Hay días en los que quieres escribir pero no puedes. Posas tus dedos sobre el teclado pero no oyes el ruido de las letras al ser pulsadas.
Es un querer y no poder.
Así estas, pasando los minutos sin hacer nada, simplemente mirando la pantalla de tu ordenador. Piensas y piensas pero no se te ocurre nada ocurrente, nada gracioso, ni siquiera una estúpida tontería para hacer replicar las teclas. Nada.
Entonces te miras las manos, están vacías. Vacías de ideas, vacías de sentimientos, vacías de recuerdos, simplemente nada.
Recuerdas cosas, claro, pero no puedes escribirlas. Algo dentro de ti te lo impide y por mas que lo intentas no puedes hacerlo.
Quieres hablar de la marcha de un gran amigo, de tu inseguridad en cuanto al futuro, de tu nerviosismo, de lo que sientes... Tantas cosas y sin embargo tienes las manos vacías de palabras.
Es frustrante, incluso enfermizo. Notar que todas aquellas ideas se agolpan en tu cabeza insistiendo en querer salir, queriendo ser contadas y sin embargo tus dedos se niegan.
Tal vez hoy no es el día, seguro que no lo es, ese momento para contar todas esas cosas. Tal vez tus manos sean mas sabias que tu y comprendan que aunque quieras hoy no puedas, quizás sepan que hoy no debes escribir sobre eso.
No es el momento.
Seguro que ellas saben que lo harás mucho mejor mañana o pasado, da igual. Tan solo se reservan para la ocasión y mientras, te tengas que conformar con escribir sobre que no tienes nada que decir.
Es un querer y no poder.
Así estas, pasando los minutos sin hacer nada, simplemente mirando la pantalla de tu ordenador. Piensas y piensas pero no se te ocurre nada ocurrente, nada gracioso, ni siquiera una estúpida tontería para hacer replicar las teclas. Nada.
Entonces te miras las manos, están vacías. Vacías de ideas, vacías de sentimientos, vacías de recuerdos, simplemente nada.
Recuerdas cosas, claro, pero no puedes escribirlas. Algo dentro de ti te lo impide y por mas que lo intentas no puedes hacerlo.
Quieres hablar de la marcha de un gran amigo, de tu inseguridad en cuanto al futuro, de tu nerviosismo, de lo que sientes... Tantas cosas y sin embargo tienes las manos vacías de palabras.
Es frustrante, incluso enfermizo. Notar que todas aquellas ideas se agolpan en tu cabeza insistiendo en querer salir, queriendo ser contadas y sin embargo tus dedos se niegan.
Tal vez hoy no es el día, seguro que no lo es, ese momento para contar todas esas cosas. Tal vez tus manos sean mas sabias que tu y comprendan que aunque quieras hoy no puedas, quizás sepan que hoy no debes escribir sobre eso.
No es el momento.
Seguro que ellas saben que lo harás mucho mejor mañana o pasado, da igual. Tan solo se reservan para la ocasión y mientras, te tengas que conformar con escribir sobre que no tienes nada que decir.
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