A veces hay noches que sabes que se van a torcer incluso antes de salir de casa, son esas, en las que apenas has dormido y cuando sales de currar un sábado a la mañana te tumbas en la cama y no hay forma de echarte la siesta, da igual lo que pongas en la tele, da igual que cierres los ojos o intentes contar ovejitas, al final, te levantas te duchas y sales de casa a verlas venir, bostezas unas cuantas veces esperando al metro, coges algo para beber y para casa de un amigo que ya no se tiene edad para beber sentados en el suelo.
Después todo se complica.
Promesas de rememorar los ¿mejores momentos? de la cuadrilla en un documento escrito, miserias o todos esos detalles que deparecen de la mente cuando comienzan los brindis, y así, trago a trago las horas pasan, comienza la procesión de los sin nombre y se termina donde tantos años comenzó todo...cerrando Txoznas, que debería convertirse en deporte olímpico. Tras la última bajada de persiana, regresa la peregrinación con mas voluntad que ganas reales de buscar un lugar en el que dejar caer nuestro cuerpos y por el camino entreteniendonos con caídas, volteretas y un poquito de sangre.
Es entonces cuando hay que decidir dar el paso, coger el móvil y llamar al último atisbo de esperanza para no terminar regresando a casa.
El gurú del ocio nocturno.
Pero incluso él, con sus dotes por encontrar algún lugar en ese lugar oscuro y atrayente donde terminan los desalmados en las madrugadas de Bilbao, finalmente falla y tras un nuevo caminar vemos que Bilbo ha muerto, nos guste o no, hay que entonar eso de "cuando fuimos los mejores los bares no se cerraban" y hacer lo que hacen los que viven al norte, terminar en casa de alguien que tenga las pocas neuronas, ademas de gran hospitalidad de abrirnos sus puertas para desayunar, ver una simulación perfecta, con volante, pedales y claxon inexistente, de lo que sucede cuando bebes e intentas coger un coche
con mas de trescientos caballos...lastima que nos quedásemos sin repetición de lo mejor de la carrera, bueno carrera tampoco, porque mas bien fue una sucesión de trompos locos ante una recta que resultó curva para el conductor.
Menos mal que al final acabé desayunando, así que desde aquí una ovación a la cocinera y su arte con las tostadas, que aunque el tostador tarde la vida, estaban de muerte...una cosa...¿El pan tostado solo también es comida de tontos?
Como se suele decir el resto es historia, domingo que no existió y lunes deseando que deje de existir, pero como he dicho otras veces, es duro ser marmota y mas, cuando comienzan las fiestas.
Vamos a ver si un poco de rock ayuda a levantar la tarde!
2 Comentarios:
Los gurus, como todo hijo de vecino, van acumulando velas en la tarta y aquello que antaño era coser y cantar se convierte en una hazaña digna de los mismisimos titanes. Me refiero, obviamente, a encontrar un oscuro rincon en el que terminar confesando las penas tomando un ultimo pelotazo, ya caliente y medio derramado. Ese lugar al que solo llegan los intrepidos.
Los que ya gastamos canas, recordamos esos lugares con cariño y nostalgia de una noche bilbaina que ya no volvera. Asumamoslo: las generaciones actuales no estan por esas y prefieren el sonido machacon en los bares (que suena como el programa nº3 de mi lavadora) a las conversaciones infinitas trago after trago.
Habra que buscar nuevos gurus, o, quiza, retirarse de pie, antes que la noche nos destruya de rodillas.
A veces a las palabras repletas de sabidurías hay que escucharlas con atención, la juventud como bien has dicho ya caducó a base de pumba-pimba-pamba...el ritmo de la repetición, ays! pero creo que acabaremos de rodillas por muchas canas que tengamos, mas que nada, porque si llegamos a encontrar un oscuro antro abierto tal vez aun estábamos dentro, pidiendo otro pelotazo a temperatura ambiente (43º) porque no se sí intrépidos o ignorantes de la vida aun nos gusta deambular como zombies en busca de un oasis de perversión.
SALUD Y TOSTADAS!
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