1/29/2011

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Una hoja en blanco y diez dedos.
Una combinación tan creativa como destructiva por igual, sin barreras, sin límites ajenos a los que te provoque la intimidad.
Es perder la virginidad con cada línea, el nerviosismo de si sabrás que hacer, de si tienes que hacer caso a lo que has leído, a lo que has visto, a lo que has mamado durante años y años devorando hojas.
Decides improvisar, dejar los dedos teclear, no pensar, no, no ayuda a sentir lo que escribes, no ayuda a vivir las mil vidas que intentas plasmar.
Es ser el observador mudo, el que siente, el que ve cada una de las vidas de tus personajes, sus miserias, sus virtudes y defectos, sus errores y victorias.
Es sentir el apogeo del asesino, sediento, enfermo, sin mas pensamiento que el de devorar otra vida.
Es percibir por cada centímetro de tu piel el miedo de la víctima, hacer tuyo su pánico y quedarte sin aliento cuando relees lo que has escrito.
Es un cúmulo de sentimientos, cruzados y mezclados con tu presente, con retazos de tu pasado, deformados para dar vida a héroes y villanos, a mundos imaginarios o crueles realidades en las que te hacen mirar a ambos lados de la calle las noches oscuras.
Es sacar tus fantasmas, dejar que vuelen libres y convertirlos en historias, a veces felices, a veces trágicas...eso no lo decides tú, lo hacen tus dedos.
Es el climax de una noche de sexo o la derrota de un adiós anunciado, es tocar el cielo con un buen párrafo o hundirte en el fango cuando las palabras deciden salir desordenadas.
No tiene que ser una obra de arte, ni siquiera estar bien escrito, no hace falta, es tuyo y con eso a ti te vale. Es algo que no estaba y ahora esta, tan sencillo de leer como complicado de que vea la luz.
Simplemente es algo tan simple como todo y a la vez nada.

1 Comentarios:

Unknown dijo...

Animo campeón!!!!


SOLAMENTE UNA PIEZA...