El frío llega como siempre hace las cosas
sin avisar, sin pedir permiso o perdón
Su naturaleza le permite ser inoportuno.
Es la helada realidad de charcos y mentiras
sonrisas perdidas en la lluvia
que el tiempo jamás te devolverá
como un niño mimado con juguetes robados.
Un baile eterno de sombras y luces
perdiendo para ganar
ganando para perder
sin saber siquiera las reglas del juego
Este es el invierno del pecho
congelando ilusiones o promesas
bajo maldiciones en forma de monotonía
con la esperanza que la llama sobreviva al invierno.
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