento y les hace respirar para hacer creible lo increible y posible lo imposible.
Es esa mezcla de sensaciones y pensar:
“Joder, odio querer a mi caperucita”
Sin embargo quizás es por eso por lo que escribo, porque me divierte crear vidas ajenas y lejanas con mi pequeña parte de realidad.
Porque es un reto cruzar vidas y una satisfacción conseguirlo.