2/26/2013

MUERTE A LOS SUEÑOS POR UN TROZO DE REALIDAD

Un buen resumen de los tiempos que nos ha tocado vivir o mas bien, sufrir a la intemperie. Pero hoy no me apetece hablar de sobres y corrupción. No quiero criticar sistemas arcaicos o parlamentos podridos de poder sin ningún valor mas lejos del dinero.

Hoy llueve y hace frío no es novedad.
Todo sigue igual que ayer, sin cambios, sumidos en una rutina que terminará por convertirse en una mera anécdota como ver a los pobres niños de África morirse de hambre a la hora de comer. Un instante de conciencia culpable entre el segundo plato y el postre, nada duradero, una mera punzada al corazón que olvidaremos cuando empiece la novela, tomemos el primer cubata el sábado o comience nuestra serie preferida.
Mi miedo reside en esos momentos.
La falta de futuro crea asesinatos en masa, muertes de sueños por la subsistencia de la persona. Ahogamos nuestras pasiones cuando los estómagos rugen, perdiendo fuerza, sintiendo como toda la ilusión termina sepultada bajo montones de normalidad. Cuidarte de no destacar o ser diferente por miedo a la crítica. No se trata de nada constructivo, solo el analfabetismo emocional al que nos hemos visto sometidos. Escribir es sinónimo de locura, disfrutar de una película sin explosiones no es sino una rareza y que decir de la música, no escuchar los éxitos del momento no es sino un signo de flaqueza.
Ser un ser con vergüenza es una tara difícil de sortear entre los músculos y sonrisas Profident. La noche está creada para la caza. Nada de charlas sobre viajes o mundos paralelos, todo debe ser visceral, sin mayor sentimiento que el orgasmo momentáneo de la fría mirada de dos cuerpos desconocidos. No hay necesidad de llegar a nada. Tan solo convertir en rutina una cosa que debería empezar con la lentitud que todas las cosas deben comenzar, aprendiendo, disfrutando y dejándote sorprender por los trucos de magia que te pueden aportar unas palabras o los silencios.
Evolución destructiva hacia la muerte emocional en pos de convertirnos en meras cifras. Contabilizar la vida con la racionalidad de las matemáticas y no con la locura de las miradas. Sumando para hacernos importantes. Los polvos que echamos. Las vidas que tanteamos. El dolor que causamos como defensa voluntaria hacia el sufrimiento propio.
Números y mas números jaleados por la situación actual, donde llegar a fin de mes, no es sino un juego de malabares. Frustrados por lo que quisimos ser cuando decidimos dar un paso en la vida y la vida nos lo devolvió con un bonito corte de mangas.
Asumiendo golpe a golpe.
Desprecio a desprecio.
Silencio tras silencio.
Llenando el vaso del aguante hasta que rebosa desparramándose hasta dibujar la idea de levantar la bandera blanca y rendirte. Vivir la rutina. Matar tus deseos o las utopías que durante años crecieron debajo del pecho para convertirte en otro número. El pasado te jalea a ello. Recordándote la mierda tragada y si realmente valió la pena, si te sientes realmente satisfecho con todas esas decisiones.
Miras por la ventana, llueve, día gris y sin muchas ganas de siquiera expulsar unas palabras. Pero las ganas nunca fueron la motivación. Es otra cosa, una que toda esa gente nunca logrará entender y es la manera de sortear a la soledad.
Ilusión.
Eso es lo que mantiene vivo las vísceras y el aire por no claudicar. Un motor que quien dejó arrastrarse por la corriente es muy difícil que puedan volver a poner en marcha.


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SOLAMENTE UNA PIEZA...